[ hayato makoto ]
Esta interesante historia se centra en Osaka, Japón. Hayato vivía en una pequeña casa que heredó de su fallecida abuela. Era una casa antigua, el suelo tenía tatami y un gran patio con árboles muy viejos. En las noches calurosas de verano, Hayato solía sentarse afuera a observar las bellas luciérnagas. Cree que son increíbles y hermosas. Aveces capturaba videos de sus deslumbrantes y pequeñas lucecitas, las compartía en su line para poder verlas cuando quiera.
El joven apenas había cumplido sus veinte años. Por fin era un adulto legal en Japón. Un adulto virgen y curioso. Un día, Hayato decidió descargar tinder, ¿porque no?. Necesitaba conocer a alguien con quien pasar el rato y disfrutar su adultez recién cumplida. No le importaba si era hombre o mujer, el amor es simplemente amor.
Como no solía tomarse fotos, tuvo que sacarse una rápidamente y publicarla en la aplicación para citas, también subió algunas fotos sobre la comida que suele preparar y, obviamente sobre las luciérnagas.
Rellenó lo que pedía la aplicación, puso su altura, lo que le gustaba hacer y su edad. La verdad, Hayato era un chico muy apuesto, todos a su alrededor lo sabían. Pero al ser un chico tímido y un poco extraño, nadie tenía el coraje de acercársele y decirle lo lindo que era. Además, todos sabemos que los japoneses son un poco reservados.
Hayato dejó su celular a un lado y tomó una ducha para luego dormirse. Hoy había sido un día un poco agitado, por ende estaba cansadisimo.Luego de la ducha caliente se fue a la cama y se durmió como un pequeño bebé.
Al día siguiente, se levantó en la mañana aproximadamente a las nueve. Hizo su rico desayuno y se sentó a comerlo.
No había tocado el celular desde ayer, así que esperaba tener algún mensaje de tinder. Desbloqueó la pantalla y así fue. Tenía varios mensajes. La mayoría era de cumplidos y sobre todo gente muy pervertida. Es muy desagradable encontrarse con personas que no respeten nada. Hayato solo quería conocer a alguien gentilmente. Fue viendo todos los mensajes hasta que, por fin encontró uno que le llamo la atención. Makoto, diecinueve años. Le gustan los animales y suele ser muy cariñoso y encantador. Su descripción era precisa, nada largo ni desagradable para Hayato.
Makoto le había enviado un mensaje muy dulce. Se notaba a distancia que era un chico muy amable y angelical. Al parecer no había nada malo, así que le respondió.—Makoto: Las luciérnagas son muy lindas. Me dejan abobado con su belleza.
—Hayato: Así es, son simplemente hermosas.
Hayato y Makoto siguieron conversando por tinder, una o dos semanas después intercambiaron line. Hablaban todos los días, algo normal. Lo único extraño fue que Makoto, nunca aceptaba tener una video llamada. Pero Hayato lo entendía, quizás no le gustaba su rostro o físico.
Ambos estaban estableciendo una bella relación de amigos, aún era muy pronto para conocerse en persona, a Hayato le gustaba ir lento y seguro.Hace unos días atrás, había encontrado un trabajo. Este año lo usaría para ahorrar dinero y poder pagarse su universidad para poder ejercer algún título. El trabajo era un poco raro para el, ya que solo fue casualidad encontrarlo. Era de noche y Hayato se dirigía a una tienda para comprar un poco de café, ya que se le había acabado el que tenía en casa. Mientras iba de camino, una mujer muy alta y de aspecto coqueto se le acercó y le entregó un folleto. Esta le dirigió la palabra con un gran entusiasmo. Ella estaba muy feliz de haber encontrado a un chico muy apuesto y, esperaba que este aceptara el trabajo. La joven cruzó los dedos y esperó a que respondiera.
Hayato lo pensó un momento, era un trabajo un poco complicado, pero le pagarían muy bien. Después de un minuto de silencio acepto. La joven le sonrió y le dijo que siguiera los pasos que estaban escritos en la tarjeta, y que al final la contactase.
Así fue como Hayato se convirtió en un hombre de compañía sexual.

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fatal / mkt ; hyt
Teen Fiction«error fatal» |🗯| - ; Discreción al leer esta obra. No recomendada a personas sensibles. No copias y/o adaptaciones. +17 Soy una escritora extraña y enferma, esperen cosas definitivamente enfermizas.