Addicted to U [EN EDICIÓN]

Capítulo 15: El coraje del León y la astucia del Zorro

—Lo siento, pero no resultaste tan lista como creías.

Lo siguiente que supo es que todo a su alrededor se tornó negro y lejano en cuanto sintió un punzante golpe sobre su cabeza.

—No en realidad; pero me alegra saber que eres alguien precipitado que no consideró que todo era una trampa tan obvia. —Recogió y se volvió a colocar su sudadera. Agradeció que existieran los suficientes objetos a su alrededor o habría sido incapaz de crear aquel doble suyo.

Descendió por las escaleras con la misma mesura que hace unos momentos atrás; no podía darse el lujo de precipitarse y cerrarse a la posibilidad de que había más individuos dentro del lugar. Por lo que no soltó su única arma.

Empezó a indagar por cada una de las secciones que conformaban el bar; mas no tenía a la suerte de su lado. ¿Dónde se supone que la tenían?

—Debe de haber otro cuarto, pero, ¿dónde? ¿Un sótano acaso? Pero no recuerdo haber visto algo parecido. El problema es que no hallo nada que se parezca a una puerta...

Sin importar por donde mirase, el resultado la llevaba a lo mismo: a una enorme frustración. Pero no podía rendirse; no cuando ya había logrado vencer la peor parte.

No sabía si decir si aquel atrevimiento había sido inteligente o fruto de su enorme desmoralización; pero estaba agradecida de que Momoi hubiera empezado a gritar por ayuda.

Siguió su voz con sumo cuidado. Y conforme más se acercaba a la barra, más nítida y fuerte se volvía.

Alzó el mohecido y maloliente tapete. Allí estaba lo que quería; sin embargo, existía un pequeño impedimento de por medio: un candado.

—Supongo que puedo aplicar lo mismo para este caso...—Era una guerra entre sus habilidades para abrir cerrojos y aquel tosco candado. En cuanto escuchó un clic el corazón le estalló de felicidad.

Abrió y se dio cuenta del limitado espacio que había para bajar por las angostas escalerillas.

Continúo descendiendo hasta que se topó con un pasillo angosto carente de iluminación. Se pegó contra la pared hasta que sus manos palparon el pomo de una puerta.

Intentar burlar la seguridad en plena penumbra no era cosa sencilla; pero con un poco de paciencia lo consiguió.

Entró; mas no esperó encontrarse con una escena como ésa.

—...Maldita sea...

Sintió en carne propia la dureza del suelo. Había un peso adicional encima de su cuerpo y sus muñecas ya no sabían lo que era la libertad.

Fue despojada de su arma y neutralizada para que no empleara sus piernas para atestarle un buen golpe en la entrepierna. Sí, sabía perfectamente qué hacer para tener a su víctima bajo su absoluto control.

—Pero mira lo que tenemos aquí. No pensé que alguien se atreviera a venir a rescatar a esta chiquilla.

—¡¡Axelle!! —gritó con pavor y con gruesas lágrimas recorriéndole las mejillas. El terror la había petrificado, dejándola completamente inmóvil, incapaz de actuar para salvar a alguien.

—¡Maldición! ¡¡No esperaba que hubiera uno más aquí adentro!! Es demasiado fuerte para mí... Si tan sólo pudiera alcanzarla...