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Eleanor

Había subido por el elevador, intenté convencerme de que no era buena idea, pero si lo era, algo me decía que sí lo era.
Cuando entré al apartamento sentí un escalofrío, me quité mi chaqueta y me preparé mentalmente, al menos lo intenté.
Me quité los zapatos, y me dirigí a balcón donde siempre solía leer, abrí la ventana de par en par y me coloqué en la orilla, al ver la altura me dio miedo, pero más miedo me daba el quedarme sola en un manicomio, o al menos eso mencionaban las voces en mi cabeza.

—No seas cobarde, Eleanor— me alenté.

Vi como en la calle algunas personas se detenían a mirarme como si fuera alguna clase de espectáculo.

—Sólo eres una maldita loca— repetí de nuevo— ¡Sólo eres una maldita loca!— grité mientras sacaba un pie del borde.

Dejé caer mi cuerpo libre en aire esperanzado de que mi muerte fuera rápida y nada dolorosa, mi cometido fue interrumpido cuando alguien me jaló hacia adentro del edificio.
Esa persona me abrazó mientras yo forcejeaba para que me dejara libre.

—Eleanor, soy yo— reconocí la chillona voz.

Era Jazz.

—¿Por qué me detuviste?— pregunté mientras berreaba.

—Porque no te quiero perder, no te voy a perder— lloró.

Ella intentó consolarme, ambas llorábamos en suelo, mojadas por la lluvia.

—Sólo soy un estorbo en sus vidas, Jazz— sollocé.

—No, okay, mírame— tomó mi rostro entre sus manos— no eres un estorbo, tú de verdad eres lo mejor que me pasó, eres mi mejor amiga, la única persona a la que de verdad no puedo perder, estamos juntas en esto y no importa cuantas veces tenga que ayudarte a salir adelante lo haré, porque juntas somos invencibles, yo te puedo ayudar.

—Lucas dijo que sólo estaba jugando conmigo— mencioné.

—No, no, él habló conmigo, por favor no te enojes pero tuviste un ataque psicótico, lo que escuchaste no fue real— intentó calmarme.

Me quedé helada, ¿todo había sido producto de mi imaginación? Mi mente me había jugado muy sucio, el miedo a perder a todos a mi al rededor por mi estado mental me hizo intentar acabar con mi vida.

—Jazz, llévame a casa, por favor, debo hablar con mi madre— pedí mientras sollozaba.

Ella asintió, me llevó al auto, se había quedado cerca del Lincoln Center, caminamos bajo la lluvia y de cierta forma me gustaba.
Jazz había salvado mi vida y ahora estaba en deuda con ella, sabía que debía hacer algo al respecto, no puedo seguir permitiéndome actuar de forma impulsiva.
En el camino Jazz puso a Taylor Swift, lo cual había hecho mejor todo.

Cuando llegamos con mi madre ella se sorprendió porque estábamos mojadas, así que Jazmine la hizo entrar en contexto mientras yo la miraba con mirada de perrito triste.

—Eleanor— mi madre cubrió su boca con una mano en forma de sorpresa.

—Madre, Homfrey me está ayudando para que me internen en un hospital en Eastbourne, Mindwise, ahí estaré bien, ¿sí? Porque no puedo seguir luchando cada minuto de cada día contra mi cabeza, me está venciendo y quiero intentar remediarlo antes de que sea tarde— sollocé.

Mi madre vino hacia mí, me abrazó y comenzó a llorar, sabía que había aceptado, de verdad me hacía feliz porque en serio era algo que necesitaba.

—¿Cuando te irás?— preguntó Lucy. Solté a mi madre y me giré hacia ella.

—Después de Año Nuevo, en serio lamento haberlas hecho mudarse al otro lado del mundo— pedí disculpas.

Clean// Tom Holland Donde viven las historias. Descúbrelo ahora