La noche aun era joven en Nueva York, mientras Peter tomaba el mando del asunto. Montándose sobre el hombre desnudo, quien parecía no tener idea de que hacer con el. Peter juraría que nunca habia compartido con un amante tan hambriento. Pero para su consuelo esto era nuevo para ambos.
Considerando la situación, sería tan fácil para Peter robar su vida. Beck estaba completamente indefenso bajo el, podría atravesar su garganta con sus dientes y solo sería cuestión de minutos para que se ahogara con su propia sangre. Ya podía imaginar la expresión de sus ojos al mirarlo, buscando una razón por aquel acto.
Pero honestamente Peter tenía una mayor necesidad de sentirlo dentro, sobretodo ahora que aquel miembro erecto se refregabá entre su trasero, en una provocación constante. Y como Peter bien sabía, la carne es débil.
Suspiro trabajadamente sobre el, adicto a la sensación, sediento por algo más. Beck exclamó bajó el, como si Peter fuera un acto celestial. Contempló el rostro contrariado del chico, que se calentaba al rosé de el. Su cabello era un desastre y su piel brillaba quedamente a causa del ligero sudor. Beck percibió su humedad y el calor ardiente de su orificio. Temblando, enloquecido por invadirlo, por hacerse camino abriéndolo a su pasó.
Por invadir aquella parte de el, que lujuriosa mente respondía al rosé, contrayéndose levemente, intentando tragarse el miembro voluptuoso de Beck. Peter se inclinó sobre el entonces y pasó su lengua por el pecho del hombre bajo el, arrastrando cada gota de sudor. Beck suspiro, tomando el glúteo de Peter con mas ímpetu, con tal fuerza que dejó indudablemente sus dedos marcados en el. Peter gimió, Beck había aprendido rápidamente que al castaño le gustaba rudo.
Finalmente el chico advirtió con su mirada que estaba listo, sentándose lentamente sobre el, devorando su miembro, el cual se perdía dentro del anillo de Peter. Sisear fue todo lo que pudo hacer Beck, mientras cerraba sus ojos bruscamente y abría su boca.
Peter era apretado, tanto que Beck pudo sentir sus paredes reclamandolo. Su interior tan suave como la seda. Asfixiandolo. Sin embargo Beck permaneció completamente quieto, sin intención de herir a la persona sobré el. Tan quieto que casi dolía la espera, mientras el calor al que se exponía su miembro era similar a un infierno, uno lujurioso.
Una vez completamente enterrado en el, Peter buscó equilibrio, apoyando su pesó en sus rodillas, que se clavaban en el colchón con fuerza. Fue cuestión de segundos para Peter, antes de atreverse a moverse. Primero subió lentamente sobre el hombre, dejándo que el pene se deslizara lentamente fuera de el. Solo permaneció dentro su cabeza, antes de que Peter bajará mas lentamente si era posible. La fricción los hizo temblar a ambos, Beck maldijo entre dientes, tomándolo de las caderas para ayudarlo en los próximos movimientos.
Nuevamente Peter repitió su acto. Y pesé al increíble placer que experimentaba, a causa del rosé de su punto de estímulo. El acto se le hizo en si, terriblemente agotador.
Todo parecía mas fácil en las memorias de Peter. Quién parecía no cansarse de subir y bajar como un poseído. Y no era que el mismo no tuviera esta misma resistencia, honestamente era mas veloz, resistente y fuerte que su viejo yo. ¿Tal vez la muerte mejora los límites humanos?, Todo podía ser.
Pero la cuestión era que no le emocionaba este ritmo lento que habían adquirido, pesé a ser su primera vez, estaba desesperado por algo mas... Salvaje. Y tal vez Beck era capaz de leer su mente o de descifrar sus expresiones, por que de un segundo a otro se vio obligado a rodar, chocando su desnuda espalda contra el colchón.
Ahora Beck estaba sobre el, tan grande como era, manteniéndolo inmóvil con su pesó. Beck era un hombre alto y robusto, sus hombros eran anchos, al igual que su espalda. Era la clase de hombre que al antiguo Peter le hubiera gustado, de no ser por que solo tenía ojos para Wade. Quien era similar físicamente a Beck.
El hombre sobre el lo embistió con increíble fuerza, el fue crudo y poco piadoso con el chico bajo el. Lo cuál encanto a Peter, quién se aferró a su espalda, clavando profundamente sus uñas.
Peter grito quedamente, cuando otra embestida golpeó contra el, un liguero dolor atravesó su cadera y el muchacho suspiro de placer. Beck por otro lado, gruñó ante el esfuerzo bruto de sus actos. Sin compasión comenzó una violenta danza, en cada empujón los huesos de la cadera de Beck chocaban contra los glúteos desnudos de Peter. Provocando así un sonido sordo de cachetadas entre cortados. Peter se maravillo del ardor en sus glúteos.
La fricción perpetua inició un sudor en la espalda de Peter, de algún modo se sintió empapado y sofocado, aferrándose a Beck quien se volvía resbalizó, su piel brillaba entre la oscuridad como sus profundos ojos azules, los cuales, irónicamente, lo devoraban.
Peter se vio increíblemente tentado, por lo que pasó su lengua entré el cuello de Beck, quién inclinó ligeramente su cabeza, dejándose lamer sin problemas. Aún arremetiendo contra el, en busca de su pronta liberación. Incluso Peter se sintió cercano.
Era como una gran concentración en su vientre, apenas pudiendo respirar. Su propio pené estaba erguido y duró, brillante por su pre-semen. Beck gruñó y gimió con fuerza, bombeando dentro de el con mas rapidez. Peter cerró sus ojos, sintió la cúspide de su llegada, los dedos de sus píes se curvaron y arrastró sus uñas, dejando líneas rojizas en la espalda de su amante. Al cual escuchó sisear. Su aroma se elevó en mas excitación, Peter se maravillo en esa fragancia y sin poder evitarlo mordió el hombro de Beck con increíble salvajismo.
Sus dientes, ahora afilados, perforaron la piel y la carne. Peter sobre estimulado a causa del aroma y el sabor, no pudo aguantar más. Viniendose contra el vientre de Beck.
Su amante gruñó, el dolor de su hombro rápidamente tapado por el placer de las paredes contrayéndose, encerrando su miembro como si estuviera exprimiendolo. Beck tampoco aguanto y cayó sobre Peter, mientras se vaciaba dentro de el.
Peter perdió el aire a causa del pesó de su amante, y sollozó quedamente ante la agradable sensación de ser llenado, dentro de el, el tibio líquido blanquecino se sentía como la gloria. Vagamente Peter se cuestionó, ¿A que sabría?.
Ese fue su último pensamiento, antes de perder el conocimiento.