• Capítulo XXI •

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Aeropuerto internacional de Puerto Rico.
21 : 26 P.M

Ya nos encontrábamos en el aeropuerto y mamá Mayra, como siempre tan sentimental nos hizo llorar un poco.

—Odio cuando me hace llorar por este tipo de cosas, solo serán unos días. — Reí un poco mientras secaba mis lágrimas. 

—Sera un mes mis niñas, las voy a extrañar mucho, se que siempre es lo mismo pero no me acostumbro a tenerlas lejos. — Dejó pequeños besos en nuestras frentes. – Saben que pasar mi tiempo de ustedes es lo que más me gusta.

—Mami, no siga llorando que se pondrá feíta y no queremos eso. cuando lleguemos a Colombia la llamaremos no se preocupe. — Dijo mi hermana abrazándola. — No olvide que la queremos mucho mucho. Ese mes se pasará volando.

Mi hermana se quedo hablando con mamá mientras yo había tomado del brazo a mi padre para hablar a parte con él. 

—Papá, quería disculparme por lo de esta tarde. no sé que me pasó que me salí de mis cabales, pero que yo me este disculpando no quiere decir que voy a cambiar de opinión sobre mis palabras, solo es que no fue en la manera en que le tuve que hablar. — Tomé de sus manos. — Lo amo mucho y eso nunca cambiará pase lo que pasé. 

—No te preocupes hija,  tampoco tuve que actuar de esa manera, y también la amo y la amaré a pesar de que pase lo que pase. — Me abrazó un poco fuerte. — Que le vaya muy bien. – Dejó un casto beso en mi frente. – Y tu cabrón  me las cuidas bastante porque sino te mueres. — Señaló Raúl y el rió. 

—Como mandes cabrón, no despegare ni un segundo los ojos de ellas de eso si puedes estar seguro. — Sonrió. 

—Y cuidadito con cualquiera cosa. Nena me avisas cuando llegues sin importar la hora okey. — Dijo y asentí. 

Nos despedimos una vez más y nos montamos el Jet privado, privilegio de conocer a Raúl desde años ¿no? 

Me senté con mirada a la ventanilla, mi lugar favorito de un avión y a mi lado rápidamente se sentó mi morenito posando uno de sus brazos por mis hombros, y coloque en cabeza en pecho. 

Los chicos como siempre acostumbran se fueron a sentar donde quedaban los últimos asientos, así que tanto yo como Raúl podíamos hablar cómodamente. 

—¿Mami si dígame que tiene? — levantó de mi cara — desde que llego al aeropuerto la he notado muy extraña, más de lo que estaba esta mañana. 

—Aún pienso en lo mismo de esta mañana, solo eso. — Entrecogí los hombros como no dándole importancia. 

—Hmm, no te creo, dime ¿Qué te dijo Bryan o que le dijiste tu? — Diablo me conoce muy bien. 

— Esta vez casi se me sale de que tu y yo tenemos algo, pero eso no viene al caso. Solo fueron palabras cruzadas y no supe como responder y el se molesto, en fin. – Suspire – Creo que esta empezado a sospechar y aún más con todo lo que le dije hoy. Y entre una cosa y la otra me dijo en pocas palabras que si entre tú y yo llegaba a ver algo nunca lo actuaría, eso nos complica todo.

—Ay amor. – Soltó un suspiro. – Que te puedo decir, se que es complicado pero lo mejor por el momento será que despejes tu mente de ese tema y te enfoques en otra cosa porque no quiero que te sigas aferrando a eso se como te pones cuando sobre piensas las cosas, ya no te amargues tu mente con esto dejemos que los días hablen por si solos. Todo esto se resolverá solo tenemos que saber hacer cosas con paciencia. Y amor, tienes que aprender a matar un poco tus emociones, no me gusta verte de esta forma.

Un Amor Diferente A Los Demás. - [Re-Publicando] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora