El regreso de la bestia

Mi prometido se casará con alguien más

—¿Más importante? — pregunté—. ¿Cómo?

—Cuando los dragones partieron, Chimuelo era el Alfa, el rey de los dragones, y si Luna es una descendiente, no sé cómo funcione eso para ellos.

—¿Luna? ¿Ser reina de los dragones?

—Si llega a serlo, no podemos mantenerla aquí, el Alfa no pertenece fuera del mundo oculto, aparte, nuestro enemigo si llega a capturarla.

—Pero ella decidió quedarse, yo la dejé ir y ella regresó.

—Lo sé, pero no sé si ella comprende el peligro en el que está.

—Las furias son inteligentes, ella lo sabe, yo sé que estará bien —dije bastante molesta, no dejaré que nos separes.

—Y no quiero separarlas, pero debes saber el riesgo que vive ese dragón solo por vivir, y el mayor riesgo si cae a manos de nuestros enemigos.

—¿Solo me llamaste para eso padre?

—No, aparte quería felicitarte por lo que hiciste hoy, fue muy valiente.

—¿Y me recompensas queriendo quitarme a Luna? —pregunté intentando ocultar mi enojo.

—No quiero quitarte a Luna, pero debes saber que podría pasar.

—Luna no es la reina de los dragones, ya se habría notado —dije dirigiéndome a la salida.

—¿Dónde vas?

—A pensar, igual Luna me hace mejor compañía —dije saliendo y corriendo a los establos y sacando a Luna que siempre estaba ansiosa para un vuelo.

Fuimos a una montaña que tenía una vista impresionante y donde me sentía lejos de todo, me acosté viendo a las estrellas y Luna me hizo saber que quería saber por qué la había despertado.

—Mi padre, lo quiero mucho, pero dice que deberías irte porque piensa que eres el Alfa de los dragones, tonterías, quien sabe si pudieras serlo.

Ella se acostó.

—Pensaba que siempre estabas para un vuelo.

Se quejó y yo reí.

—Si, perdón por despertarte, pero no podía gritarle a mi padre, no tiene la culpa.

Luna levantó la cabeza en curiosidad y rugió, minutos después Altina aterrizó junto a su dragón.

—Hey.

—¿Altina?