Capítulo Veintiocho.

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Vaya que estoy inspirada asdfg.

Alisson.

—Vamos, sube.

Caroline me había obligado como anteriormente había dicho; a acompañarla en busca del vestido perfecto para el baile.

—¿Y bien? — habló mientras se detenía en un semáforo —¿Que tal te ha parecido Junkville?

—La gente me agrada — sonreí.

—Sí, somos bastante amables — un auto se nos atrevezó haciendo que Caroline frenara de golpe. —¡Fíjate, imbécil!

—Uy si, muy amables — me reí.

—Bueno, mejor no me incluyo — reímos.

Después de veinte minutos de camino un gran letrero apareció en el camino. "Bienvenidos a Los ángeles California". 

Todo se veían tan grande y asombroso aquí. Caroline entró al estacionamiento de una plaza y aparcó el auto ahí. Una gran tienda de ropa estaba frente a nosotras, "Ligera's" era su nombre, se veía bastante cara.

—Caroline, ¿Estas segura que aquí comprarás tu vestido? 

—Tranquila, mi papá es el dueño.

Oh. 

—Hola, Sam. — saludó a la cajera — Ella es Alisson — me señaló.

—Mucho gusto — le sonreí.

—Igualmente — me devolvió la sonrisa. 

Había un hombre de espaldas que le hablaba a un chico.

—¿Entendiste, Scott? — Sí, señor — el chico le respondió.

—Hola, papá — lo saludó Caroline — Hola Scott — se sonrojó.

—Hola — le contestó Scott fríamente mientras seguía con lo suyo.

—¿Que haces aquí, cielo? — le preguntó su padre.

—La próxima semana es el baile de primavera y necesito — se recalcó — necesitamos unos vestidos. Papá, ella es Aliss, mi amiga.

—Mucho gusto, Señor — le sonreí.

—Oh, por favor llámame Colton, — sonrío — es horrible que te llamen señor a diario — río — Bueno, elijan lo que más les guste yo me tengo que ir pero si necesitan algo ahí está Scott.

—No será necesario pero gracias papá. 

—Hasta luego, cariño. — besó a Caroline en la mejilla — Adios, Ali. Te las encargo, Scott. — se dirigió a la puerta — cuida la tienda, Sam.

—Si, señor. — le sonrío.

—Adiós, chicas. — se despidió.

—Te quiero. — le dijo Caroline.

—Yo también. — después de eso se fue.

Caroline giró para verme. —Bueno, tenemos la tienda solo para nosotras — alzó las cejas — hora de la acción.

¡Oh santo dios! ¡Que alguien me ayude!

¡Aléjate de mi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora