Y ahí estaba de nuevo.
El reloj marcaba nuevamente las ocho en punto, en exactamente una hora terminaba mi turno en la bonita y acogedora cafetería en la que trabajaba desde hace dos años.
Déjenme contarles una historia.
Hace cinco años que me mudé a Seoul, vivía con mis padres en la bella región de Busan hasta que decidí hacerme cargo de mí mismo a los 17 años. Llegué sin saber absolutamente nada, y lo peor, sin un lugar dónde pasar la noche. Luego de recorrer por días las calles aguantando un horrible calor y sin darme una ducha desde que aterricé, encontré unos bellos departamentos en los que tendría que pagar la mitad del dinero con el que vine.
Pero así fue.
Comencé a buscar empleos por doquier, pasé desde arreglar jardines de ancianas hasta repartidor de pizzas. Hasta que un día, cuando fuí a entregar un pedido a un domicilio bastante cotizado, me encontré con ésta hogareña cafetería que solicitaba un encargado; y bueno, mírenme ahora. Tengo un lindo departamento, una bella motoneta color menta y tengo el placer de ducharme hasta dos veces al día si se me pega la gana.
Pero en fin, ese no era el tema.
¿En qué iba?¡Ah, es verdad!, ¡El chico!
Hace seis meses, un chico comenzó a venir diariamente. Él sólo llegaba, se sentaba en la mesa del fondo al lado del ventanal y pedía un Vainilla Latte. Se quedaba exactamente cuarenta y cinco minutos, luego se levantaba, dejaba el dinero en la mesa y sin más, se iba.
Todos estarán pensando, “Rayos JiMin, él tan sólo va porque quiere un café, tú lo estás exagerando”, lo sé porque fue lo mismo que me dijo mi mejor amigo, HoSeok, cuando se lo conté. Pero, ¿No es raro?
Hoy, exactamente a las ocho en punto, el chico se encuentra cruzando la puerta y hace su rutina de siempre. Da un vistazo a la cafetería, camina hacia la última mesa al lado del enorme ventanal y toma asiento.
— ¿De nuevo está aquí? — Preguntó mi amigo y gerente, NamJoon.
— Lo está. — Respondí, soltando un suspiro. — ¿No crees que es raro, Nam? —
— ¿Qué cosa? — Preguntó mirándome con una ceja alzada.
— Él, siempre que viene hace lo mismo, ¿Qué tal si es un psicópata y está estudiando nuestros movimientos? — Dije con un poco de temor en la voz.
— JiMin, dudo mucho que él sea un psicópata, además, no crees que si quisiera hacer algo, ¿Ya lo hubiese hecho? Piénsalo, ¿Para qué esperar seis meses? —
— ¡Tal vez está planeando una emboscada!, ¡Rápido Nam, busca bien!, ¡Pueden haber cámaras, micrófonos o inclusive bombas! —
— JiMin, cálmate. Esto ya está sobrepasando el límite. ¿Por qué no vas y hablas con él? Siempre viene cuando no hay nadie y estamos a punto de cerrar. —
— ¡¿Ir a hablar con el psicópata?!, Creí que éramos amigos, me dueles, Hyung. — Contesté llevando una mano a mi pecho mientras hacía un puchero.
Él sólo rodó sus ojos con una mueca burlona en su rostro mientras negaba con la cabeza.
— Algún día tendrás que ir a preguntarle por qué te mira así, justo como lo está haciendo ahora. — Dijo, apuntando con su cabeza mientras sonreía al chico. — Ahora tengo que irme, estoy de aniversario con SeokJin y si llego tarde él va a matarme. —
— ¡¿Me dejarás solo con el psicópata?! — Exclamé en forma de susurro. — ¡Pero Hyung! —
— Ya basta, no me hagas que los deje aquí encerrados a ambos. — Comenzó a caminar hacia la salida conmigo detrás de él soltando pequeñas quejas de vez en cuando.
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𝐄𝐭𝐞𝐫𝐧𝐞𝐥.
Fanfiction⚘ Todos los dı́αs, α lα mısmα horα, en el mısmo lugαr, se αpαrecı́α αquel sıngulαr chıco de cαbellos oscuros ч ojos chocolαtαdos. Él sólo se sentαbα, pedı́α sıempre lo mısmo ч me mırαbα. Pero, ¿por qué nuncα logrαbα hαblαrle? 『 ⚘ 𝑶.𝑺 』 『 ⚘...