Hoy sentado sobre mi silla, viendo y escuchando poemas inimaginables, admirando y prestando atención a una enorme cantidad de poetas, sentado, sentado sobre esa silla imaginando y dejando volar los pensamientos en lo oscuro e interminable de la mente humana, comprendí que una de las más difíciles decisiones que debe tomar un joven que piensa o planea llegar a lo más alto, es escoger si debe satisfacerse a el mismo opinando los temas que al él le intrigan, o diciendo lo que la gente quiere escuchar para así llegar a lo más alto.Por qué admitámoslo, a la gente no le gusta que la sermonen, y tampoco les gusta escuchar hablar a alguien sobre sus pasiones en la vida, la gente llega de sus trabajos cansados, apenas visualizan su hogar, abren la puerta de su casa y lo primero que hacen es sentarse en ese cómodo y suave sillón para proceder a ver lo que a día de hoy conocemos como internet, navegan y observan los temas que a ellos les interesan, y son de mente cerrada; pasan por alto cosas nuevas y se niegan a aprender algo nuevo, se cierran en su burbuja de gustos y se enojan si alguien les dice algo al respecto o les quiere mostrar algo nuevo.
La gente es así...
Hoy sentado sobre mi silla reflexione que por más que hagas lo que te apasiona, por más que escribas lo que sientes, por más que te esfuerces por mostrarle al mundo lo que tu mente puede crear o lo que tu corazón siente en lo más hondo, eso no importa, al fin y al cabo; a nadie le interesa lo que pase por tu cabeza.
Si descubres algo nuevo, si tienes un pensamiento diferente; simplemente no se tomaran el tiempo para oírte.
Hoy sentado sobre mi silla, con el gato sobre mi regazo, con la cabeza confundida e intentando transmitir lo que siento en este simple pedazo de papel, me di cuenta de que si escoges triunfar, si escoges decir lo que la gente quiere oír, no importa cuánto dinero ganes de eso, al final, siempre te sentirás vacío.