Capitulo 103

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Lara

El jueves ya estando en el trabajo, no se toco ningún tema de lo sucedido ayer.

Era mucha información por asimilar, el robo, una amiga del pasado, un viejo amor y mis posibles malas calificaciones.

Todo encajaba a la perfección para un dolor de cabeza asegurado. Lo único bueno era volver a ver a Adriana.

En la mañana pude concentrarme mejor en la prueba pero lo que se me hacía raro era el cambio de Santiago hoy estaba callado, actuaba como yo el día anterior, pero mas aislado.

Después de ofrecerse a ayudarme y ser amable ayer, hasta después de darme la cola a la residencia. Hoy estaba muy diferente.

Hacía como más de una hora que había salido de la oficina y no había regresado.

Mientras redactaba pensando qué tal vez por fin mañana pudiera distraerme un poco con la fiesta de la editorial.

Santiago entró por la puerta revisando su computadora desesperado. Desordeno sus papeles y se puso las manos en la cabeza.

Después lanzó los papeles al piso y maldijo unas cuantas veces.

Esperaba que todo esto fuera un show de cámara escondida porque ya me estaba asustando.

–MALDITA sea donde esta mi trabajo.- En ese momento me  puse palida. Quería desmayarme.

Demonios, ahora si metiste la pata por completo. Me dije.

Ayer de tanto ajetreo no le había regresado a Santiago el trabajo guardado en mi pendrive.

No pensaba decirle, esto sería un desastre.

Quería salir corriendo de ahí pero se daría cuenta de inmediato que sucedía algo.

Era momento de sacar mis dones para actuar.

Me trate de concentrar en lo que estaba escribiendo haciendo como si no pasara nada pero mas rápido que tarde me pillo.

–Lara donde esta mi trabajo?!-me encaro de la nada.

Estaba nerviosa. Quería que se abriera el mundo en dos de una vez.

–Que te hace creer que tengo algo que ver tu trabajo?.- la respiración se me acelero. Yo nunca había fallado para mentir pero con Santiago, algo raro estaba sucediendo. Con el todo me ponía de dos estados o nerviosa o molesta- De verdad no se de que hablas.- dije.

Calmadamente y vocalice letra por letra a pesar de saber que era la culpable. Yo nunca desmentiría o diría lo contrario. No me convenía.

–Yo no tengo nada que ver.- me pare firme.

Aunque tuviera ganas de retroceder.

Me había hundido en mi propia venganza y ganas de hacer que pagara, sabiendo que Santiago había calmado un poco todo, ofreciendo su ayuda.

–Lara dame el trabajo ya.- golpeó la mesa.

Al ver que no respondía, reacciono de nuevo.

–LARA DAME El PUTO TRABAJO.- grito.

No retrocedí, recordé una parte de mi el porque odiaba a Santiago. Su agresividad hizo que me molestara

–QUE TE PASA IMBECIL? NO TIENES EL DERECHO DE HABLARME ASI.- Ya había visto varias veces a este Santiago y no tenia miedo de enfrentarlo.

Me lo conocía de memoria.

Santiago se acercó a mi laptop y la tomo desconectándola bruscamente del cargador

Por el color que tornaba esto, comenzaba a sospechar de sus intenciones

Abrió la ventana de la oficina que ni siquiera tenía reja.

Comenzó la amenaza.

–O me das el trabajo o lanzó tu laptop por la ventana.

–Crees que de verdad me asustas con eso? QUE BAJO ESTAS CAYENDO INMADURO. Adelante, LANZALO ME VALE UN COMINO.- grite

Pero sus intenciones iban en serio mas que nunca. Acercó la laptop con una mano a lo que veía que se parecía al abismo.

–DE VERDAD NO TE ASUSTA? Necesito el trabajo ya mismo Lara, maldita sea. No lo entiendes. Te diré cómo la otra vez tu me dijiste: EL MUNDO NO GIRA A TU ALREDEDOR, hay más personas a tu lado pasándola igual o hasta peor que tú.- Santiago tenía un soplo de dolor que lo reconocí en seguida. Uno por el cual yo había pasado.

Sentí como en vez de pelear, era una suplica.

Aún con la laptop en la mano, sabía que si la lanzaba perdería dos semanas de trabajo seguro.

–Espera, sin hacer ninguna locura por favor.- La culpa me venció.

–No creas, estoy quedará a mano si el trabajo no aparece ya.- siguió con la estúpida amenaza.

Busqué en mi cartera y lo conseguí.

Solo a mí me pasaban este tipo de imprudencias que ponían en juego todo.

–Toma, pero primero.- toque la mesa.-el computador por favor.

La mirada de Santiago se encendió de un azul intenso. Tenía miedo de su mirada, porque guardaba algo más que interés. Yacía en ella, odio.

Acercándose sigilosamente. Lo pare primero con la mano.

–Primero.- toque la mesa otra vez.

–Aquí esta tu estúpido computador.- lanzándola aún mas animalmente de lo que la había tomado, en la mesa

La ira se encendió en mis entrañas.

–ERES UN COBRAN IDIOTA, ESTÚPIDO. POR QUE LA TIENES QUE LANZAR ASÍ, ESO NO ERA PARTE DEL TRATO.- grite.

La empresa entera afuera seguramente estaba escuchando nuestros gritos.

–SOLO UNA PEQUEÑA PARTE DE LO QUE MERECES.- me dijo

Le lance el pendrive en la cabeza

–Ahora si te la vas a ver conmigo Patito feo, de verdad que pensé que podía confiar en ti pero eres peor de lo que pensaba.- dijo el.

Los insultos llegaron, aún no entendía la desesperación por el estúpido trabajo. Me arrincono encima del escritorio y de la furia lo empuje haciendo que cayera al piso.

Después me tomo por sorpresa y tiro de mi mano, haciendo que cayera con el. De la rabia me le encime, los dos rodamos por el piso entre patadas y gritos.

–TE ODIO.- GRITE.

–YO IGUAL FENÓMENO, MALDITA SEA ME CAES COMO UNA PATADA EN LAS BOLAS.- GRITO.

Su ceño estaba arrugado por la rabia. Respirábamos el mismo aire de odio puro, mientras nos mirábamos a la cara, tirados en el piso.

Entonces le escupí.

–YA BASTA FENÓMENO, NO ERES UNA DESADACTADA O UNA ENFERMA PARA COMPORTARTE ASÍ CON TODO.- dijo zarandeándome.

Continuaron los insultos y los gritos mientras recorríamos todo el piso.

Sabia que estaba despelucada y hasta con el vestuario improlijo en ese momento.

Maria apareció de la nada por la puerta

–Que pasa aquí chicos? Los gritos se escuchan hasta afuera del edificio. Que mal ejemplo es este? Ahora mismo tendrán que venir conmigo, a solucionar esto.

Su cara fue de sorpresa al conseguirnos en el piso.

Nos paramos en seguida.

Suspiré. Las personas siempre nos conseguían en estos momentos incómodos.

–Vamos ya mismo.- dijo Maria saliendo de la oficina.

Y al salir por la puerta Santiago me tomo de la mano haciendo retroceder y me susurró al oído.

–Esto es lo ultimo que harás.- fue lo más escalofriante que pudiera haber dicho.

Haciendo que se erizara mi piel.

Aléjate o déjate llevarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora