Maldigo esa enfermedad que se interpuso entre El amor de su vida y el.
Hinata Shoyo y Kageyama Tobio. Se enamoraron en su primer año en la escuela secundaria Karasuno y su relación por más peleas que tuvieran o bien rara que parezca, los jóvenes cuervos la sabían manejar. Tanto es su amor que recién graduados del karasuno se fueron a Tokio a vivir juntos y entrenar con el equipo estatal. Para ambas partes era un sentimiento mágico, mejor que ganar un partido, mejor que cualquier cosa.
Quien diría que su novio y mejor amigo enfermaría de cáncer neuronal.
Hay veces dónde prevalece la esperanza, pero en este caso lamentablemente no se pudo hacer mucho.Kageyama Tobio murió a sus 20 años dejando solo en este mundo al pequeño cuervo naranja.
Hinata Shoyo cayó más rápido que una casa de naipes cediendo al viento. El amor de su vida se había ido sin siquiera esperarlo.
Le dolía tanto, más que cualquier golpe recibido en toda su vida, esos eran un respiro en comparación al sentimiento que albergaba su corazón.Al cabo de un tiempo, cuando ya se permitía salir de su propia casa tomo la decisión de siempre visitar al Alto amante de la leche.
Todos los domingos Hinata Shoyo va al cementerio para visitar a su novio. A visitar aquella fría lápida de concreto que mantenía siempre acompaña de girasoles frescos.Después de un año de la despedida del Rey de la cancha; su amante, mejor amigo y compañero mantuvo su promesa silenciosa. lo visitaba cada domingo para hablar le de su semana, de sus pensamientos, y de todo lo que le pasará por la mente al joven.
Pero aún así, cada que pisaba esos terrenos y se sentaba frente a la lápida luchaba por no caer, por evitar volverse a desplomar como años pasados de la partida del moreno, esos años dónde hasta dormir se me hacía una pesadilla, despertar sin la cálida mirada azulada repleta de amor.
El peli naranja aún deseaba con todas sus fuerzas que todo fuera un mal sueño, una simple pesadilla, esperaba despertar a mitad de la noche de ese sueño gris, y que entre los cálidos brazos del armador volviera a calmar su respiración.Lamentablemente esto es real y no un horrible sueño gris.
–Hola Bakayama -saludo ese domingo a la par que se sentaba frente al concreto tallado algo gastado- te traje tus flores favoritas, como siempre -dijo y acomodo las flores reemplazando las ya marchitas- ¿Recuerdas que meses atrás mencioné que al regresar al equipo tenían un nuevo armador? Atsumu Miya, el mismo con el que rivalizamos en nuestro primer año en karasuno. bueno, hemos estado hablando y entrenado juntos; hasta me invito a salir a comer hace unos dias, yo pues... acepte, te cuento para que no te pongas celoso -ríe levemente- tiene aires de egocéntrico setter como tu… ayer fue la salida, fue amable conmigo, pero Tobio, espero que no creas que te voy a reemplazar, si es buen setter y me ayuda con mis rápidos, pero, aún eres el rey para mi.
Otros 3 meses más tarde, nuestra mandarina estaba empezando a seguir adelante, el recuerdo de Tobio seguía presente pero ahora acompañaba como una suave caricia más que una dolorosa quemadura.
Las cosas con el nuevo armador del equipo Atsumu Miya se habían vuelto muy cómodas y cálidas.
Recreando la misma comodidad, calidez, el mismo sentimiento que hace latir el corazón, ese que te provoca molestia en el estómago.
Ese sentimiento que solo el moreno de ojos azules le hizo sentir... Eso le aterraba, le confundía.–Hola Tobio -saludo como ya estaba acostumbrado- traje otra vez tus flores favoritas -dijo dejando las flores en el mismo lugar- adivina, de todas las competencias a las que hemos asistido las hemos ganado… bueno en su mayoría -decia orgulloso, como si el logro fuera suyo y de kageyama- sabes, Atsumu se me declaró hace poco -la anterior emoción cambio a un suave murmullo seguido de débiles sollozos- y fui un cobarde y no me di respuesta, huí de la cita, lo evito en los entrenamientos. Tobio, me esta empezando a gustar Atsumu pero, hay veces que lo veo y pienso en ti, pero al mismo tiempo no se acerca nada a lo que siento por ti -suspiro- Le quiero decir que si, pero no sé que hacer.
Se quedó callado, esperando a que por fin despertara de este sueño a pesar de que esté empezaba a tomar color. Shoyo tomo aire y tomo su decisión.
–Tobio, le voy a decir que si, quiero intentarlo... pero tranquilo Bakayama, tu siempre serás mi favorito -sonríe se levanta del suelo y sacude un poco la lápida.
2 años más adelante, esa oportunidad que Hinata Shoyo le dió al rubio no fue mala elección, Fue un año lleno de risas, calidez, amor, aquellos sentimientos que creyó no volver a experimentar.
Pero el jugador del equipo nacional nunca olvido al amor de su vida, nunca olvida ir a llevarle unos girasoles cada domingo y contarle de su semana, manteniendo su amor hacia el Rey de su corazón.–Atsuuuumuuuu -se quejo el peli naranja que era arrastrado por su novio hacia el cementerio.
–Nunca quieres traerme a conocer a tu ex novio, tengo derecho -le dice el mayor viéndolo con una sonrisa burlona fingiendo reproche.
–Conociste a kageyama antes que a mi -le saca la lengua.
–Igualmente quiero hablar con el amor de tu vida -dice y se detiene de arrastrar a Hinata cuando ve la lápida de Kageyama Tobio- Empieza tu, el no guardo una buena impresión mia.
-se ríe y deja un beso en la mejilla del teñido –Hola Tobio, hoy no te traje flores, y ni es domingo. resulta que Atsumu te quería visitar, le intente decir que no pero aquí nos tienes… -fue interrumpido por Atsumu.
–Hola, Tobio-kun, quería decirte que, hago mi mejor esfuerzo con Hinata, en hacerlo feliz, en cuidarlo, en estar a su altura como setter, y mucho más. pero aun no me es suficiente, no lograre estar a la altura del amor de su vida. pero quiero hacer algo, a pesar que tu lo mereces mas que yo, quiero hacerlo, con tu permiso; por eso -saca de su bolsillo una caja de terciopelo negro y la abre mostrando un par de anillos y la deja sobre la lapida frente a un Hinata con las manos en la boca y con los ojos llorosos. Atsumu se arrodilla- Hinata Shoyo, ¿te quieres casar conmigo?
–Atsumu -dice Hinata queriendo llorar, pero Atsumu sigue hablando.
–Lo digo en frente de Kageyama para que me de permiso de usar sus anillos -El más alto se rasca la cabeza nervioso- pero pensé, en que tu uses el tuyo y el de Tobio-kun y yo uno propio, ya que no sería correcto que yo use alguno de esos -empezó a divagar pero fue callado por un beso de la mandarina
–Acepto -le da otro beso pero mas corto- Gracias