Prólogo

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El sol brillaba sobre París, en plena celebración de un nuevo Día de los Héroes, pero como era costumbre en la ciudad. Era muy raro que hubiera un día tranquilo en la ciudad del amor, ahora conocida como la ciudad de los akumas.

La plaza de la Torre Eiffel estaba cercada por espinas esmeraldas, la policía acordonó el lugar para evitar que los civiles se acercaran demasiado, y Nadja Chamack presentaba las noticias, aunque sin el entusiasmo de siempre.

-Aquí, en vivo en donde un grupo de estudiantes y dos docentes han sido capturados por serpientes esmeraldas, pero por alguna razón, no se ha avistado un akuma como tal, en cambio... -la reportera posó su mirada en una chica de cabello azabache y recogido en un par de coletas inconfundibles-, por lo que se ve, Marinette Dupain-Cheng no ha quitado su mirada en ese extraño y enorme capullo de flor.

En efecto, la joven diseñadora observaba melancólica aquel brote de la flor de ciruelo, ignorando las voces de sus compañeros, los que no dejaban de forcejear contra esas enormes serpientes que ceñían más su agarre a sus cuerpos.

-¡Por favor, detente Marinette! –suplicó Alya, la que estaba a la cabecilla de grupo, mientras que Lila estaba apartada, con dos serpientes estrujándola cada vez que trataba de decir algo- ¡No tienes que hacer esto! –replicó más la morena, pero la azabache no apartaba la mirada de la flor, a lo que ya la bloguera gritó exasperada -¡¡Por favor, escúchame!! –Marinette apenas se volteó a verla, para luego hacer unas señas, y dos serpientes esmeraldas descendieron con Gabriel Agreste y Nathalie Sancour como sus prisioneros.

-¿Qué hace aquí el viejo de Adrien? –se preguntó atemorizado Nino, pero al igual que Alya, no recibió respuesta alguna de la azabache.

-¡Esto ridículo! ¡Totalmente ridículo! Esta serpiente está arrugando mi ropa, ni mencionar lo fría que es, ¡Dupain-Cheng! ¡Más te vale no ir tras Adrinkis! –reclamó Chloé, al notarse que el modelo era el único que faltaba del grupo.

Al poco rato, llegó Chat Noir, aún confundido y shockeado con lo que sucedía, y se dirigió a la joven diseñadora, apuntándola con su bastón.

-¡Libéralos! –sentenció el felino - ¡LIBERA A MARINETTE! –el héroe brincó hacia la chica, pero para extrañeza de todos, ninguna de las serpientes esmeraldas reaccionó, y quedaron aún más sorprendidos al ver que Chat detuvo el golpe antes que tocase a Marinette -. No tienes que hacer esto, podemos encontrar una solución –repuso el gato negro.

-¡Ella no escucha...! –replicó casi de inmediato Alya, pero las palabras de Marinette la hicieron callar de sorpresa.

-No tengo nada en contra tuya, Chat Noir, a diferencia de ellos, tú siempre has sido noble de corazón, pero por desgracia... -Marinette hizo un ademán con la mano, y dos serpientes salieron del suelo, aprisionando al héroe-, no le hagan daño, sólo quiero que observe, y no te preocupes Chat Noir, no tengo intención de tomar tu miraculous, aún –la azabache caminó hacia el grupo de estudiantes, mientras que las serpientes acomodaban a un aprisionado Chat Noir cerca del capullo de ciruelo, y cubrían su boca para que no invocara su poder-, una vez que termine el juicio en contra estas malas personas, serás libre, te doy mi palabra.

-¿A él si le hablas? –replicó Alya ofendida - ¿Se puede saber por qué a nosotros no nos has dicho nada todo este tiempo?

-Tu jamás escuchas a aquellos que hablan con la verdad, ¿Por qué te crees con el derecho de ser escuchada entonces? –le inquirió seca la azabache, y Alya quedó pálida.

-¡Marinette! –la voz de Luka se escuchó entre la multitud, y la joven observó al músico acompañado por su madre y Kagami, así como también Jagged, Penny, Clara Ruiseñor y muchos otros conocidos aparecieron entre la multitud - ¡Por favor, déjalos ir!

The White Snake.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora