Capítulo 1

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Temeroso de lo que le pudiera pasar, anduvo con cuidado hasta su casillero. No era la primera vez, tampoco esperaba que sea la última, pero al menos pedía compasión en el momento de receso. Su límite había sido sobrepasado hace mucho, sin más, el peso del secreto que guardaba valía más de mil infiernos en una simple escuela.

-¡Idiota! -escuchó gritarte alguien a lo lejos-. ¡Te olvidaste tu mochila!

Giró no sorprendiéndose al encontrar a Juugo, con una cara de diversión malévola y su mochila en manos. Diablos, pensó, todo su maquillaje se encontraba dentro, y no podía ir después de la escuela a casa sin perder una hora de fotografías.

Intentó ignorarlos, cosa que le había funcionado de vez en cuando, para que aburridos decidan dejar su mochila en uno de los tachos de basura. Estaba seguro que si eso ocurría, en cualquier momento escucharía un llamado de la directora a su despacho y recogería la mochila perdida de donde lo hayan encontrado. Rogando a los cielos, pasó de alto el llamado, fingiendo estar sordo cuando cruzó por su lado y hacerse el loco con las señas.

-¿A dónde crees que vas, rubio? -paró en seco su acompañante.

Posicionándose delante de él, el mejor amigo de Juugo, Suigetsu, lo frenó con una cara de perversión total. Se le acercó coquetamente, rozando inapropiadamente su cuerpo con el blondo, asquerosamente. Se podía sentir la creciente erección que tenía en los pantalones, lo cual le resultaba repugnante viendo venir de su cara lujuriosa por su mala suerte.

-Si lo violas Sasuke se enterará -esputó Juugo cerca de ellos.

-¿Y eso a quién le importa? -Murmuró, feliz de encontrar a su presa-. No es pertenencia de Sasuke, y siempre permite que nos burlemos de él. ¿Cuál sería la diferencia si pierde la virginidad o no?

-No podemos hacer que la reputación de Sasuke baje, el trabajo de su padre está de por medio.

-¿Es que acaso no vez lo formado que estas sus glúteos? -le lanzó una nalgada sonora, muy fuerte, de las que dejan marca rojiza-. Está para penetrar hasta el fondo y no parar hasta llenarlo. Dios, debe ser delicioso estar en él.

Juugo se acercó y también le lanzó una nalgada a el rubio, pero a diferencia de su amigo este no le encontró el sentido a la acción, por lo que la abandonó.

-Si terminas metiendo a Sasuke en problemas se vengará -dijo al final, cansado de lo mismo-. Puedes violarlo cuando acabes la escuela y dejes de tener contacto con Sasuke, mientras tanto compórtate.

-Ya oíste rubio -Suigetsu le susurró en la oreja, con un vago intento de sonar excitante-, cuando acabemos la escuela tu culo me corresponderá.

A Naruto le molestaba que hablaran de él como si no valiera nada, y aún peor cuando se trataba de tomarlo por el trasero. Él no era un objeto, mucho menos un juguete sexual al que pueden penetrar cuantas veces le hiciera falta, era mucho más valioso de lo que pensaban.

Miró su pobre mochila, abandonada en el suelo como si no importara nada. Tenía que recogerlo, si no fuera porque los chicos que lo sostenían eran idiotas, se hubieran dado cuenta que adentro tenía potes de maquillaje y un contrato de millones de yenes; sin más parecía que su cerebro no funcionaba mucho.

Como pudo se soltó de Suigetsu, quien tampoco puso mucha resistencia, para recoger su mochila y tener el tiempo suficiente de volver a su casillero. Ahora de seguro no lo dejarían tranquilo por el resto del día, y lo peor de todo es que tenía que aguantar sus conversaciones sobre él y las mil y una formas que le gustaría violar su parte baja. Era asqueroso, repugnante, inhumano; ¿Qué clase de escuela admite aquel tipo de estudiantes? Estaba seguro que él nunca lo haría, crearía una denuncia y los enviaría a una correccional hasta que se vuelvan viejos, en donde tal vez se violen entre ellos. Era mejor a hacerlo sufrir toda una vida en la escuela.

Doble aparienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora