Anoche

Capítulo único

La luz del sol entraba con timidez por las ventanas cubiertas sólo por las finas cortinas, el ambiente empezaba a calentarse lentamente, el cielo ya estaba claro. Era una cálida mañana de primavera.

Los ojos de Zamas se abrieron con pereza, alcanzados por la claridad del alba. Parpadeó un par de veces y bostezó, mientras sus sentidos se despertaban. Enseguida notó la figura de Black, que dormía tranquilamente a su lado, dándole la espalda. Levantó su mano para sacarse de la frente los cabellos que caían sobre ella, pero al hacerlo notó que su brazo no tenía mangas. Zamas frunció el ceño, algo confundido. Se apoyó sobre sus codos y se sentó sobre la cama, pero al hacerlo, las sábanas que lo cubrían se deslizaron por su torso, haciéndole ver que estaba totalmente desnudo. Zamas abrió completamente los ojos, desconcertado. Como en un acto reflejo, tomó con prisa las sábanas para envolver su pecho y ocultar su desnudez, pero al hacerlo estiró también la punta que cubría a su compañero, destapándolo y dejando en evidencia otra sorpresa: Black también estaba desnudo. Zamas permanecía pasmado. Ninguno de los dos había jamás dormido sin ropa, ¿qué estaba sucediendo? Black se movió un poco y se rascó un lado del abdomen, probablemente como consecuencia del encuentro de su cuerpo con el fresco del ambiente, cosa que agitó aún más al joven kai. Con cuidado, soltó las sábanas y las volvió a poner sobre su contraparte para que no se despertara. Luego se asomó al borde de la cama y encontró que su camisa y pantalones se encontraban tirados en el piso. Se detuvo unos segundos a pensar cómo habían llegado ahí, pero dejó su debate mental para enseguida levantarse, vestirse e ir al baño. Evidentemente aún estaba demasiado atontado para poder pensar las cosas claramente.

Cuando salió del baño, Zamas empezó a preparar todo para el desayuno. Después de poner a calentar el agua para el té, se recostó contra la mesada y se dispuso a examinar la situación. ¿Qué había sucedido anoche? ¿Y por qué no podía recordarlo? Cerró los ojos, intentando rememorar. Recordaba que el día anterior Black se marchó después del mediodía, mientras que él había salido a buscar hierbas para el té a una región cercana. Luego... Ah, sí, Black había vuelto después del atardecer. Zamas frunció un poco el ceño, todavía con los ojos cerrados. Recordó que Black había sido herido por Trunks, y tenía lesiones sangrando en el pecho y brazos. Él enseguida lo curó con sus poderes divinos, y luego... Luego... Zamas abrió los ojos y volvió su atención a la hornalla, para servir el agua ya caliente sobre las hierbas. Mientras esperaba que el té se hiciera, cerró los ojos nuevamente, llevó su mano a la barbilla y volvió a su meditación. Recordó que luego de haber curado a Black el día anterior comieron unos bocadillos, y más tarde fueron juntos a la habitación. Pero luego... Las imágenes se volvían difusas y vagas, como si no hubiera prestado atención en aquel momento, como si su consciencia se hubiera ofuscado de repente. Hizo un esfuerzo para acordarse, intentando guiarse por los pocos detalles que visualizaba... y entonces recordó. La humedad en sus labios, el ardor en sus mejillas, sus caderas moviéndose involuntariamente, los gemidos profanos escapando de su boca. Zamas abrió grandes los ojos, sorprendido por sus propios recuerdos. Había tenido sexo con Black. ¿Pero cómo, por qué? Nunca habían hecho algo así antes; no tenían ese tipo de relación y tampoco habían hablado al respecto. ¿Cómo iba a hacer algo así sin siquiera haberlo discutido? Frunció el ceño e intentó recordar lo que hablaron la noche anterior, pero no recordaba haber hablado nada sobre eso con Black. Nada, ni una oración... Ni una palabra durante todo el acto. ¿¡Cómo hicieron algo así sin decirse absolutamente nada!? Zamas batió la cabeza, frustrado por su propia falta de perspicacia. Se dio media vuelta y volvió a la tetera para colar las hojas de té. Luego sacó el juego de tazas y preparó todo para llevarlo a la mesa de la terraza, preguntándose cómo haría para hablar de esto con Black si ni siquiera entendía cómo había pasado. Quizá el fresco del exterior le ayudaría a despejar sus pensamientos y recordar cómo es que esas circunstancias tan extraordinarias habían acontecido.