-¡Allá! –Exclamó Frank.
Alex levantó la mirada del suelo y pudo ver un cúmulo de luces a lo lejos, entre los árboles. Ya había empezado la noche, tal como lo predijo Frank, pero, al parecer, al fin habían llegado. No era un pueblo como el de Karmaland, y tampoco tenía tantos habitantes como allá, en realidad eran diferentes construcciones repartidas en diferentes puntos bastante apartados unos de otros, pero parecía bastante alegre, se notaba que tenía una atmósfera muy diferente a la de su pueblo de residencia.
Avanzaron un poco más, entrando ya en los terrenos de Calvaland y Frank no tardó en ser reconocido por los habitantes de por ahí.
-¡Eh tío! ¡Tanto tiempo...! –Saludó un hombre, desbordando tanta energía que Alex creyó que desgarraría sus cuerdas vocales con su saludo. Frank lo interrumpió rápidamente.
-¡Hola! ¡Sí! –Saludó de vuelta, algo alterado.
-Que ya nos tenías olvidados –Dijo, confuso por la reacción de Frank, luego desvió su mirada hacia Alex- ¿Y quién es él?
-Me llamo Alex –Dijo él en un tono desconfiado y sin sonreír, ser amigable no era algo no se le diese muy bien. El sujeto lo miró sorprendido, luego sonrió picarón.
-Así que tú eres el famoso Alex... -Cruzó sus brazos, Alex lo miró confundido- tú tío, te lo dijo, de verdad no tienes ni la más remota idea de lo mucho que hemos oído de ti.
-¡Venga tío! Él no necesita saber eso –Exclamó golpeando suavemente el brazo del chico, ambos rieron. Luego Frank se dirigió a Alex-, adelántate hacia allá, ahora te alcanzo.
-De acuerdo –Dijo, para luego irse por el sitio que Frank había señalado.
Frank y Grefg vieron a Alex alejarse, guardando silencio por un momento, luego Frank habló, en un tono bajo y serio.
-Reúne a los chicos en tu casa, los veré en veinte minutos, tengo que hablar con vosotros.
-¿Está todo bien? –Preguntó extrañado.
-Sí, lo está, pero si no tenéis cuidado podéis meter la pata y arruinarlo todo, así que ve.
Grefg asintió, muy confundido, pero luego se fue a reunir a todos. Frank se fue a alcanzar a Alex.
-Pequeño –Dijo Frank, poniéndose al lado de Alex.
-Pensé que tardarías más.
-Sólo tenía que decirle algo puntual –Explicó con simpleza-, ven, es por aquí.
Tomó la mano de Alex, entrelazando sus dedos, y tiró suavemente de él, lo condujo sin prisa entre los árboles. A Alex nunca le había gustado conocer gente nueva, por eso había tenido el ceño fruncido todo el tiempo, y aún lo tenía, con la pequeña diferencia de que estaba algo sonrojado desde que Frank le tomó la mano.
En fin, se subieron a un bote que había en el agua, atado a la orilla, y Frank remó el corto tramo que había desde allí hasta una pequeña isla. No tardaron en llegar al lugar en donde Frank se quedaba cuando pasaba la noche allí. Es una casa simple al borde del mar, era mucho más pequeña que la de en medio del bosque, pero tenía lo que había falta para que fuese acogedor.
-Por aquí, hay alguien que quiero que conozcas –Volteó hacia Alex con una sonrisa. Alex lo miró confundido.
No tenía muchas ganas de conocer gente nueva, así que estaba algo desconfiado, pero esta desconfianza se desvaneció cuando Frank rodeó la pequeña casa y pudo ver un corral con un caballo blanco.
-Él es Perdigón –Dijo sonriendo, mientras abría la puerta del corral e invitaba a Alex a entrar.
Alex entró lentamente, viendo con ternura aquel hermoso caballo. Y es que si pones a Alex frente a una persona, lo más probable es que sea borde y grosero, pero la cosa era muy diferente si este era un animalito, eran simplemente la debilidad de Alex, desde que era un niño. Perdigón no sintió miedo de Alex, y no hizo ningún movimiento cuando Alex extendió lentamente su mano hacia él, de alguna forma el animal, cuando Frank dejó entrar a Alex al corral, supo que Alex no quería hacerle daño.
Alex acarició la nariz del caballo, con suavidad, y luego se unió la mano de Frank, quien se había puesto tras Alex para también acariciar al animal.
-Él es mi mejor amigo, desde hace mucho tiempo –Dijo en voz baja.
-Es muy bonito –Dijo del mismo modo, sonriendo levemente.
Alex acarició el rostro de Perdigón con ambas manos, notando que a este le gustaban las caricias.
Se estremeció cuando sintió la otra mano de Frank ubicándose en su cintura, volteó su cabeza y se encontró con el rostro de Frank, una vez más, muy cerca del suyo. Alex sentía en su espalda el pecho, algo musculoso, de Frank, lo que lo ponía aún más nervioso, pero eso no impidió que bajara la mirada hasta los labios del mayor.
Frank sonreía levemente, sólo a centímetros de Alex, quien ya no acariciaba a Perdigón, ahora sólo mantenía sus manos sobre su pelaje, pues estaba concentrado en Frank.
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Forastero | Staxxby en Karmaland
FanfictionTodos viven felices en la comodidad del pueblo de Karmaland, cada habitante convive plenamente con sus vecinos bajo la protección de los dioses, claro que con algunas travesuras de por medio pero sin problema alguno a final de cuentas. Todos prosper...