Bruno:
Debo decir que hechizaste el fondo de mi alma desde el primer momento en que te vi, pero mi voluntad es débil. No puedo amar a alguien que no me corresponde, y no me parece justo atarme a ti estando otra en tu corazón. No pido que me quieras como yo te quiero a ti, ni siquiera pido que me quieras como tu amiga. Sólo te pido que no te olvides de esta castaña que nunca apartó su mirada de ti. Voy a resaltar lo que más me gusta de ti, en un gesto de desprendimiento voluntario, con el cual espero iniciar el proceso de separarte del fondo de mi alma a donde estas atado. Primero, amo tus ojos. Son del color del chocolate amargo al derretirse, y contienen todos los secretos de la felicidad. Hacen buen juego con tu cabello negro, que me quedé con ganas de tocar, y tu nariz aguileña que queda tan perfecta en el medio de tu cara. Amo tu sonrisa, tan arrebatadora, que me dedicas cuando hago alguna tontería, y te amo por eso también, por aguantarme. Amo tu ceño fruncido cuando no entiendes algo, y tu pose al jugar volleyball. Pero no eres mío, ni tu nombre, para acompañarme durante mi trayecto, corto o largo, hacia los confines del más allá. No importa. Espero que ella vea lo que yo veo en ti, alguien amable, chistoso, alegre, inteligente y fiero, como yo te veo. No puedo esperar que ella te quiera como yo, pues este amor es sólo mío, pero espero que no te rompa el corazón. Te libero de esta atadura, pero sigo sintiéndote como parte de mi. Eres mi amigo, y no quiero que eso se pierda. Me alegro por tenerte en mi vida, aunque no sea en la forma que yo quiero.
Tuya,
Cheeks.Cuando encontró esa carta en su bolsa, la única carta que había perdido al paso del tiempo y que no le dejó a Bruno, sonrió. Sacudió la cabeza al recordar como ella había llamado "amor" a su pequeño encaprichamiento. Su amado le preguntaría después que era esa carta, pero ella se negaría a responder, y la quemaría para que los recuerdos no la tentaran a volver. En vez de eso, siguió disfrutando de ese nevado día de Noviembre, muchos años después de su gran fuga.
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Notas sobre él
RomansNunca pude imaginar que se instalaría de esa manera en mi a vivir. Pero lo hizo. No lo puedo culpar. Y no me importa. Pero tenía que decirle lo que sentía, aunque nunca se fuera a enterar. Bruno, estas cartas son para ti.