[Noche de Luna Llena.]
Makis.
Sentía que mi guerra había hecho que todo el romanticismo que podía experimentar Mi Luna había sido apagado y me sentía culpable por eso. Yo sabía que era una cretina cualquiera cuando de joder se trataba, pero ella era especial, ella era mi algo especial y se merecía algo especial.
—Quiero que duerman fuera esta noche. — Susurré sin importancia cuando tomé dos sorbos de mi café negro de la mañana. — Necesito que la cabaña esté sola.
—¿Esta noche? — Cuestionó incrédula Juliana. — Hay luna llena, ¿estás segura de estar sola?
Le miré con ojos fríos. — Creo que me sé controlar bastante bien, beta. — Las palabras casi salieron como gruñidos animales. — Y si te digo que necesito la casa sola, es porque ustedes se irán sin oponer resistencia.
De inmediato bajaron la cabeza, asintiendo apresuradas.
—Como ordenes.
Ni siquiera era consciente de todo lo que quería hacer para ella, pero sabía que quería darle algo especial , hacerme merecedora de su amor de las maneras más dulces, pese a que ya me pertenecía, pese a que ya se había entregado a mi de casi todas las maneras posibles; necesitaba hacer algo por ella, para demostrarle que también estaba completamente entregada a sus brazos.
Desde hace días que sentía esa necesidad desesperante de estar a su lado, de sentir su piel de alguna manera para que ella también me sintiera. No obstante, la luna llena había llegado con más fuerzas que nunca, incrementando esa necesidad casi dolorosa, en donde cada segundo transcurrido se transformaba en una daga que laceraba mi pecho y se clavaba en mi corazón.
Inmersa en esa misma necesidad desesperada había corrido a esa cárcel que todos llamaban colegio y me había instalado en un alto que había en la entrada principal, moviendo los pies al compás de las manijas del reloj. Lo primero que me golpeó fue el dulce olor que desprendía su piel y pronto llegó la música más bella, su corazón latiendo medio agitado; luego y como integrante final de esa hermosa obra, escuché un suspiro de su boca de caramelo.
—Mi Luna. — Susurré a los vientos justo antes de que apareciera entre los chiquillos babosos que no me permitían verla. — Mi cielo.
Ella venía distraída, pensando en las muchas cosas que habían pasado esos últimos días y en el hecho de ir un poco retrasada a su primera clase; vale mencionar que nunca llegaría a esa clase porque pensaba secuestrarla y llevarla conmigo para darle un momento de felicidad.
—Princesa bella. — Llamé un poco más alto cuando intentaba pasar a toda velocidad por mi lado. — Hermosa. — Alcé la voz una vez más mientras me escurría para tomar su cintura y apretarla contra mi pecho. — ¿Es que no me escuchar, preciosa?
—Makis, voy atrasada a la primera clase. — Reclamó removiéndose para librarse de mi abrazo. — Y la señorita me dijo que otro atraso sería una falta segura.
—No sé de que hablas, Luna. — Gruñí en su oído, intentando mantener cierta parte de mi cuerpo bajo control, pero ese gusanito escurridizo no lo estaba haciendo fácil. — Yo tengo entendido que hoy no viniste al colegio.
Bufó claramente frustrada al no poder huir. — Makis, estoy aquí, en la puerta del colegio. — Dio otro tirón, consiguiendo que la apretase con más fuerza. — Estás usando tu fuerza y no es justo.
—Ven conmigo. — Casi ordené, dando un beso suave en su hombro. — Tenemos mucho que hacer.
—Makis. — Sabía que decir mi nombre en un tono medio enojado era una especie de última herramienta. — No me dejarás entrar ¿verdad?
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Mi Luna. - (Ventino) [Makia]
FanfictionNatalia Afanador vivía en un pueblo en el que "normalidad" no se podía definir como una palabra muy usada, porque hasta el cartel de bienvenida era raro. Un día cualquiera, una noticia llegó, el ataque de lobos hambrientos había inquietado a su ciu...