El Canto Nostálgico de una Grulla Blanca 【QiJiu】

Grulla

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"Hoy es una de las noches en que La Grulla de Madam Feng va a cantar, presta atención, prueba este licor."

"Dicen que al acercarse el festival de mediados de otoño, presentará una de sus canciones, su último poema recibió una crítica excelente de ya sabes quién."

"Escuché que aún sus llantos de bebé estaban perfectamente afinados."

"¿Ah sí? Yo escuché que tenía la postura buena de un escritor desde temprana edad, como si hubiera nacido para..."

"¡Silencio, silencio! Allí viene, allí viene."

El pequeño tesoro del burdel Noche Primaveral era la viva representación de lo que podía llegar a ser una piedra preciosa si la trabajabas con cuidado y dedicación. Su pasado era igual que el de cualquier otra joya... fue encontrado en la tierra y ahora resplandecía inalcanzable, en las manos de quien le dio forma. No se conocían sus orígenes, ni se tenía la más remota idea de quién era su familia. Solo se sabía que un día un huérfano de ojos esmeralda, cubierto en mugre y miseria apareció en los pasillos del burdel, dejando huellas inmundas desde la entrada hasta el salón de baños.

Nadie se molestó en aprender su nombre una vez fue presentado como lo que parecía ser un niño... Pero cuando las semanas pasaron y Madam Feng no lo echó a patadas como había hecho con decenas de niños ante él, se le dio el título de "Grulla". Aunque en algunos descuidos, algunas de las chicas habían descubierto que Madam le decía "A-Jiu", para desagrado del pequeño. Realmente era como si la dueña hubiera conseguido una mascota... una con ciertos privilegios, pero mascota a fin de cuentas.

Solo ella tenía derecho a acariciarlo y jugar con él. Solo ella podía castigarlo si se portaba mal.

Caminaba hacia la plataforma especial del salón con una pipa blanca que, se decía, le había sido regalado por una cultivadora prominente hace varios años, tras haber interpretado su melodía favorita de tal forma que la mujer seguía regresando todos los veranos solo por él. Algunos contaban que fue capaz de hacer que los cuadros del burdel derramaran lágrimas de compasión tras escucharle recitar la balada.

Su cabello era como una noche de verano sin estrellas, mecido por la brisa de un valle calmo. Su piel inmaculada recordaba a las suaves peonías del jardín durante las mañanas. Sus ojos por otro lado eran como... puñales hechos de jade. Era imposible mantener el contacto visual por más de un par de respiraciones, casi se podía sentir el filo gélido de "algo" presionando sobre tu garganta, decían. Su expresión, contraria a todo lo que podía transmitir su música, escritura y canto... se notaba feroz. Como si esos finos labios sonrosados fueran capaz de esparcir veneno si es que se le otorgara la oportunidad. Manos delicadas que, por algún extraño motivo, daban la impresión de poder saltar hacia tus ojos para arrancarlos si mirabas de más... o de esa forma en particular, cuando el deseo se desborda.

Era una serpiente envuelta en suaves plumas y un cantar hipnotizante, grácil. Y quizás era esa misma sensación la que terminaba atrayendo más aficionados con cada año que transcurría.

A Madam Feng le gustaba tocar la Pipa, entre otros instrumentos. Los rumores decían que se había criado en una familia importante, de esas cuyos apellidos pueden sembrar admiración o temor en los corazones de las personas... a veces ambos. Otros rumores decían que fue concebida con la única intención de volverse una de las concubinas del emperador una vez alcanzara la edad adecuada, que pasaba más horas del día estudiando que durmiendo. Que sus ojos eran de un color almendrado debido a noches interminables repasando lecciones de maestros seleccionados de todas las ciudades importantes de la nación...Habían muchas historias de ese tipo, algunas más épicas, otras más trágicas relacionadas a aquellos dedos perdidos en sus manos.Pero solo eran eso, historias. Ella jamás había revelado una sola palabra de lo que fue su pasado, que la gente creyera lo que quisiese creer.