MEGAN

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Dormido en plena madrugada llegó, un sonido me hizo abrir los ojos y su foto mandó una joven de cabello largo de mirada parecida a un ciervo escribió:

-¡Hola guapo!-

¡Pensé, esta chica se equivocó!

¡Ni duda cabe!

Le regresé el saludo con un delicado verso, haciéndome pasar por su pareja, se entusiasmó de lo romántico que soy.

Al darse cuenta que se confundió y no a su novio, sino yo.

¡Halagada me mandó un beso!

Ahí empezó un camino largo, imperioso al centro de su pecho.

Y todas las noches con sus desveladas, huiamos a bosques donde habitaban unas cálidas lunadas.

Fueron momentos extensos de silencio, recibiendo sus besos y su mirada suave, que invadían todo lo que mis sentidos no tenían.

No sé si estará bien esto, de apropiarme de un romance que no me pertenece, de robarle a un joven su amor de adolescente.

Pero nadie es dueño de esa mujer, de la noche, de la luz, del amanecer y ¿Porque su corazón no puedo tener?

Bajo las palabras de un indómito Montesco, que en las tardes de lluvia su calor manda, para arroparme con amor.

¡Y aunque muchos duden al término del día soy su amo!

Del embrujo, de su lengua caminando por mi cuello, de sus labios imprimiendo los míos como un sello.

Lamento decirlo pero me he convertido en codicioso, usurero y quiero mío lo que irradia ella, el suspiro, su mirada tierna y lo que corre por sus venas, la arena, el sol que me quema.

¡Y su juventud brotando de un oasis!

Pensando en el juego que aveces nos da la vida, le pedí.

-¡No quiero que seas como el viento!-
¡Ahora que estoy viejo! ¡Viene, me acaricia!
¡Y se va para no volver jamás!
Me dijo;

-¡Cómo crees!-
-¡Esto no será!-

Y me dio un cariño que me hizo por un momento olvidar el sentimiento herido, de un amor lejano y escondido.

Pero mi celo es extremo y el amor eterno y no quiero vuelva a su pasado amante y me recuerde como un añoso caminante.

Que rondaba en la noche como fiera abandonada en busca de una hembra.

Para acariciar una nueva piel, agradable y levantar de sus labios tibios un sabor a miel.

Y al tenerla entre mis manos como un ramo de geranios.

Oler su aroma como cuando era bebé elevarla a las alturas, colocarla en una nube para que ni el sol la pueda ver.

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Así son los avariciosos todo esconden, el oro, la plata, el amor y nadie sabe pero creo que también bajo llave al Señor.

León

16 junio 15

Cachitos De Mi CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora