ladrón.

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A pesar de que actuara siempre tan alocado y que sus amigos los describieran como el alma de la fiesta, contrario a lo que muchos creen, Jackson no es del tipo que suele pasar de fiesta en fiesta. Es invitado a muchas, sí, pero raramente asiste. Siendo un atleta como lo es él, no puede permitirse llevar aquella vida de vicios, tampoco es que se lamentara de nada, a Jackson le gustaba estar como estaba, durmiendo a las ocho y media de la noche para estar de pie desde las cinco de la mañana para empezar con su rutina, incluso los fines de semana. Esas eran las únicas veces que Jackson era llamado aburrido, cuando rechazaba una salida por ocuparse en el ejercicio, pero la esgrima no es tan fácil como todos piensan y el chino no puede permitirse errar.

De cualquier modo, había veces en las que, pasadas las temporadas importantes del deporte, Jackson se permitía asistir a alguna fiesta, aunque después de estar tan acomodado con su horario, era más bien cuando sus mejores amigos le insistían hasta hartarlo. Y ésta era una de esas veces. 

Sus amigos le insistieron tanto con que era "la fiesta del año, no te la puedes perder" y Bambam incluso le había amenazado, diciendo "te voy a funar si no vas", cosa que al chino le parecía un poco exagerado, pero finalmente accedió, porque Bambam no bromeaba con las funas. Así que ahí estaba esa tarde, saliendo de la ducha después de haber hecho un poco más temprano de lo normal su rutina de ejercicios para poder tener la noche libre y disfrutar sin restricciones. No se esmeró mucho en su atuendo, con el miedo de que terminara arruinando ropa cara con vómito como la última vez que cuidó de su amigo mala copa YoungJae, por lo que se colocó una simple camiseta blanca fajada dentro de sus jeans de tiro alto. De cualquier modo, estaba seguro de que se veía bien sólo con eso. Poco y más y estuvo listo, aunque aún era algo temprano.

A pocos minutos de estar sentado en su sofá y viendo su celular en busca de algo que lo entretuviera mientras, a punto de estar cansado de esperar ya, el timbre resonó por su apartamento, lo cual agradeció. Se levantó de un salto y fue a ver quien era, encontrándose así con su mejor amigo de toda la vida, Mark, el cual apenas abrió la puerta se hizo paso para entrar en el lugar, como si fuera su propia casa. La única razón por la que no entra sin tocar, es porque Jackson coloca el seguro desde que una vez entró y casi muere de un susto creyendo que habían entrado a robar, casi golpeaba a Mark.

—Bambam estaba paranoico porque creyó que estarías matándote haciendo ejercicio y no irías a la fiesta —. Explicó la razón de su presencia sin detener su paso hacía la cocina, Jackson ya no debería estar sorprendido de aquel comportamiento, pero siempre le daba risa cómo su normalmente reservado amigo era tan confianzudo estando con él. Enseguida cerró la puerta y siguió a su amigo hacía la cocina, quien ahora intentaba saquear su refrigerador.

—Oh, hola. Claro, pasa Mark, ¿qué te trae por aquí? ¿Te ofrezco algo? ¿Una bebida, una botana? —. Más que una queja, fue una burla ante la actitud del pelinegro. El mencionado simplemente le restó importancia con una gesto con la mano.

—Como si tuvieras algo que ofrecerme —. Se quejó el pelinegro a la vez que finalmente sacaba una botella de jugo de sábila del refrigerador —Aquí sólo tienes agua y jugos extraños y asquerosos. Enserio, ¿no tienes algo con más azúcar aquí? Y esas barritas que comes dan asco —. El mayor hacía una mueca mientras continuaba quejándose de la excesivamente saludable alimentación del menor, antes de abrir el jugo y darle un sorbo. El contrario rodó los ojos.

—Lo siento, a la próxima que haga despensa recordaré comprar comida chatarra para cuando mi mejor amigo venga a saquearme —. Ironizó, aunque bien era cierto que solía tener alguna chuchería para que sus molestas amistades no se enfadaran con él por no alimentarlos "como se debía" cuando lo visitaban, sólo que esta semana habían venido mucho y lo acabaron pronto. No era tan común que Jackson tuviera visitas pues solía estar siempre ocupado.

ladrón. JAESONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora