Nada, eso era todo lo que los ojos de Todoroki captaban, sus pensamientos estaban dominados por la situación que vivió hace una semana y lo mantuvo lejos de la U.A.
Tras una intensa pelea entre la Liga de Villanos y los Pro Héroes salió a la luz una escalofriante verdad para los Todoroki, el tipo llamado Dabi era realmente uno de ellos...era su hermano Touya.
Shōto no lograba procesar todo lo que pasó, estaba dolido, quería a su hermano pero era un villano, peleó contra él, ha intentado matar a sus amigos, incluso a Endeavor, después de todo es su padre, y al menos con el bicolor se están llevando cada vez mejor.
La noticia lo mantuvo lejos de todo y cuando se sintió un poco más preparado volvió a la academia. Y allí estaba, primer día de vuelta y había vuelto a encerrarse en su mundo lejos de todos.
Katsuki estaba al tanto de todo, incluso más que el resto de la clase A, tal vez más que Midoriya, el mejor amigo de Shotō. El rubio ya no podía seguir negándose a sí mismo la preocupación latente que sentía por el bicolor, sensación que venía desde mucho antes de lo que pasó con el primogénito de Endeavor.
Él se sentía atraído por el Todoroki menor, lo tenía más que claro, quizás podía ser un sentimiento mayor pero no quería pensar en eso.
Lo único que pasaba por su mente era la expresión tan desolada del otro que lo mantuvo en otro mundo mientras Aizawa dictaba su clase, incluso cuando tocó el timbre para el receso, el bicolor fue el primero en salir a quien sabe donde, aunque al rubio se le hacía una idea.–¿Qué vas a hacer ahora Bakubro?– habló Kirishima con su animado tono de siempre mientras abrazaba a Bakugō por sobre sus hombros.
–¡Vamos a comer!– dijo Kaminari igual de animado que el pelirrojo
–Tsk. Tengo cosas más importantes.
Dicho esto Bakugō se levantó y salió a buscar a Todoroki, el heterocromático era un chico responsable así que debía seguir en la escuela.
Primero fue al baño por si es que estaba allí el chico, al llegar lo descartó de inmediato, era idiota haber pensado que quisiera estar ahí en medio de un receso, Todoroki quería estar solo, un lugar donde nadie pueda molestarlo...la azotea pensó de inmediato el rubio.
Prácticamente corrió a las escaleras y subió hasta llegar al lugar. La brisa recorría suavemente los cabellos rubios de Katsuki, se sentía tranquilo el ambiente, un lugar perfecto para pensar - o no hacerlo - sin que nadie te moleste. Un lugar perfecto para Shōto.
Y ahí estaba él, sentado en el suelo abrazando sus rodillas y con la cabeza agacha. Decidió acercarse y se sentó a su lado, ni tan lejos ni tan cerca. No iba a decir nada a menos que el bicolor hablara.
–Quiero estar solo.
–Tsk. Lástima que en ningún lugar veo tu puto nombre como para saber que el maldito lugar te pertenece bastardo.
Todoroki levantó la cabeza por la sorpresa de haber escuchado esa voz. A él le gustaba el rubio pero siempre encontró eso muy fantasioso, ni en sus sueños Bakugō se fijaría en él. Sin embargo, ahí estaba, sentado a su lado con una expresión ¿preocupada?, ¿o quizás se estaba volviendo loco?
–Deja de poner esa cara de idiota, mitad-mitad–. Bakugō lo sacó de sus pensamientos
–Oh.