Tinta y Papel

Juventud

Esta historia se la dedico a una grandiosa personita que está de cumpleaños hoy~ ♥

Mi siempre tan adorada y admirable  FabySaelvan

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El conocimiento de su existencia no inició el primer día de clases de la secundaria, a sus doce años, con el pase de lista. Inició pasado casi un mes, cuando en clase de Introducción a la Química la profesora les ubicó lugares nuevos, intercalando a los alumnos inquietos y serios entre sí.

A Hongbin se le había volado, por el lado izquierdo, una hoja de papel suelta de su cuaderno de apuntes, donde tenía escritos los códigos de química como su fueran íconos de videojuegos, para memorizarlos mejor; al mismo tiempo, a Sanghyuk se le había caído, por su lado derecho, una pluma de tinta gel azul en punto mediano. Ese accidente marcó en la hoja de Hongbin un pequeño punto salpicado de tinta, pero también, ese accidente marcó el inicio de lo que sería para ambos la mejor amistad de todas a lo largo de su adolescencia.

-¡Hongbin-ah~!

-¡Sanghyuk-ah~!

Cada regreso a clases, ambos se saludaban del mismo modo, incluso si era solo un regreso de las vacaciones cortas de invierno. El entusiasmo por verse de nuevo y contarse en persona lo que había pasado durante vacaciones siempre era más emocionante que decírselo día a día a través de la computadora o teléfono.

Año con año, un par de secretos siempre salían flote para reforzar su amistad, temores personales, como tragedias de la infancia que los traumaron, o también la presión de sus padres por elegir un futuro que ellos mismos veían incierto. Hongbin siempre había entendido los miedos de Sanghyuk porque él se sentía de la misma manera, además que su amigo no poseía muchos filtros para expresar lo que pensaba o sentía de momento, era más directo y agresivo en ese aspecto y al chico de grandes ojos le tranquilizaba escucharlo a veces, era como si él mismo se expresara a través de la boca ajena. Y también, minucioso, Sanghyuk siempre había entendido los miedos de Hongbin, porque su amigo era más meticuloso, precavido e indagaba bastante bien en sus sentimientos, pensando siempre en las palabras correctas para expresarse claramente, era como si Hongbin hubiera hurgado dentro de su corazón y cerebro y hubiera apaciguado la marea de sentimientos y emociones que muchas veces Sanghyuk no lograba clasificar ni nombrar con propiedad.

Uno era un desastre ruidoso, explosivo e impulsivo sin mucho cuidado.

El otro era un caos que reventaba a solas y en silencio para pasar desapercibido.

-N-no me veas así, Sanghyuk. –Chistó entre molesto y nervioso, queriendo ignorar la pesada mirada de su amigo.

-Estamos en tercer grado.

-Sí, ya sé.

-Todos lo han hecho.

-... Ya sé.

-Ya tenemos quince, Hongbin.

-... Sí... Sí. –Murmuró, volteando a todos lados a pesar de saber que estaban a solas en el salón.

-No hay nadie, no habrá nadie, ¿qué puede salir mal?

-... N-no lo sé, no lo quiero hacer y ya.

-Pero todos lo han hecho~. –Insistió, suspirando un poco y se abrazó a su mochila, la cual estaba sobre la paleta de su pupitre, girando su rostro para no tener que ver a Hongbin.

-... ¿Realmente quieres hacerlo?

-No. No quiero nada.

Apretó los ojos un poco, movió constantemente su pierna derecha y, con rapidez, Sanghyuk se levantó de su lugar para salir del salón de clases e ir a la cafetería escolar. Hongbin suspiró al verlo, sintiéndose algo frustrado de momento, como un cobarde más bien; frunció las cejas, tomó su mochila y salió buscando al otro alrededor de la secundaria. Por la hora, debía ser silencioso y pasar desapercibido entre los salones si no quería que alguien le llamara la atención al ser el único grupo que no tenía clases de momento, esto por su profesora de matemáticas que tenía dos semanas sin ir debido a su embarazo, y a que la escuela no contaba con un profesor sustituto por más que buscaran... Si bien, sabiendo que su grupo era una espina en el culo insoportable para tolerar profesores nuevos o sustitutos que solo durarían un instante.