Londres 1824
Lady Felicity Hood, con tan solo 17 años, caminaba nerviosa alrededor de su cuarto porque ese día en la noche sería presentada en sociedad. Estaba ansiosa y este hecho, nunca lo reconocería delante de nadie, excepto para con su hermano menor de 16 años. Para sus padres era la perfección encarnada, la impecable dama inglesa que cumplía con todos los requerimientos de la aristocracia: una buena familia, recursos, cabello rubio, ojos claros y modales impecables. En cambio, sentía que su hermano podía ver mas allá de la fachada que aparentaba
Bajó las altas escaleras de mármol de su casa en busca de su adorado hermano, era la única persona que la entendía. Sabía lo que susurraba el servicio de la casa acerca de su persona, sin embargo, como miembro de la nobleza, debía asumir una actitud hostil y desestimable frente a todos los comentarios.
Escuchó unos gritos que provenían del primer piso y siguió el camino de los rugidos hasta toparse con el despacho de su padre. Pegó la oreja a la puerta reconociendo la voz de su padre el Marqués de Alisa y su hermano el vizconde de Cassilis. Aunque no alcanzaba a distinguir palabras, se percató de que la conversación era bastante desagradable.
La puerta marrón de roble se abrió dando paso a su hermano, un adolescente que prometía ser bastante guapo en sus años venideros. Simon la miró con desdén saliendo de la estancia rumbo a la segunda planta de la casa. Felicity lo siguió hacia su habitación cerrando la puerta tras de ella.
La amplia habitación de Simon Hood, ubicada en el ala opuesta a la de sus padres, se mostraba majestuosa con sus detalles y brocados masculinos.
-¿Qué esta pasando Simon? – preguntó Felicity alarmada de lo que estaba pasando. Su arrogante padre solía tener una mano dura con ellos, sin embargo, Simon siempre mantuvo su postura estoica a la perfección.
-Me voy hermana, tomaré el primer barco a las Américas – Felicity se tensó y enojó con aquellas crudas palabras.
-No puedes irte hermano, tu deber está aquí con nosotros – señaló Felicity cruzándose de brazos.
-Sabes que hace mucho que deseo irme – Apostilló su hermano comenzando a rellenar su bolsa de viaje con camisas, botas, pantalones, ropa interior y dinero para el viaje.
-¿Cuándo piensas irte? -.
-Hoy mismo -.
Felicity tomó la mano de su hermano y sus mejillas se volvieron un rio de lágrimas. Su hermano la abrazó y ella le correspondió de la misma manera. ¿Qué iba a hacer sin su hermano? Era la única persona que comprendía y aceptaba su personalidad.
-¿Cuándo volverás? – preguntó con la nariz congestionada y luego, sacó uno de sus pañuelos bordados del bolsillo de su falda para limpiarse.
-No lo sé, talvez nunca o cuando padre muera – respondió su hermano pasándose una mano sobre sus rizos rubios.
Felicity puso los ojos como platos y las manos comenzaron a templar. Tomó el pañuelo en sus manos y volvió a llorar; Simon insistió en abrazarla.
-¿Por qué quieres irte? - .
No tenía muy claro a relación que su padre llevara con Simon , sin embargo estaba segura de que no era completamente sana. Había muchos padres peores y Simon era el único heredero del marquesado de Alisa y su único hermano.
-Por muchas razones Fee pero lo mas importante es que debo hacer mi propio camino – explicó Simon y se separó de ella para seguir empacando sus cosas.
-llévame contigo – pidió Felicity. Simon soltó una carcajada amarga de la petición desequilibrada de su hermana.
-Tienes que casarte, hoy es tu presentación en sociedad y tu reputación depende de eso – señaló Simon.
-No me importa – contraatacó Fee.
-Este es un viaje peligroso Fee, no tendrás el dinero, ni la posición ni los recursos de padre – explicó Simon mientras tomaba su bolsa y bajaba las escaleras del servico hacia la puerta de entrada.
Fee lo siguió y lo miró con ojos llorosos. ¿Seria capaz de renunciar a su posición y riqueza por seguir a su hermano? No, el no se lo estaba pidiendo, sin embargo, le dolería en lo mas profundo de su corazón no volverlo a ver.
-No te puedes ir Simon, ¿qué pasará conmigo si padre llega a morir? – preguntó Fee ahogándose por sus propios jadeos.
-Pues entonces volveré – contestó y se volteó para seguir su camino a pie por la calle principal – A dios Fee –
Una parte de su corazón había sido quebrado otra vez, su mejor amigo Gavin Starling la había rechazado y ahora su hermano, su unico apoyo, la abandonaba.
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La fortuna de Lady Felicity
Historical Fictionsegunda historia del libro el destino de lady Sara Con un hermano desaparecido, un padre loco y una madre fugada. Lady Felicity solo le queda rehacerse en un mundo que antes creía demasiado inferior. Educada como una mujer clasista, soberbia y petul...