Cabalgar

26 3 0
                                    

Luego de la cena Megan se fue a acostar y nosotros despedimos a los Schmidt. Mi padre se disculpó y se dirigió a su oficina, me quedé con mi madre en la entrada.

Tu: creí que estaría castigada o algo por el estilo

Madre: jamás has Sido castigada -me miro indiferente- jamás había sido necesarios -suspiro- confío en que tú misma corrijas tus errores.

Y tenía razón, no había un castigo porque no lo necesitaba, yo misma me castigaba mentalmente, además de que no necesitaba restricciones, no necesitaba salir, sin contar a Megan no había nadie a quien quisiera ver.

Sin despedirse, mi madre subió las escaleras y desapareció, me fui a la sala y me senté junto a la ventana.

Recordé cuando Logan fue a buscarme, desesperado, entro a la fuerza para verme ¿O que buscaba realmente? Esa misma noche el me dijo que quería hacerme suya ¿Era eso todo lo que le interesaba? ¿Realmente le creía que no me quería?

Aunque fuera una mentira, no habría manera de estar con él, quizá si me quiera, pero no lo suficiente, yo no valía todos los sacrificios que conllevan estar conmigo. 

Me termine quedando dormida ahí mismo, con lágrimas en mis mejillas, mis días podían ser aburridos, pero estaba muy cansada emocionalmente.

Por la madrugada mi padre me despertó para decirme que fuera a mi habitación, me habría encantado que el mismo me llevará sin despertarme, pero ya no era una niña, ya no tenía ese privilegio, ahora en su lugar tenía obligaciones.

Desperté poco después de que megan de había ido, desayuné tranquila, hasta que me dijeron que Kendall vendría por mi las 9 am. Subí a cambiarme adecuadamente y justo cuando baje el ya estaba en la entrada, de veía muy bien con sus ropas blsncas y las botas negras, que hacían juego con su saco negro. Se veía todo nuevo, a comparación de mis botas viejas y mi traje que más que blanco parecía casi amarillo.

Kendall: buenos días, te ves genial -me sonrió

Tu: me veo fatal alado tuyo

Kendall: la verdad es que tú ropa es algo vieja

Tu: ¿y la tuya acaba de salir de la tienda?

Kendall: casi, cuando volví a presentar interés mi padre me compro todo lo necesario

Madre: Kendall, buen día -voltee a verla bajar las escaleras

Kendall: buen día señora Anderson

Madre: te ves muy guapo -me miro a mi- ____ debiste avisarnos el mal estado en el que están tus cosas, deberías ir de compras

Kendall; puedo llevarte después del club

Tu: estaría bien -me sentí intimidada por mi madre, creo que mamá quería que aceptará, y yo soy acepte por eso.

Kendall:bueno, mientras nos retiramos señora Anderson

Madre: espera ___ -fue por su bolso y saco la tarjeta que yo misma le había entregado, porque creía que estaba castigada- para la ropa

Tu: está bien  -la tome.

Kendall y yo salimos, frente a la casa había un carro muy hermosos totalmente negro.

Kendall: Muy lindo ¿No? -me abrió la puerta- fue un regalo para el mejor hijo -sonrió mostrando sus dientes blancos

Kendall había sido limitado en el internado, en cierta forma, y ahora que volvía le daban muchos lujos y eso es lo poco que veía. Quizá pronto volvería a completarse como el niño mimado que fue en su niñez.

Llegamos al club y fuimos directamente a los establos, nos prepararon los caballos, yo me ofrecí a cepillar al "mío" era tonto decir que era mio, ya que no lo veía hace años.

Tu: ni siquiera me reconoce - Y no podía culparlo

Kendall: lo he cepillado un par de veces, me quiso más que Cedric después de que volví

Tu: ¿Somos malos dueños? -acaricie a Divino, el mejor nombre que se me ocurrió a los 10 años

Kendall: tal vez, o tal vez no debieron darle caballos a niños que pronto mandarían a internados

Tu: tal vez no debimos ir a esos internados -mire a Kendall directamente a los ojos, el no dijo nada más respecto a el tema

Cuando por fin estuvieron listos los llevamos afueras mientras caminabamos un poco antes de montar. El día era muy lindo, el aire soplaba levemente y el sol no era intenso.

Kendall: realmente no me creo lo del problema de tu academia -jalabamos los caballos

Tu: ¿Ah no?-lo.mire inmediatamente

Kendall: en sus últimas 4 semanas no perderían la mitad de tiempo, el problema que fuese lo habrían arreglado como fuera

Tu: pues... -no me dejó terminar

Kendall: pero tampoco creo que seas el tipo de chica que es suspendida, ni siquiera un día -ni siquiera me miraba

Tu: ¿Por qué no?

Kendall: no lo eres ¿O si? -me miro directo

Tu: no -mire el suelo- ¿Pero por qué no podría serlo? -volvi a mirarlo con mi ceja levantada el sonreía- ¿Qué?

Kendall: es que no logro pensar en nada que pudieras hacer, tu eres la niña... -No lo deje terminar

Tu: ¿Perfecta? -se encogió de hombros y asintió- no me gusta eso

Kendall: ¿Ser perfecta?

Tu: que pienses que lo soy

Kendall: ¿Por Qué?

Tu: porque tienes la idea de la niña que conociste hace 6 años -nos detuvimos y nos miramos

Kendall: no creo que hayas cambiado mucho  -acaricie a Divino y suspiré

Tu: creía que había cambiado, como creía que tú ya no eras el niño mimado de hace 6 años

Kendall: no creo serlo -me miro muy serio

Tu: ¿estás seguro? -no quise juzgarlo, pero lo mire de arriba abajo

Kendall: ¿Por qué recibo regalos de mis padres? -suspire

Tu: ambos creímos cambiar, quizá esto es lo que somos, niños ricos y perfectos -parecío molestarle que lo llame perfecto

Kendall: quizá lo somos -se rindió- si no fuera así, mi padre no me habría dado ese carro, ni muchas cosas más -dijo desanimado 

Tu: creo que te deprimí

Kendall; un poco si -soltó una risilla

Tu: lo siento

Kendall: no debería estar mal ser lo que nuestros padres esperaban

Pero se siente mal, solo que ya no se lo dije. Nos subimos a los caballos y comenzamos a cabalgar, era un gran campo abierto, dónde se sentís con más fuerza el aire.

Academia para señoritas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora