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¿Salir? No, no volveré a cometer el mismo error de la noche anterior

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¿Salir? No, no volveré a cometer el mismo error de la noche anterior. Esa puerta se mantendrá cerrada pase lo que pase.
Tengo que pensar bien las cosas, debo ponerme firme, no me dejaré intimidar por quien sea que esté del otro lado del cubículo. Haré mi mayor esfuerzo para no tenerle miedo.

Junté fuerzas y repetí mi pregunta—¿Quien eres?.

—Ya te dije que si quieres saberlo, debes salir de ahí.

—No lo haré, te pido que hables ahora, te escucharé pero no saldré de aquí adentro... Por favor.— susurré al final. Todo mi valor se estaba disipando realmente rápido, soy una cobarde.

—Ahg, bien, lo haremos así entonces.— esbocé una sonrisa de triunfo y alivio.—Dime una cosa, ¿Estas vestida?.— bueno, la alegría no me duró tanto, ya que ahora me encontraba confundidisima.

Atiné a responder con algo de miedo. La situación me está sobrepasando, todo esto es demasiado surrealista para mi simple vida.

—¿Eh? S-si, lo estoy....Pero, para que quie— no pude ni concluir la frase ya que la persona detrás de esa puerta había falseado la cerradura con un pin y había entrado, volviendo a cerrar detrás de él. Me había acorralado.

—Que onda.— susurró con una sonrisa torcida.

Bien, estoy frita.

Estaba tiesa, mi cabeza comenzó a doler, mareándome. Sentía mi cuerpo caliente de toda la adrenalina que estaba soltando, hasta creí que me iba a desmayar del miedo. Lo tenía en frente mío, el mismo rubio de la noche anterior. Ya no estaba cubierto de tierra, sorpresivamente traía el uniforme de esta universidad.
Lo único que pude hacer, sin pensarlo mucho, fue saltar y cabecear su barbilla, para distraerlo y tratar de escapar de ese maldito baño.

Si, le di un cabezazo.

El muchacho sostenía su zona afectada con su gran mano, creo que lo vi sonreír un poco, daba miedo. Mi impacto le había afectado menos de lo que pensé, y eso que había golpeado con todas mis fuerzas. Mi cabeza dolía por el punzante dolor, mi visión estaba un poco borrosa pero de todas formas me las arreglé para salir corriendo del lugar.
El fácilmente podría haberme atrapado antes de escapar, pero por alguna razón no lo hizo. No le tomé importancia ya que debía salir de ahí lo más rápido posible.

¿Que estaba pasando? ¿Que ME estaba pasando? Tan solo fui al baño, lloré un poquito y de la nada el loco de la ventana se mete a mi cubículo, le doy un cabezazo en la barbilla y salgo corriendo. Sin dudas, aún más bizarro que la noche anterior.
No entiendo, no entiendo nada de esto. Quiero irme a casa, pero no puedo parar de correr.

Sin darme cuenta, había llegado al final de uno de los tantos pasillos de la Universidad. Abrí la gran puerta y subí las escaleras hasta la terraza. Nunca había ido a ese lugar, pero sabía que extrañamente no estaba prohibido y varios alumnos iban a pasar un rato solos o con sus amigos y parejas. Solo quería alejarme lo más posible de este tipo.

Una vez ahí, me derrumbé en el suelo. Creo que la presión del momento me hizo levantar fiebre, mi cerebro iba a explotar tratando de procesar todo lo ocurrido. Estaba arrodillada en el suelo, tratando de recuperar el aliento perdido en esa carrera que pareció ser infinita.
Mis ojos querían llorar, yo quería soltar toda la frustración pero decidí no hacerlo. Me aguante las lagrimas y en su lugar una sonrisa se asomó por mi rostro.

Me estaba riendo.

Por fin, luego de tanto tiempo, quizás años. Nunca me había sentido tan viva como hoy. Mis lagrimas retenidas comenzaron a escaparse, llegando hasta la comisura de mis labios, pero esta vez sabían a otra cosa.
¿Felicidad? ¿Alivio? No estoy segura, mis lamentos además de ser salados me sabían a victoria y satisfacción.
No podía parar de reír. Tal vez era la fiebre, o tal vez era pura alegría.

En silencio, incluso si una parte de mi no quería hacerlo, le agradecí al rubio de la ventana.

——

Mi barbilla dolía, no mucho, pero ese golpe había hecho que rechinen mis dientes. No tenía ni idea que esa mocosa poseía skills de defensa personal, siendo que debía tener un guardaespaldas en cada esquina de su casa.
Se me escapó, más bien, la dejé escapar. La asusté no una, si no que dos putas veces y no pude lograr mi objetivo.

Soy un incompetente.

Esa estupida niña se las arregló para escabullirse entre mis manos y yo no hice nada para detenerla. Todas mis posibilidades de corregir mi error de ayer se habían desvanecido de la manera más boba posible.

Resignado, ni siquiera me preocupé en perseguirla. Salí de el baño de mujeres y me encontré con Jennie y Hoseok, quienes me estuvieron esperando afuera todo este tiempo.

Jennie se me acercó preocupada.— ¡Yoonie! ¿Estas bien? Te sangra la barbilla... ¿Que pasó ahí dentro?.— soltó preocupada, posando su mano en mi mejilla.— vimos como una niña salió corriendo del baño, ¿era ella?

Tomé su muñeca y la alejé de mi rostro.— La idiota se me escapó, me dio un maldito cabezazo y huyó de la forma más cobarde posible. Seguramente ya le avisó a algún profesor, me espera otra expulsión, maldita sea.

Estaba realmente furioso, dejé que una niñata me venciera y escapara solo por que me quedé plasmado sin hacer nada. Realmente me había sorprendido esa respuesta de su parte.
Quiero decir, las mayoría de veces que pelee con mujeres perdí, pero eso fue hace mucho tiempo y tampoco sabía si podía considerar esta pelea como una derrota, es más, ni siquiera había sido una pelea como tal.

Realmente estaba frustrado por el hecho de no haber resuelto nada, solo había empeorado más la situación. El miedo de perder a mis amigos volvió a crecer en mi, mis errores podían llevarnos a todos a la ruina.

Hoseok me miraba apenado, el sabía lo mucho que este fracaso significaba para mi y nuestro futuro. Se veía preocupado, ni siquiera podía hacer alguna de sus payasadas para alegrar el ambiente. Estábamos abatidos.
Jennie, por otra parte, tenía la mirada perdida. Seguramente estaba pensando alguna solución, o palabras de aliento. Conociéndola, esta muy enojada conmigo.
Ninguno de nosotros sabía como contarle los sucesos a Jungkook y Chaeyoung. Tampoco sabíamos como explicarles que la culpa era totalmente mía.

No podía soportar haber jodido la situación de esta manera. Los dejé ahí y me fui hasta la biblioteca. Esperaba que al menos hundir la frustración en la lectura calmase mis torturas mentales a las que me sometía.

Tengo que resolver este gran problema, tengo que hablar con la hija de los Kim.
Por ellos.

 Por ellos

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⏰ Última actualización: Aug 25, 2020 ⏰

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