-¡Jane, despierta!-noté como alguien me sacudía.
-Cinco minutos más.-dije mientras me daba la vuelta hacia el otro lado.
-¡No!¡Es urgente!¡Travis aceptó!
Me levanté como un resorte.
-¿En serio?-pregunté.
-Si.-dijo mi prima feliz. No paraba de sonreír.
-Me alegro mucho por ti.-dije mientras la abrazaba.-¿A dónde vais a ir?
-A un restaurante del pueblo. Vamos a ir a comer.
Salí de la ducha, me sequé y me vestí. Bajé las escaleras y en la puerta me encontré a Mabel con una gran sonrisa.
-¿Qué tal estoy?-me preguntó. Al final la había tenido que dejar ropa yo porque ella no tenía nada que fuera un poco elegante. Le había prestado un vestido cortito de tirantes con falda de vuelo y estampado floreado en tonos cálidos, junto con unas manoletinas naranjas a juego con el vestido.
-Preciosa.-respondí.
-Gracias.
Me abrazó y abrió la puerta.
-Suerte.-dije antes de que se marchara.
Me pasé todo el día con Tony.
Primero fuimos a montar a caballo y luego hicimos un picnic en el bosque cerca de un riachuelo.
Cuando volvimos a casa eran las seis y media de la tarde. Ya debía de haber vuelto Mabel. Deseaba que le hubiera ido bien con Travis.
Me despedí de Tony y entré en casa. Solo se oía el molesto ruido de las moscas. Subí las escaleras y me dirigí hacia la habitación de mi prima. Cuando estaba a punto de llamar a la puerta me percaté de que del otro lado se oían unos sollozos. Eso no era buena señal.
Abrí la puerta con sigilo.
-¿Mabel?
-Déjame.-sollozó ella. Estaba tumbada en la cama, boca abajo.
-¿Qué ha pasado?
-Nada. Vete.
-No me digas que no te ocurre nada porque estando así no me lo voy a creer.
Ella levantó la cabeza. Tenía los ojos rojos e hinchados de tanto llorar, pero su expresión no era triste, su expresión era de rabia.
-¡La culpa es tuya!-me gritó ella.
Me quedé a cuadros. ¿Qué había hecho yo?
-¿Mía?
-Si. Tuya. ¿Por qué tienes que ser mejor que yo? Los chicos siempre te prefieren a ti.
-¿Qué…?-no entendía nada.
-Hasta Travis te prefiere a ti. Me dijo que a mi solo me quiere como amiga, que la que le gustas eres tú pero que no te va a pedir salir porque tu novio es amigo suyo.
Estaba boquiabierta y a penas podía pronunciar palabra.
-De pequeñas también era así. Los niños también te preferían a ti. ¿Te acuerdas de Charles? Ese niño me gustaba a mí de pequeña pero siempre te prefirió a ti y tú nunca le hiciste caso.
Me acordaba de ese niño. Teníamos diez años cuando aquello. No se que sería de él.
-Lo siento, Mabel. Pero yo no tengo la culpa. Pensé que le gustabas tú, no yo.
-Pues no es así.-volvió a hundir la cabeza en la almohada.-Vete. No quiero verte.
-Pero…-intenté decir.
-¡Que te marches!-dijo mientras se quitaba un zapato y me lo tiraba. Yo me agaché justo a tiempo y salí deprisa de la habitación.
Me sentía mal por Mabel y en cierto modo la comprendía. Aunque no fuese mi culpa era de entender que estuviera así. Estaba muy enamorada de Travis.
Me fui a mi habitación y me tumbé en la cama. Estaba muy cansada asíque cerré los ojos y me quedé dormida.
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Una chica de ciudad en un pequeño pueblo
RomanceSoy Jane Palmer, tengo dieciséis años y vivo en Los Ángeles pero ahora mismo estoy en un avión rumbo a un pueblo en medio de ninguna parte en el que me quedaré con mis tíos y mi prima todo el verano. Me parece que estas vacaciones van a ser muy larg...