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Nota: ¡Hola, nuevo capítulo! No les quito mucho tiempo. Les dejo adjunta la canción de Grayson. ¡Veo sus comentarios! :)

Instagram: anapaulaher

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Harper y yo nos acercamos a la barra, que estaba repleta de gente. Todo estaba tan oscuro que apenas podía ver con las luces fosforescentes. Por suerte, llegamos al principio de la barra y pedimos nuestras bebidas.

Si seguía de pie mucho tiempo, la presión por los zapatos altos haría presencia.

Miré a Harper cuando habló, a mi lado.

—¿Qué crees que suceda? —masculló, refiriéndose a las llamadas de Grayson—. Parece preocupado.

Las personas se apretujaban detrás de nosotras para un buen puesto y daban empujones cada tanto, pero traté de ignorarlo. Puse una mueca.

—Aprendí con los chicos que lo que se callan, no tarda en salir —dije, dudosa.

Ella pareció entenderlo, como si de pronto recordara que había aprendido exactamente eso en su tiempo con ellos.

Uno de los hombres atendiendo la barra —el mismo que tomó nuestro pedido—, se acercó a nosotras cuando estuvo listo. Preguntó a qué cuenta los anotaba y se sorprendió genuinamente al escuchar el nombre de Grayson, tal y como él lo indicó antes de irse a resolver el asunto de la llamada.

Incluso volvió a preguntar, procurando haber escuchado mal.

—Necesitarás un mejor nombre que ese —se rió él—. Vamos, ¿a qué cuenta pongo las bebidas?

—A la de Grayson McGwire —insistí.

—¿A cuál? —insistió él.

—La de Grayson McGwire.

—Niña, hay más personas que atender —bufó, disgustado—. No puedes meterte en la cuenta de alguien así. Si quieres conocerlo, espera en las escaleras que baje de la zona privada. Pero ahora necesito un nombre real.

—Él mismo nos dijo que lo pusiéramos a su nombre, señor —se indignó Harper.

Por su cara, supe que no nos creía. Me pregunté cuántas veces habría pasado esto para tal desconfianza, ¿o se trataba de que Grayson era... bueno, Grayson McGwire, el actor?

—Entonces, ¿por qué él no está aquí? —suspiró, cansado—. Ni siquiera pide en esta barra, además.

De un momento a otro, la masa de gente se alborotó, pero estábamos tan enfocadas en convencer al hombre que no nos dimos cuenta de que se trataba de Grayson hasta que se apareció entre nosotras.

—¿Qué demonios hacen aquí? —inquirió, aliviado—. Las he buscado unos quince minutos.

—Señor McGwire —el hombre tras la barra volvió a sorprenderse.

—Boom, en su cara —Harper hizo un gesto de explosión con la mano, pero luego se sonrojó—. E-es decir, ¿vió? No mentimos, señor.

A veces, era muy buena. Trataba a todos con cordialidad y educación —sin excepción— y se avergonzaba si no lo hacía, justo como ahora.

Me volteé hacia Grayson, con la pregunta en la mirada. ¡Él mismo nos había propuesto venir a la barra!

—Me refería a la barra de arriba, a la de la zona privada —explicó, rodando los ojos—. ¿Cómo creen que las mandaría aquí?

—A veces eres un poco cruel —mencionó Harper un poco tímida, aún sonrojada.

—Eso no es cierto —insinuó él de vuelta, frunciendo el ceño.

Asaf y la alerta auxilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora