Te lo ruego, amore, no me dejes

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Cuando mis rodillas y palmas tocaron el suelo todo a mi alrededor se distorsionó a nada más que unas constantes figuras borrosas y etéreas, era como si estuviera bajo los efectos de una droga que nublaba todos mis sentidos y confundía toda mi mente. No podía distinguir nada. Era como si me estuviera ahogando en unas profundas aguas negras y aun así mi cuerpo no podía hundirse, me estaba ahogando, pero no podía ni moverme ni un solo centímetro, ya sea, para intentar escapar o solo hundirme para dejarme morir.

Mi débil mi respiración y cordura se perdían a cada segundo que transcurría, pero, sorpresivamente aún en varado en medio de todo sin siquiera poder moverme, mis sentidos recobraron vida cuando un fuerte quejido de dolor se escuchó a lo lejos acompañado con el ruido completamente similar a unas gotas de agua caen en tierra mojada y por sobre todo a la sensación de que una gota algo espesa cayó en mi rostro y comenzó a recorrer mi mejilla, luego cuando mis ojos por fin enfocaron aquello que tenía al frente, en ese preciso momento todo comenzó a transcurrir en cámara lenta

Pude ver los rostros de impacto, miedo, terror, pavor, angustia e incredulidad que se reflejaban en la mirada de los demás, pude escuchar vívidamente los gritos o exclamaciones que algunos soltaron, pero yo no pude emitir el más mínimo sonido, pude ver como el pecho de Percy era atravesado completamente por la cola de la mantícora, como la sangre salpico de sus labios a mi rostro y cuerpo, como su labio se abrió de pura inercia e incredulidad, pero por sobre todo, vi el momento preciso en el que acompañado de una sonrisa arrogante la mantícora retiro su cola y Percy cayo inmediatamente de espaldas al suelo como peso muerto

Muerto

Mis brazos cayeron a mis costados, como si el simple hecho de mantenerlos en el aire fuera la decisión más difícil del mundo

Esto, no, no puede... no puede estar pasando

Esto

No

¡No!

Mis labios por primera vez en este transcurso se abrieron y aún así no pude escuchar mi propia voz, pero si pude distinguir muchas otras voces que comenzaban a gritar y a lamentarse, eran sonidos que no expresaban nada más que un dolor agonizante y ardiente, como si fueran uno solo con la intensidad del sol, no eran nada más que la representación de un profundo calvario que parecía no terminar. Pero, en medio de todos esos gritos, existía una voz que se destacaba del resto pues sus llantos no expresaban nada más que un profunda tristeza y agonía que era acompañada de los quejidos y lamentos que el pobre hombre soltaba, sus gritos podían llegar a desgarrar el alma de quien llegara a escucharlo en medio de todo ese caos, sus lamentos era como aquel llanto de bebé que nadie llega a reconocer en medio de una calle concurrida, era como aquella lágrima traicionera que caía por las mejillas de una persona y que a nadie se le permitía ver, era como aquel lamento que por mucho que no predominaba aún luchaba por decir "Estoy aquí" y eso lo convertía en aquel diamante que era opacado por una imitación sin valor, lo transformaba en algo simplemente hermoso

No bastaron ni unos 30 segundos antes de que sintiera como mi garganta se secaba y al momento en que mis labios se cerraron de forma inmediata aquel llanto distintivo entre los demás se dejó de escuchar y a los pocos segundos aquellos gritos llenos de agonía se extinguieron entre el rugido del viento.

Que extraño ¿Acaso el pobre hombre que gritaba era yo? Si eso es así ¿Por qué mi propia voz se escuchaba tan lejana y extraña?

Alejé completamente esos pensamientos y en ese instante mis piernas encontraron la fuerza que me hacía falta para así permitirme levantarme y volver al lado de mi amado, al lado de Percy. Mi mente se fue llenando con el pensamiento de que quizás si no me hubiera alejado de él podría haber evitado el momento en el que el cuerpo de Percy empujo mi cuerpo alejándolo del camino y mientras extendía los brazos recibió el golpe que estaba destinado a mi

Espérame amore mio...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora