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Estoy aburrido de estas clases de mierda.

¿Por qué escogí está carrera en primer lugar?

Dios, mis ojos se están cerrando, lo único que quiero es ir a nuestro departamento, abrazar a Jimin, tirarnos juntos a la cama y dormir.

Ambos habíamos estado ocupados estos días.

¿Qué estará haciendo ahora?

¿Habrá cocinado?

«Su comida es deliciosa.»

«Tanto como él»

Me llena de curiosidad, ah, está más relajado que antes y eso me alivia mi alma perezosa.

«Dos años de novios, quién lo diría»

Para ambos fue difícil convivir al principio, pero poco a poco nos fuimos acostumbrando.

Yo estuve esperando vivir en independencia plena toda mi vida, no es como si no hubiera querido vivir con mi abuela en todo ese tiempo, pero necesitaba libertad.

Si bien mi relación familiar es muy buena, es todo lo contrario con Jimin.

Él había estado realmente deprimente y cortante los primeros meses, no sabía cómo animarlo ni mucho menos como ayudarlo. 

Y tampoco quería tener mi compañía. Porque pude tonar lo obvio en el poco tiempo que llevábamos juntos; y me hacía sentir tan estúpido e inútil.

«¿Qué podía hacer para que otra vez sea mío?»

Por momentos creí que otra vez estaba volviendo a ser el de antes, que ambos estábamos avanzando en nuestra comunicación, pero de pronto Jimin caía en llanto sobre mi pecho y me volvía el único consuelo que podia tener cerca. Y aquello me hacía feliz, aunque luego me evitaría por unos días; siempre volvería a mí. Porque soy lo único que tiene.

Llamé muchas veces a su madre, pero rechazaba cada una de mis llamadas; hasta que un día me bloqueo. Y fue lo mejor que pudo hacer. 

Me dejaba como la única salida que tenía Jimin para vivir mejor.

Aunque, la busqué por una última vez. Mi orgullo quería agradecerle. Así que lo hice, la llamé por una cabina telefónica, pero apenas escuchó mi voz; me cortó.

La maldije y la bendije a la misma vez. Su actitud era tan estúpida a mi favor, porque sí, busqué para que Jimin hallara algún consuelo aparte de mí; pero... ¿Qué podía hacer yo si ella no quería ceder?

Un par de veces lo vi llorar contra el teléfono, suspiraba e iba hacia él, otra vez para consolarlo por el rechazo inevitable de su madre. Susurrando algunas palabras decisivas en su oído y dándole suaves caricias en su espalda; él se aferró a mis brazos y no me alejó. Lo había comprendido.

Y así fue, nunca la volvió a buscar de propia voluntad, nada.

Jimin solo lloraba, lloraba a mares cada vez que era una fecha importante y su madre ni siquiera había respondido las llamadas. Solo lo veía hacer su show de siempre, para luego verlo dormir tan plácidamente, descansar del llanto y llevarlo nuestra cama en brazos.

Mientras que él estaba en sus más profundos sueños yo estaba despierto, lleno de dudas.

¿Siempre sufriría? Quiero decir, no me molesta.

No me arrepiento de haber dicho lo que dije luego de la cena navideña; si no fuera así, no estaría aquí, conmigo; y no sé si eso es peor a estar sufriendo de por vida.

Su madre sin quererlo había hecho bien, su papel de perra sin corazón había sido a mi favor. Lo único que me arruinaba mi sonrisa de triunfo, era aquel vacío que tenía Jimin. Estaba consciente de que ese vacío no podía ser llenado con nada, pero... ¿Ese era el único vacío por el que lloraba?

Right Now • YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora