Capítulo 43

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Siento miedo. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo. No entiendo bien que pasa pero por más que trato de obtener algo hace que me sienta lejos.

Quería resistir, rehusarme a sacar esa bala y causar un daño mayor pero... quería hacerlo. En el fondo lo quería, sacar esa bala y causarle un poco más de dolor. Quiero que sufra un poco por lo que me hizo, así que esto será sencillo; alguien le puso a la carne algo que no lleva y yo solo tengo que quitarlo.

Me zafo de su agarre sin mirarlo y voy al baño. Busco los primeros auxilios y regreso con él. Yo no soy una persona a la que le guste que le digan qué hacer, o que la traten como Dante lo hizo, pero ¿a quién le gusta que la traten así? Y ahora que lo menciono me pregunto qué pasó con él.

Suspiro sin tener la necesidad de hacer preguntas o pensar en lo que le pudo pasar pero si siento un sabor amargo.

Cuando logro por fin sacar la bala me siento exhausta, Henry se quejaba en silencio negándose a soltar un quejido en voz alta. Acabé con mi manos sucias de sangre, las sábanas y el piso, era un desastre.

- Tiene que revisarte un doctor. ¿Qué fue lo que pasó? -comienzo a recoger todo y antes de que pueda irme Henry me jala hacia él atrapándome entre sus brazos. Lo que tuvo en mis manos fue a parar al piso.

Su mano recorre mi espalda haciendo que mi cuerpo entero se tense. No quiero que sus manos recorran mi piel, ni mucho menos sus labios que se mueven solo sobre los míos. Quiere que corresponda y cuando intento apartarme me tira sobre la cama.

- No... no... -trato de empujarlo pero él sólo aprisiona mis manos dejándome indefensa.

- Dilo.

- ¡Me lastimas! Me estás lastimando...

- Lo sé, y no pararé hasta que lo digas.

- Henry... ¿qué te pasa? Me duele...

Le suplico que me suelte, pero es como si estuviera poseído, su agarre me aprieta tanto que gemidos de dolor salen de mi boca.

- Ya lo sé todo... lo sé -susurro y solo bastaron unos segundos para que me soltara-. Los... asesinaste...

- Al fin, me comenzaba a inquietar el hecho de que aún no lo descubrieras -hace caricias en mi cara con delicadeza-. Y dejame decirte que lo que hiciste, me tomó por sorpresa, Cassie.

- ¡Asesino... tu...!

Siento el dolor como no lo sentí antes, es como si recientemente acabara de enterarme de sus muertes.

No lo sufrí lo suficiente.

No lloré lo suficiente.

Me olvides de ellos, haciendo que sus muertes no estuvieran presentes y así negar a la realidad. Ellos ya no están y no volverán.

Cuando alzo mis ojos llorosos me percato de que Henry ya no se encuentra sobre mi. Está recostado en la pared con una mano en la herida de su pierna. Se ve cansado y no podría importarme menos. Me pongo de pie.

- ¿Por qué? -no responde, lo único que hace es darme la espalda-. ¡¿Por qué?! ¿Ahora no puedes mirarme a la cara? Eres un cobarde... todo este tiempo tu...me miraste a los ojos y me lo negaste. Él tenía razón sobre ti.

Se ríe escandalosamente sin un ápice de humor, solo se ha burlado de mi y que todo el mundo sepa quién es él y que su cara ronde por todo internet noble hace gracia. Aunque esto no debió de pasar hoy, ¿qué cambió?

- Te odio, Heist, aborrezco cada parte de ti y espero que te pudras en el infierno.

Le tiro todo lo que está a mi alcance, esquiva lo que puede hasta que sostiene mis brazos. Le doy un golpe con mi pie en su herida y esto hace que me suelta, así que comienzo a darle bofetadas mientras no paro de llorar y gritarle.

Alguien me aparta de él hasta que ya no hay más forcejeos ni golpes. Alguien clava lo que creo es una jeringa en mi brazo. Yo me aparto mientras tropezó con mis propios pies, alejándome de ahí. Antes de caer en la oscuridad veo como a cuatro personas que no logro identificar.

Ya que pierdo la conciencia.

En El Olvido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora