Una muerte injusta

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Como he dicho antes, la vida, por una cosa o noticia buena que te dá, te dá otras diez malas. La noticia que me daron aquel día, no era mala, sino horrorosa.

Todavía no os conté nada sobre mi amiga Marta, ¿no? No me gusta nada hablar sobre ello, pero creo es unas de las razones por la que me dí cuenta de que la vida no te da siempre lo que tú quieres.

Marta era una niña genial. Nos conocemos desde que nacimos. Sus padres y los mios eran muy amigos. Los padres de Marta y ella vivian en Puertollano, una ciudad de Castilla la Mancha. Siempre iba allí de vacaciones, era un lugar genial y me lo pasaba muy bien con ella. ¡Eramos las dos contra el mundo! Era fabuloso.Hasta que llegó aquel día.

A Marta le diagnosticaron cáncer a los cinco años, y ya que eramos pequeñas, nunca nos contaron nada. Ella no lo llegó a saber.Siguió con su vida normal y corriente, hasta los 6 años. Se le cayó el pelo. TODO. No quedaba nada en esa preciosa cara.
Me dijeros que se comió una de esas setas venenosas y se le cayó el pelo. Yo me lo creí, claro, tenía seis años.

Tres meses antes de lo ocurrido, cuando las dos teniamos ocho años, Marta se puso muy enferma. Muy muy enferma. Estuvo en el hospital sus últimos tres meses. Y lo que de verdad me fastidia es que no fui a visitarla ni un solo día aún estando en su propio pueblo. Me fastidió mucho, sobre todo cuando llegó el día.

Me desperté de muy buen humor, pero se me quitaron las ganas de sonreir cuando ví a mis padres llorando. Eso me estrañó mucho por que mi padre nunca llora asi que lo que de verdad me preocuaba era que debía de ser muy grave. No tuve más remedio que preguntar que había pasado.

-Marta a fallecido.                                                                                                                       

Contigo, y sin ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora