En el cielo comenzaron a dibujarse nubes de oscuros colores y no era de nuestro agrado en realidad. Estábamos en una convención de comics, siendo muy fanáticos de todas esas cosas: yo y Dayanna, estábamos en disposición de marcharnos al ver como el lienzo del cielo comenzaba a oscurecer. Para serles sinceros, creo que ella me gustaba. Me encantaba su manera de ser, su personalidad, su cabello negro como el ébano y sus blancas mejillas que con facilidad solían sonrojarse (cualidad que nos caracterizaba a ambos ya que mi piel también es muy pálida por mis tendencias a rubio).
— ¿Crees que el paraguas nos cubra bien?— me preguntó con una expresión facial dudosa.
— Eso espero— dije mirando al cielo, que amenazaba con derramar aquel diluvio sobre nosotros.
Y pronto salimos del lugar, grande y lleno de gente. Mientras caminábamos comenzó a caer la lluvia y de inmediato nos cubrimos con el bendito artefacto ese llamado paraguas, el cual era pequeño, tanto que la cercanía entre ambos me ponía nervioso, con cierto tibio en mis mejillas. Después de aquello, llegamos a la estación para tomar el autobús directo a nuestros hogares, los cuales estaban a tres domicilios de diferencia. Después de despedirnos, me dirigí a mi casa, pero algo sucedía, ya que pude ver desde lejos como mi hermano, Greg., corría de un lado a otro muy apresurado. Al entrar coloque el paraguas en la entrada y pregunte sobre que sucedía.
— Hay problemas con la pared, estoy ayudando a mamá a recoger el desastre— respondió apenas mirándome, mientras señalaba a la habitación de ambos.
— ¿De qué hablas?— pregunté confundido. Mientras tiraba una pesada mochila sobre el comedor.
Sin esperar respuesta de su parte, corrí hasta la señalada habitación, al llegar me encontré con mi madre con los jeans hasta las rodillas y una trenza en su teñido cabello rubio. Todos los muebles estaban apartados de su lugar y había lodo por doquier. De inmediato entendí lo ocurrido, ya que hace días amenazaba con suceder.
Al lado de la que en aquel momento era nuestra casa. La cual era rentada, había un lote baldío, el cual habían usado como depósito de arena que después se utilizaría para la construcción de la futura casa que ocuparía ese espacio vacío. Con la torrencial lluvia, el agua se acumuló en la arena y al ser este un gran peso, la pared sobre la que estaba apoyada, colapsó dando paso a todo aquel fango hacia las habitaciones aledañas. Fue muy difícil, de inmediato me dispuse ayudar a mi madre y junto a Greg logramos asegurar nuestros objetos materiales para que no resultaran dañados. Pero sería una noche mucho más difícil de lo que esperábamos ya que la lluvia no cedía, la habitación que resultó afectada era la que yo compartía con Greg. No conseguimos dormir bien había que estar pendientes ante otro colapso.
Mi madre debía buscar un nuevo lugar donde vivir, ya que al contarle lo ocurrido al dueño de la casa donde vivíamos, solo le pidió desalojar para reparar el daño y a pesar de los reclamos e insultos propinados por mi madre al veterano, no cambio de opinión. Ese hecho me molestaba, ya que mi mamá era soltera, ni siquiera tenía pareja en aquel momento y toda la vida habíamos rodado de casa en casa, lo más que podíamos durar en una casa eran tres o cuatro meses, siempre nos mudábamos por alguna razón diferente. Ya sea por algún problema de infraestructura o simplemente porque no lográbamos pagar la renta a tiempo. No lo digo por mal agradecer el esfuerzo de mi mamá pero la situación comenzaba a fastidiarme, ya que nunca conseguí muchos amigos gracias a mi timidez y a que apenas conseguía hablarla a mis temporales vecinos y más ahora que estaba tan contento en aquel vecindario, ya que vivía cerca de Dayanna, la cual ya de todas maneras conocía hace algunos años.
A pesar de los esfuerzos por parte de mamá, no lograba conseguir un hogar nuevo y no era de mucha apoyo nuestra situación económica y tampoco ayudaba el invierno, que día a día amenazaba con derramar otro de aquellos diluvios que lo caracterizan. Y aunque tuviese la oportunidad de enviar a Greg a trabajar, quien ya tenía 20 años y él incluso lo había sugerido un par de veces, mamá no permitió que dejara de estudiar solo por un pequeño momento de crisis a los que ya de todas maneras estábamos acostumbrados. Pero aun así no se podía tapar el sol con un dedo y la situación era de verdad crítica. Y yo con 17años, no había tanto que pudiera hacer, más que esperar por una solución.
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Someone Like You •Niam•
FanfictionUn nuevo comienzo. Niall se muda a casa de Liam y algo crece entre ellos. Pero...