Capítulo 14: La noche ha empezado a agitarse

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No tenía tiempo para calcular cuántos de ellos aparecieron de repente. Lo único seguro era que la gran mayoría de esos desagradables invitados pertenecían al barrio al que fue conducido.

Estar estático sería su perdición. Tenía que movilizarse y evadir sus intentos de agarre; al mismo tiempo que les ofrecería un poco de su enfado traducido en certeros golpes.

No obstante, la diferencia numérica era un factor en contra que de un momento a otro lo pondría contra la espada y la pared.

—Incluso sabes pelear bien. Tú sí que estás lleno de sorpresas.

Rio el que llevaba la batuta. Ese mismo miserable que continuaba en el anonimato y apreciaba todo desde un sitio seguro.

—No vas a salirte con la tuya. Ni siquiera con todos estos idiotas intentando tumbarme. —Cuando se le enfurecía podía acojonar a cualquiera.

—Espero que seas capaz de respaldar tus palabras, Aom...

¿Por qué había caído tan abruptamente aquel chico contra el suelo, quejándose de un enorme dolor sobre su abdomen? ¿Qué es lo que hacía aquel esférico naranja sobre el suelo, rodando con plena confianza? ¿Qué se supone que estaba ocurriendo?

—¿Un balón de baloncesto? —Daiki no lo creía y el resto se encontraban igual.

—Aomine-kun, no es bueno que estés lejos de casa a estas horas de la noche; y mucho menos metiéndote en problemas. —La voz de Tetsu resonó a su derecha.

¡Vaya infarto que casi le causa el sexto jugador fantasma de la Generación de los Milagros!

—¡¿Qué demonios estás haciendo aquí?! —gritó entre colérico y despavorido. Él no era quien debía hacer las preguntas.

—Recuerdo que llamaste a Kagami-kun hace más de una hora atrás —indicó con cierta calma.

—Ese maldito soplón. —Chasqueó la lengua con profunda molestia.

—Y como dijo que terminarían apaleándote, decidimos venir a ayudarte —explicó con un cinismo propio de Kuroko Tetsuya.

—¡¡De ti es de quien menos necesito ayuda, Tetsu idiota!! Dudo que sepas pelear... A este paso terminaré cubriéndote el culo a ti —¿Por qué se complicaban las cosas para él conforme pasaba el tiempo? La paciencia se le había agotado.

—¿Quién dijo que vamos a pelear, idiota? —Allí estaba el otro tonto que le sacaba de sus casillas, tomando el balón—. Nunca es tarde para jugar un poco de basquetbol.

—¡¡¿Tú también?!!

—Sólo cállate y juguemos. —La idea era estúpida pero podría funcionar.

¿Es que se pensó que una pelea podía transitar semejante sendero? ¿Es que habían perdido el sentido común y preferían ponerse a jugar o tenían un plan entre manos que sólo requirió un intercambio de miradas para ponerlo en marcha?

Cada uno de esos jugadores era rápido y a la vez, muy diestros para escabullirse en cuanto sentían que deseaban acorralarles para depositar una buena cantidad de golpes sobre ellos.

El agresor nunca se esperó que cada uno de sus subordinados cayera uno tras otro mientras recibía semejantes impactos desde direcciones, aparentemente, al azar. ¿Quién se supone que se encontraba haciendo algo como eso?

Hasta donde sus ojos lograban contemplar ese par de altos chicos lo único que hacían era pasarse ocasionalmente el balón y atraer la atención de aquellos pandilleros.

Aomine y Kagami les tendieron una trampa que había contado con un elemento sorpresa que no pudo ser notado hasta el final del frenético encuentro donde los únicos que permanecían de pie eran esos dos hombres.

Addicted to U [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora