La belleza del planeta azul.

La llegada.

Kara.

Despierto desorientada, había caído en un profundo sueño, lo último que recuerdo es el rostro de mis padres despidiéndose. Veo fuera de la cápsula el universo delante de mis ojos. Aún no había aterrizado, la cápsula se acerca rápidamente a un planeta azul. Y la fuerza gravitaciónal de ésta hace que la cápsula se incendie, este es mi final, la cápsula no responde a mis mandos. Me preparo mentalmente para el impacto, el cual llega muy entrepistosamente. La cápsula se abre  después del impacto, un hombre lo hizo. Me tiende una mano y yo la tomo él me ayuda a salir de ahí, es alto, vestido en un traje azul, con el emblema de los El en su pecho. Será Kal-El? Le hablo en kriptoniano.

-Kal-El, eres tu?
-Si, y tú quién eres?
-Kara Zor-El, tu prima. Como es que creciste tan rápido? Si cuando te enviaron conmigo eras un bebé.
-Increíble. Kara, yo llegué a al tierra hace 24 años. Te habrás estancado en la zona fantasma, donde el tiempo no pasa, es por eso que sigues con la apariencia de una niña.

Me sentí abrumada, llegaba 24 años tarde a mi misión. De repente sentí un horrible dolor de cabeza, escuchaba muchos sonidos extraños, veía cosas inexplicables para mi conocimiento Kriptoniano. Veía el corazón de mi primo latiendo.

-Tranquila Kara, se que como te sientes, intenta tranquilizarte. Te acostumbraras a la atmósfera si dejas que ella haga su trabajo en ti.

Seguí su consejo, me tranquilize. Gracias a mi entrenamiento militar pude hacerlo rápidamente, me concentre sólo en lo que quería ver y escuchar.

-Lo tengo.
-Eso fue rápido.
-Ahora que Kal-El? Ya no tengo una misión que seguir.
-Y cuál era?
-Cuidar de ti, pero llegué 24 años tarde. No tengo un propósito. Estoy varada en un planeta que no es el mío.
-Sabes lo que sucedió con Kripton?
-Fue destruido. Antes de ser enviada a protegerte, sabía los problemas por los que pasaba mi mundo, era hija de científicos y sobrina de una general. Soy entrenada en ambos aspectos. Por eso pequeño Kal-El, fui elegida para cuidarte.
-Bueno prima, ahora podrás tener una vida. Podrás estudiar, tener amistades, familia. Lo que desees podrás tenerlo, y más adelante. Si quieres, podrás hacer lo que hago, salvar vidas. Ahora te llevaré con una familia que cuidará de ti. Sigues siendo una adolecente.
-Hmm, bien. Acepto mi misión.
-No se trata de una misión, podrás ser libre siguiendo las normas de la tierra, pronto aprenderás todo. Ahora vamos, te llevaré.

El se acerco y me tomó de la cintura. 

-Aferrate a mi cuello, iremos rápido.

Hice lo que me pidió y él dio un salto elevándose en el aire, el puede volar aquí. Así que yo también podré hacerlo. Pasó un tiempo relativamente corto, el desciende y me suelta ya en el piso. Paramos frente a una casa grande, sale una pareja de humanos, una de cabello claro, y el otro de un cabello oscuro. Hablan en un idioma no reconocido para mi. Dialogan con mi primo durante un momento, luego el me mira y habla.

-Kara, esta será tu nueva familia. Estarás a salvo con ellos, son la familia Danvers, tienen una hija llamada Alexandra. Ellos son de mi absoluta confianza, me ayudaron a controlar mis poderes y la magnitud de ellos. Pero ellos no sólo te darán eso, sino que también el calor de un hogar.
-Si son de tu confianza, también lo son del mío.
-Cualquier cosa que necesites, no dudes en hablar al viento. Te escucharé donde sea. Pero si no tienes confianza en eso, ellos te darán un teléfono y podrás contactar conmigo. Recuerda prima, unidos somos más fuertes.

El se acerca y me abraza. Y yo me reconforto en el calor del último de mis parientes, mi pequeño Kal-El. Él es lo último que me queda de Kripton.

-Nos vemos Kara.
-Hasta pronto.

Él se separa y se eleva rápidamente en la inmensidad de este cielo. Frente a mi los Danvers me observan. Hago una reverencia militar ante ellos. La hembra humana me habla en kriptoniano.