El domingo por la mañana Athena regresó a visitar a Harry, junto con Hermione y Ron. Pero ella se retiró a la hora del almuerzo. Se sentía aliviada, no se había topado con Davies desde ayer. Se había quedado pensando en lo que Dumbledore le dijo, tal vez era mejor no salir con Roger Davies.
− ¡Athena! ¿Estás bien? –preguntó una voz preocupada.
Athena alzó la vista, había chocado con alguien. Era George Weasley.
−Lo siento, estaba pensando –dijo Athena con pena.
−Ven, siéntate con nosotros –dijo George, que había tomado a Athena del brazo con cuidado.
Athena se sentó a un lado de Fred y al otro lado se sentó George, quedando entre ellos.
−Escuchamos que Davies te invitó a salir –dijo Fred con tono pícaro hacía ella.
−Qué idiota –dijo George, quien miraba a Fred con el ceño algo fruncido.
−Bueno, no le dije que sí –dijo Athena, con un tono de extrañeza.
−Le ha estado diciendo a todos los capitanes de los equipos de quidditch –dijo George.
−Sí, Wood no los dijo en la mañana –continúo Fred.
Athena apretó los dientes y soltó un gran suspiro. Qué idiota. Sabía que algo se traía, pero luego lo arreglaría. Comió un poco y con la misma se dirigió a su sala común a ponerse algo más cómodo para ir a su castigo. Seguro le esperaba limpiar los calderos o mucho peor.
En el camino evitaba a toda costa a sus compañeros, se había colocado la capucha de su suéter y caminaba hacia las mazmorras. Llegó a la puerta y tocó.
−Adelante –gruñó el profesor Snape. Athena entró y cerró la puerta detrás de ella, se quitó su capucha y se acomodó su cabello. El profesor Snape la miraba con una ceja levantada. Parecía enojada.
−Black –dijo Snape, haciendo que ella levantara su mirada hacia él.
−Buenas tardes, profesor –dijo Athena con desgano. − ¿Podría decirme cuál es mi castigo? No estoy de humor para discutir.
Snape soltó una sonrisa burlona, pero no dijo nada.
−Black, vas a ordenar mis estantes –dijo Snape, que se había levantado de su silla–. En orden alfabético.
Athena suspiró y se acercó hacia unos estantes de la derecha. Se posicionó a un lado del profesor Snape y miró los frascos. Frunció el ceño, ya estaban ordenados por orden alfabético.
−Ya están en orden –dijo Athena con una ceja levantada. El profesor Snape gruñó por lo bajo y con un movimiento de su mano, hizo que los frascos se movieran de un lado para otro.
−Ya no –dijo Snape dándose la vuelta regresando hasta su escritorio.
−Esto va ser muy aburrido –murmuró Athena, mientras se estiraba para agarrar un frasco. Los siguientes treinta minutos se la pasó, moviendo frascos de arriba hacia abajo, de un lado al otro. Había muchos ingredientes raros, algunos viscosos. Decidió tomar un pequeño descanso, cuando terminó con ese estante.
Metió sus manos en la bolsa de su suéter, sintiendo dos hojas de pergaminos. Era su ensayo sobre los hombres lobo. Se acercó hasta el escritorio del profesor Snape y lo colocó frente a él.
− ¿Qué es eso, Black? –dijo Snape levantado ligeramente su vista hacia ella.
−Mi ensayo, sobre los hombres lobo –dijo Athena sin importancia. Snape puso una sonrisa sarcástica y lo comenzó a leer.
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A Black's Desire
FanficAthena Saiph Black, con todas las habilidades dignas de una Ravenclaw, a excepción de una; meterse en problemas. Su vida dio un giro completo al escuchar que su padre, Sirius Black había escapado de Azkaban. En su tercer año en el Colegio Hogwarts...