PPP

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Por favor, si van a leer este fanfic háganlo desde mi cuenta de Ao3 que pueden encontrar en mi biografía. El texto presenta muchos detalles que Wattpad no me permite destacar, si pueden leerlo desde ahí se los agradecería mucho.

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Ambientación: Melanie Martinez - Tag you're it

Si alguien hubiera visto la cuenta bancaria de Gustabo a los 25 años, Pogo se sentiría avergonzado. Ni siquiera tenía una, guarda su dinero debajo del colchón, como todo un pobre. Y Pogo estaba atrapado en el cuerpo de un pobre «¡qUE MIeDo!».

«LOs poBReS NO mEreCEn VivIr.»

La primera vez que llegó, Gustabo ya era un adulto. Trabajaba en una cafetería cualquiera junto a Horacio, su hermano -estúpido y con la misma pobreza-. Tal vez fue cuando la mujer que atendió le lanzó dinero a la cara «cómprate algo, que se ve que te falta», o tal vez por la vez que otra mujer le dijo: «¿pagas mi comida? a no, seguro ni tienes», tal vez por las otras miles de veces que le dijeron lo mismo o sinónimos, tal vez por quienes se iban sin pagar y tenía que arreglárselas él. A esos primeros tampoco les culpaba, se notaba la pobreza de Gustabo, se olía «yO HArÍa lo MISmo». A esos últimos -los que se iban- los condenaba, eran tan pobres que se sentía fatal por como Gustabo no podía olerles como él lo hacía.

«POr esO ME nECesiTaS»

«¿quÉ HarÍas SiN mÍ?»

Gustabo era el único pobre que podía soportar, no tenia de otra.

Cuando él salió de su cueva -«¡al fin!» vivió años soportándolo- las cosas cambiaron: Gustabo y Pogo tenían que conseguir dinero de dónde sea, ser ricos, como debía ser -ya tienen el carácter-. No era mucho -lamentablemente-, pero si un comienzo. No dejaría que alguno de los dos fuera tratado de esa forma, si ese inútil no puede por sí mismo, lo haría él.

Entonces Pogo comenzó a robar, atracar, duplicar la venta de droga que Gustabo ya tenía -lo que sea necesario-. Con ello compró armas para mejorar la calidad y cuando ya no necesito más -cuando fue suficiente para las circunstancias-, se compró su primera ropa decente, lo más parecido a como él era por dentro: un traje de colores, rojo y azul con una pajarita amarilla. Poco después se compró maquillaje blanco, negro, morado. Era perfecto, hermoso, de primera. Todo real -con algunas cuantas deudas-.

Como merecían.

Con él tiempo consiguió más y más. Horacio no mostraba sospechas, encantado estaba: más dinero, más ropa, más maquillaje, más gel para su terrible cresta.

«nO DeberÍamOS CoMpArtiR LO nUesTRo coN eSe ImBÉciL»

Todo estaba bien, estable... pero necesitaba más.

La oferta ya estaba hecha, solo faltaba aceptar. Podrían tener mucho más dinero con esto. El puto Horacio se estaba entrometiendo, le pedía que no hiciera nada. Pero esa pasta debía llegar a sus bolsillos, a su tarjeta. «A QUieN coJOneS lE iMpORta», para Pogo, lo único que veía en Horacio era pobreza, pobreza que le causaba asco. No era su hermano, era de Gustabo. A él... le estorbaba.

Lo dejara para después.

Ahora tenía que matar a alguien por trescientos de los grandes «¡QuE esPEluzNAnte dECIR "de los grandes" sOlo SOn miLEs! eSo es De gENte COn pRoBlemAS eCOnÓmIcos». Él tenía que ser rico. Él es de clase alta-alta, no alta-baja, mucho menos baja-baja. Él es fantástico, un Dios «vEtE a La mIeRDa, CoNwaY».

Pogo con p de pobreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora