›No te vayas‹

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No te alejes, quédate conmigo y mírame a los ojos. Sigo siendo yo. Recuérdame. No apartes tu mirada aún. ¿Tus ojos recuerdan quién soy? No me evites. ¡Mírame, estoy enloqueciendo! Ni-ki, por favor. No me evites más.

Esas palabras rondaban por la cabeza de Jay, le tenía delante, a tan solo unos diez metros pero no le miraba y su corazón se partía.

-¿A caso no vas a mirarme?- susurró pero K le oyó.

El japonés miró profundamente a Jay que estaba haciendo una especie de puchero mientras miraba al chico con cara de sapito que estaba analizando la actuación vocal de Ground, aunque más bien se estaba centrando en la coreografía de los chicos. Como tuvo que dirigir la unidad de baile no pudo prestarle atención a los representantes vocales ni a su coreografía, pero lo estaban haciendo muy bien, sin duda Sunoo y Daniel eran dos chicos muy completos y merecían volver a I-Land, él mismo los llevaría allí.

Seon tampoco pasó desapercibido el comportamiento del mayor de los estadounidenses. Jay se veía tenso y también apreció que K estaba observando la situación, analizaba todo a fondo así que suspiró y agachó la cabeza. ¿Qué estaba pasando? A su lado estaba Heeseung que le cogió la mano y la acarició sonriéndole ampliamente, la sonrisa se contagió en él. Cuando Heeseung le propuso ser un representante se sintió muy alagado, por fin podría demostrar quién era, podía brillar en el escenario y desde ese momento ambos se habían hecho amigos, más cercanos de lo que eran porque bueno, bien era sabido que Seon siempre lidiaba con los chicos para regular los comportamientos del menor. A los ojos de Heeseung, Son era un hyung interesante y amable que siempre le apoyaría, también le veía como un chico talentoso y sin duda como alguien sereno, pero le vio algo nervioso y por eso no dudó en darle la mano; porque eran amigos y su deber era ayudarle en ese tipo de situaciones.

Realmente Jungwon era el único representante I-Lander que estaba pendiente de las presentaciones, como siempre estaba siendo expresivo y es que, en medio del escenario estaba Sunoo, siendo tan brillante como siempre. Sus ojos no podían evitar seguirle y se quedó embobado porque incluso si no hablaron mucho, el chico con apariencia de zorro le había dejado una pequeña marca. ¿Qué eran esos sentimientos en su corazón?

Soltó una sonrisita cuando los Grounders terminaron su presentación porque Sunoo le saludó levemente, pero ahora venía la verdad, los resultados. Le angustiaba pensar que Sunoo se podía quedar en Ground para siempre, pero si ellos ganaban, posiblemente él tendría que ir a Ground y tenía miedo, tenía mucho miedo.

La ronda vocal fue ganada por I-Land y mientras que festejaban en el centro, Jay buscaba la mirada de Ni-ki sin resultados. K y Seon se miraron, sabían perfectamente que estaba pasando pero no sabían cómo intervenir. Que Jay tuviera grandes sentimientos por el pequeño japonés no era un misterio, pero realmente no sabían que ocurría con Ni-ki. Solo miraba sus manos, el escenario y a Ta-ki.

Las rondas pasaron y finalmente I-Land ganó todas las rondas. Los diez chicos se reunieron en el centro para abrazarse y reconfortarse. Jungwon se acercó a Sunoo para abrazarlo fuerte y mecerle; K cargó a Ta-ki por todo el escenario, Heeseung se acercó a Daniel para charlar y molestarlo un poco; Seon se acercó a Nicholas para felicitarle por su presencia escénica mientras que Jay y Ni-ki simplemente se miraron, era un momento algo raro y tenso, pero finalmente se abrazaron. Ni-ki ocultó la cara en el cuello de Jay y se dejó tranquilizar en un abrazo cálido y reconfortante, esas caricias que había echado de menos pero que ya no se sentían como antes, ¿por qué era tan diferente? Acarició la espalda de Jay e intentó embriagarse con aquel aroma a perfume caro mezclado con sudor que le resultaban tan delicioso, pero nada se sentía igual. Suspiró en el cuello de su novio causando que a este le dieran escalofríos y soltará una pequeña risita, pero nada se movió en el corazón del japonés que observó en la distancia a Ta-ki; flotando en los brazos de K riendo como un niño pequeño y disfrutando, ¿por qué no podía ser así?

Finalmente los chicos tuvieron que separarse. Nicholas tuvo que separar a Daniel y Sunoo de los abrazos en los que se encontraban enredados, Seon tuvo que quitarle a Ta-ki a K de encima el cual se negaba a soltar al pequeño pulpito. Los únicos que se separaron acerca de Gate fueron Ni-ki y Jay. El más joven se dirigió a Gate pero una mano fuerte le tomó por la muñeca evitando que entrara a aquél huevo raro.

-Quiero que seamos eternos, pero cuando cruces esa puerta no sabré nada más de ti- habló con la voz algo rota, susurrando las palabras en un último aliento. -No te vayas, quédate a mi lado siempre. Esperaré por ti.- suplicó en un suspiro desesperado.

-Lo siento, hyung. Me tengo que marchar.- liberó su muñeca y entró a Gate con la cabeza gacha.

Lo último que vio Jay de aquellos cinco chicos de Ground fue a Ta-ki, Sunoo y Daniel acercándose a Ni-ki; la última sonrisa que pudo apreciar fue la triste sonrisa del chico pulpo mientras que su sapito le daba la espalda a la entrada.

Si el mundo se derrumbaba todo sería culpa suya, no tenía pruebas pero toda su desdicha era culpa de Ta-ki y lo sabía.

La promesa fue el cielo [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora