𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐭𝐫𝐞́𝐬

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Son oceánicos.


──¿Es verdad eso que dicen de ti?

──¿Tú qué crees Juan?

──El hecho de que me sigas llamando Juan me provoca curiosidad y me asusta a la vez

──Pero ¿Qué ese no es tu nombre?──preguntó confundida aún con sus ojos cristalizados.

──Sadie te dije que me llamo Jack──rió el azabache rodando los ojos.

──Bien Jack Jack, suena como un nombre de perro ¿Sabes?

──Oh gracias por el cumplido

Sadie corrió un mechón de su cabello pelirrojo colocándolo detrás de su oreja──¿Sabes? Suena más como un perro Gran danés al que sacas a pasear una vez al mes y se te escapa con intenciones de fornicar a otra perra, ya sabes no es su culpa vivir en un hogar sin patio y césped para-

──Sadie ¿Estás segura de qué estás bien?──elevó una ceja, dejó su cuadernillo a un lado y bajó un escalón de la grada sentándose junto a ella.

Ella tragó bruscamente observando sus manos, no podía permitirse seguir así──Si.. si, lo estoy o al menos lo intento

¿Cómo fue que terminó sentada en las gradas del campo junto a Jack Dylan Grazer? Pues verán está no es una historia cautivante, graciosa y mucho menos romántica.

Retomemos desde el principio del día. Jueves 07:30 am.

La institución abría sus puertas como cada mañana, nada se salía de lo típico y ordinario, las pandillas de amigos se reunían en el receso, los solitarios se colocaban sus audífonos y se sentaban a recibir los rayos del sol, algunos iban a la biblioteca, otros jugaban a algún juego en línea y alguna que otra pareja se reunía en algún lugar secreto donde nadie pudiera verlos.

El caso de Millie era distinto, ella estaba encerrada en un armario y no precisamente con un chico encantador. Se encontraba sentada con una caja de pañuelos a su lado, sus ojos jamás tenían una mirada cálida y está vez si podía notarse que calidez era lo que ella necesitaba, nadie podía oír su llanto o al menos eso pensaba.

El receso del almuerzo apenas comenzaba y algunas personas ya se encontraban en el patio o en la cafetería degustando lo que sea que se haya servido ese día o su propia comida.

──Brina eres asquerosa──la empujó Noah riendo, los cinco iban de camino a la cafetería de la institución.

──¡Oye!──se quejó la rubia──Tú pediste los detalles del capítulo de la telenovela de anoche

₱ɌɆ₮₮¥ ₲ƗɌⱠ  [Fᴀᴅɪᴇ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora