Capitulo 1

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Mi Nombre es Lara Parker a la edad de 4 años perdí a mis padres, lo que dijeron fue que fueron asesinados.
A pesar de todo no encontraron al culpable, todo había sido incendiado y cualquier prueba había sido quemada.

Solo había fragmentos de un recuerdo, una mujer suplicando por su vida mientras mi padre la apuñalaba.
Pero aún así nadie supo nada y se concluyó mis padres habían sido asesinados.

Después de su muerte me mude a un convento donde un sacerdote abusaba de las niñas ese maldito pedófilo jamás logró convertirme en su víctima ya que me gustaba pasar desapercibida.

Ese hombre que fingía representar a dios era el mismo demonio admirado por personas de la iglesia.
La justicia no lo alcanzaría ya que el vaticano lo asignaría a otro sitio y él seguiría cometiendo sus actos.

Nadie compensaría el daño hecho por ese hombre, que una tarde mientras intento abusar de una monja alguien entró a asesinarlo dándole un potente veneno.

Ese veneno era lo que merecía ese monstruo.

Con el temor de ser abusada y esperar a mis padres pasaron dos largos años donde tuve que aprender a rezar algo que simplemente odiaba.

Pero la mañana del 16 de febrero algo cambio sin darme cuenta, iniciando el día como cualquier otro mientras íbamos camimando en fila todas las niñas y adolescentes en el pasillo hacia el comedor.

— El padre murió pero no quieren que esto se revele al parecer fue un suicidio— Dijo la monja María que parecía impactada.

De repente una chica de pelo negro llamada Hanna se detuvo y gritó emocionada

—¡Hasta que murió ese maldito violador!—.

Las monjas estaban molestas pues decir una mala palabra frente a ellas era lo equivalente a matar a alguien.

—¡Defenderán a ese monstruo! O ¿ustedes aceptaban hacerlo con él? —Dijo Hanna mientras las señalaba.

Las monjas se ofendieron aún más y golpearon en la mejilla a Hanna, una de ellas se acercó a ella y le susurró.

—Más te vale quedarte callada o moriras—

Me acerqué a ella, abrazandola con mucho miedo.

Ella se quedó sin hablar viendo lo injusta que era la vida, así que decidió que era hora de escapar mientras tomaba mis pequeñas manos.

En mitad de la noche me despertó en silencio y me colocó mis zapatos y un suéter ya que era tiempo de frío.


Mirábamos si no venía nadie y caminamos entre el recinto con temor de ser encontradas.


La luna brillaba intensamente alumbrando- nos el camino hasta la puerta de entrada que por suerte no era vigilada ya que habían quedado profundamente dormidas.
Al salir corrimos lo más rápido que pudimos, percatando las luces de linterna de las monjas que habían visto que no estábamos.

Así que corrimos sigilosamente hasta que llegamos a una carretera donde el frío entraba hasta nuestros huesos.

-¿Por que quisiste huir?—Le pregunte a Hanna—

Ella solo sonrió y dijo:

-En unos meses lo entenderas Lara—Dijo mientras toco su vientre—

Al observar la carretera vimos que una luz se acercaba, lo que parecía ser un auto se acercó a nosotras. Hanna se colocó en la carretera esperando que se detuviera.

El conductor de nombre Carlos Williams freno a un metro de ella y se bajó del auto.

—¿Estas loca?—Dijo Carlos haciendo una mueca—

—Ayúdanos— Dijo Hanna tomando mi mano—

Apesar de ser un poco bruto, Carlos aceptó a ayudarnos y nos permitió subir a su auto.

—¿De donde huyeron?— Dijo Carlos nervioso—

—Del infierno—Dijo Hanna mientras me abrazaba.

Continuara

Continuara...

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