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Algunas personas creían en el destino, el cual puede jugarnos buenas y malas jugadas.

Uno debe de saber jugar bien sus cartas.

Yo solo esperaba que mi vida cambiara pronto; se lo rogaba a Dios día y noche, solo pedía una cosa.

Una simple cosa y era poder irme de la Ciudad de México e irme a Italia.

Específicamente Milán, quería terminar mis estudios de diseño de moda y tener la oportunidad de estar en la capital de la moda.

El problema es que ese sueño se veía muy lejano y la única manera de lograrlo era trabajando.

Y yo Génesis Montero juraba, que mi vida iba a cambiar y estaba segura de ello.

Porque cuando una Montero se propone algo con todas sus fuerzas, lo logra.

Iría a Milán.

Me volvería una gran diseñadora.

En la universidad era una buena estudiante, tenía un muy buen promedio y por ello tenía una beca completa.

Pero eso estaba a punto de cambiar.

Un mensaje.

Un maldito mensaje.

En el cual me decía que ya no tenía mi beca.

-Esto no puede ser- aquí estaba yo, quejándome con el director.

-Lo sentimos señorita Montero- dijo el director-Estamos muy apenados- trataba de sonar apenado.

-No se como podré pagar mis estudios, solo contaba con mi beca... solo le pido que me diga la razón del porque me la quitaron- trataba de sonar tranquila pero simplemente no lo lograba.

Esconder mis sentimientos era algo difícil para mí, no era buena fingiendo porque tarde o temprano soltaba la verdad.

Una mezcla de sentimientos se apoderaban de mi, forme un puño en mi mano derecha, apretando lo que más podía.

Génesis debes controlarte, me decía a mi misma.

-El señor Lazcano- ese apellido jamás se iría de mi mente- Decidió quitar algunas de sus becas- Lo maldecía, mil veces lo haría.

Me fui de la oficina, estaba tan molesta que ni yo misma me reconocía.

Tenía que hacer algo no podía quedarme a esperar que por un milagro, me regresaran mi beca.

Haría lo posible para recuperarla.

Busque mi carpeta con algunos de mis diseños, le demostraría al señor Lazcano que realmente tenía pasión y determinación.

Sobre todo mi pasión al hacer las cosas porque eso reflejaba en mis diseños.

Saco mi celular de mi bolsillo trasero de mi pantalón, colocó mi huella y rápidamente coloco el apellido Lazcano.

Emmanuel Lazcano.

Iría a su empresa.

Estaba decidida y cuando algo se me mete en la cabeza es difícil quitármelo de encima.

La empresa Lazcano, distinguida por ser un emporio en moda y agencia de modelos.

Pido un Uber y le doy la dirección de dicha empresa.

Veinte minutos y ya me encontraba en la entrada.

-Tranquila, todo saldrá perfecto- necesitaba consolarme y también tomar fuerzas para lo que pudiera ocurrir.

Cambiando mi destino  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora