El aceite y ella no se llevaban nada bien. ¿Es que la cocina oriental la odiaba o era que no había nacido para poder preparar los platillos que tanto adoraba?
La amable mujer le obsequió una sonrisa, animándola a volver a intentarlo.
—Esto ha sido más difícil de lo que podía imaginarme...—Suspiró sentada a la mesa, observando sus intentos de capeados—. No sirvo para este tipo de comida.
—No lucen nada apetecibles. —Aomine tomó entre su mano derecha lo que parecía ser un camarón capeado—. Seguramente tampoco sabe bien.
—No me importa tu opinión. —Le pagó su grosería con un ceño fruncido—. No te estoy pidiendo que te los comas ni nada por el estilo.
—Da igual. —Ya había ingerido aquel pequeño aperitivo.
No sabía tan mal como lucía, pero igualmente tampoco podía decir que era la quinta maravilla.
—En apariencia se ve muy simple, pero veo que me equivoqué... En fin. —Comió su pequeño experimento. Le dolía que no supieran ni remotamente parecidos a los que la madre de Daiki preparaba.
—¿En qué andas metida ahora? —preguntó después de tomar asiento frente a ella.
—¿A qué te refieres Aomine-kun? —Fingió ignorancia. Él no podía ser tan observador ante su repentino cambio de actitud, ¿verdad?
—No te hagas tonta. Sé que solamente estás aparentando demencia y sabes a lo que me refiero.
—¿Ah? —La había desconcertado por completo—. Nada de gran importancia. Únicamente estoy pensando algunas cosas que tengo pendientes. —No era una mentira; no obstante, había sido demasiado general con su respuesta.
—He escuchado los rumores.
—¡Genial! Lo que necesitaba, que Aomine-kun se enterara de eso.... No pensé que llegaría hasta su campus. Pues son lo que son, meros rumores. Nada que merezca la pena mencionar.
—Por cierto, hay algo que quiero preguntarte.
—¿Qué es?
—¿Estás completamente segura de que sólo se trata de alguien intentando fastidiarte?
Sus pupilas no podían despegarse de aquel arrugado pedazo de papel impregnado con esas vistosas y carmesíes palabras. El mensaje era claro y al mismo tiempo, resultaba de lo más repulsivo.
¿Cómo había llegado a sus manos? ¿Qué pretendía mostrándosela?
—Eso es...
—Me lo dio una amiga tuya hoy ante de que iniciara la práctica.
—Ya veo...—Tomó la hoja entre sus manos y continúo observándola.
No difería demasiado de las que había encontrado dentro de su casillero desde hace un par días atrás cuando los rumores fueron esparcidos por toda su facultad. ¿Qué se supone que debía decir ahora? ¿Contarle la verdad?
—No digas nada si no quieres. Solamente te advierto que si después estás lloriqueando, no vengas a molestarme —amenazó, torciendo el entrecejo.
—Despreocúpate, no lo haré. —Le prometió de manera indirecta—. No soy una niña pequeña para hacer cosas tan patéticas como ésas. —Una parte de ella se sentía indignada por la aparente premonición de Aomine—. ¡Y ya deja de comerte mis camarones capeados que son míos!
Hacía más de media hora que había salido de la casa de Aomine para dirigirse a una de sus tiendas favoritas. Desde su actual ubicación el trayecto para llegar era mucho más corto que desde su departamento.
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Addicted to U [EN EDICIÓN]
Hayran KurguNo había manera de que él, Aomine Daiki, perdiera contra ella; contra aquella chica que apareció repentinamente en su vida para imponer sus normas y burlarse de su persona cada vez que tenía la oportunidad. Definitivamente él no iba a ceder ante alg...