Un mes después
Su mirada se encontraba perdida entre las nubes, en busca de una tranquilidad que le resultaba inalcanzable. Había pasado un mes desde la desaparición de Calix, y aunque todos creían que estaban cerca de encontrarla, ella presentía que estaban más lejos que nunca.
Pero eso no era lo que más le inquietaba, sino los ataques a los cuarteles, que cada vez eran más recientes, y que hasta la fecha de hoy solo seis quedaban en pie, contando entre ellos la ciudad de Luz. La cual estaba ahora sobrepoblada, incluso los cuarteles estaban rebosando de seres, que era imposible caminar entre los pasillos. En pocas palabras todo era un caos, y nadie sabía exactamente como detenerlo.
No sabía lo que planeaban aquellos brujos, pero si de algo estaba segura es de que lo estaban consiguiendo. Y temía por Calix, porque estaba entre sus manos, y que el escudo se hubiera autodestruido solo podía significar una cosa. Ella está muerta.
Le resultaba incluso difícil de creer y la mayoría de las veces se negaba a aquella idea, por ello se guardaba aquel pensamiento. Pero era muy difícil de ignorar después de que Calix le confesara sí ella moría, todo lo que ha creado también lo haría.
—¿Te encuentras bien? —pregunta Martin, acercándose a ella.
—Si—se muestra nerviosa, mientras el chico toma asiento a su lado.
No le gustaba lo que provocaba Martin en ella, esa sensación extraña en la boca del estómago, le resultaba incómoda y desagradable.
Cuando se giró para mirarlo mejor, se encontró con su resplandeciente sonrisa. Odiaba e envidiaba eso de él, que siempre sonríe sin importar la situación. Se puso de pie de golpe, molesta por no poder hacer aquello que a él le resultaba tan fácil.
—Espera —Martin la sujeta del brazo, y la chica mira su mano—. Perdón—la libera, notando la incomodidad de la morena— ¿Por qué siempre me huyes?
—Lo has notado —contesta avergonzada, pero se recupera rápidamente, mostrando de nuevo esa seriedad que tanto la caracterizaba e intrigaba a Martin—. No tienes de que preocuparte, no es por nada en especial —se dio la media vuelta y marchó del lugar.
Ariel juguetea con la comida de su plato, sin tener el más mínimo apetito. Ayer había recibido otro llamado para presentarse con los arcángeles, pero a pesar de tener curiosidad de saber que querían de él, la idea de tener que verles no le resultaba muy grata.
De alguna manera, tenía resentimiento hacia ellos, por haber sido utilizado y engañado de una manera tan ruin para atacar al amor de su vida.
Soltando un suspiro, se puso de pie, no podía huirles o seguir evadiendo su citado, porque tarde o temprano mandarían por él. Así que o era por las buenas, o seria por las malas, y para ser sincero prefería la primera.
Camino hacia la salida, adentrándose a los pasillos, y al salir del cuartel miro en direcciona a los buscadores que estaban haciendo guardia, para después desviar la mirada y marcharse en dirección contraria.
A lo lejos Franco miro a Ariel alejarse, mostrando un comportamiento bastante sospechoso.
—¿Pasa algo? —pregunta Mariza, al ver que su hermano se ha quedado ido.
—Tengo un mal presentimiento —murmura—. Cúbreme hoy.
Antes de que la morena pudiera decir algo, Franco se alejó. Mariza soltó un suspiro de resignación.
El sonido de algo crujir a su costado llamo su atención, y miro en su dirección, pero las sombras de los pinos le dificultaban ver con claridad. El viento se tornó frio y supo que algo estaba oculto entre las sombras, incluso podía sentirlo, dio un paso hacia donde el aire se tornaba más helado, pero se detuvo de golpe al sentir un escalofrío recorrer toda su columna, como si alguien hubiera acariciado aquella parte de su cuerpo. El aire comenzó a faltarle, mientras sentía aquella corriente helada escurrirse por su espalda, y de pronto sus piernas fallaron.
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Mi Secreto: Entre Luz y Tinieblas. (Libro III) ⭐
FantasyLa era de la extinción se acerca, con el final de la guerra. Nadie sabe quién ganará, o si quizás habrá un ganador. Lo único que saben es que la vida y el amor están en juego, junto con secretos del pasado. ¿Quién lograr sobrevivir en la guerra?, ¿...