luego de la cita con mi psicólogo caminaba agitado adentrandome al gran bosque, mis ojos llorosos no podían permanecer mas tiempo abiertos pero la necesidad de verte una vez más era tan, pero tan grande que mataría. mataría por nosotros, por ver tus claros ojos mirarme y decirme que me deseas. tus labios gritando mi nombre y diciéndome todas esas bonitas palabra.
pasos quedaban para llegar a ese gran árbol y treparlo hasta adentrarme en la pequeña casa de madera que había construido alguien desconocido.
allí estabas, sentado en el borde con una manta cubriendo tus hombros— al fin llegas, jackie — me dijiste con un tono suave y una pequeña sonrisa, me acerqué hacia tus labios y acortamos la distancia en un cálido beso. acariciaba mi mejilla y yo sostenía tu cadera, necesitaba tener contacto contigo porque era lo único que me curaba de verdad. el beso se profundizaba y decidí reincorporarme apoyando mi espalda en la madera, estaba incómodo.
— te extrañe, gus — solo hiciste un sonido afirmativo, así eras. nunca me mostrabas tu cariño realmente.
en un momento lograste subirte a mi regazo y colocaste tus piernas en ambos lados, abriste los ojos y me miraste fijamente durante unos segundos. tus ojos celestes eran algo más penetrantes, algo asi como un celeste más oscuro sin llegar a ser azules.
palpabas con tus pequeñas manos encima de mi camisa en busca de más, tocando mi abdomen y queriendo desabrochar los botones de la misma, pero yo no quería hacerlo. decidí separarme porque no vine a eso, no me sentía seguro hoy.— ¿que te sucede? — miraste mis ojos, estaban empapados en lagrimas.
— otra vez fui a ver a Frederick, dice que debo tomar estas pastillas — dije buscando en la mochila y sacando un pequeño tarro con pastillas rosas — según ellos tu no existes, eres una alucinación o algo asi.
— sabes que si existo, ¿no?
— si, lo sé, pero ellos insisten en que no es así. por momentos creo lo que dicen. son tan insistentes que mi cerebro lo toma como algo real. estoy cansado de ir cada semana a verlo por que mis padres creen que estoy loco. ellos podrían conocerte, ¿no lo crees? tal vez asi vean que eres real y que somos novios.
— no es así de sencillo, no tengo suficiente tiempo para esas cosas de adolescentes.
— si, entiendo.
me dolía que no me apoyaras, gustabo. que solo me vieras como alguien para tener sexo casual y luego dejarme. para mi eras mas que eso, mucho mas. suspire fuerte y te aleje a un lado. apoye mi cabeza en el una pared de la casa oyendo el rechinar de la madera ya vieja y suspire fuerte.
— hace más de cinco años voy de psicólogo en psicólogo porque ven algo mal en mi y me siento abrumado de tantos análisis, ¿por qué no me creen?
— no lo se, Jack , pero podemos mejor no hablar de eso.
— no me ayudas de mucho así, sabes. eres alguien muy importante para mi y sólo piensas en ti.
— tuvimos esta conversación más de tres veces, ¿que quieres que te diga? — tu forma de hablar era extraña — ya pasará y te dejarán de molestar pronto.
— si, mejor me voy — dije crédulo.
tome mi mochila, guarde las pastillas y la coloque en mi espalda. no aguantaba estar más en ese lugar, el olor a hojas húmedas comenzaba a marearme y hoy gustabo estaba un tanto distante, prefería volver en otro momento. encamine mi cuerpo hacia la puerta y baje un escalón de la gastada escalera, fabricada con pequeños trozos de arbol. antes de perderlo de vista dije unas últimas palabras.
— hoy no quieres verme y esto es incomodo, nos vemos luego.
— sabes jack, todos tenemos problemas y debes aprender a resolver los tuyos.
desbordabas soberbia mires por donde te mires y me daba asco pensar que pude estar con alguien así. nunca me contaste tus la problemas a pesar de que intente conocerte mas y siempre te vi como alguien capaz de amar. estaba muy enojado y no supe que hacia, mi cabeza era un asco.
— vete a la mierda, gustabo.
— anda, huye.
mi cuerpo dejo de ser mio, senti como un sentimiento de odio recorrio toda mi espina dorsal y como esos comentarios no dejaban de atacarme "vamos jackie, el no te quiere y nunca lo hizo" una brisa tocó suavemente mi oreja derecha, saque un mechero y mi vista se nublo. recuerdo miles de llamas y pedazos de tronco desparramados por el suelo, sangre y luego oscuridad. sirenas de bomberos y policías muy al fondo de mi mente y mas oscuridad.
-aterrado-
— explíqueme señor Jack como es que usted estaba en el lugar de los hechos — dijo lentamente un agente de policia con pelo gris claro.
— yo estaba hablando con mi novio — al decir esto mi madre, sentada a mi derecha, giro los ojos en señal de cansancio — y habíamos discutido, no recuerdo por qué.
— bien, en el lugar de los hechos se pudo encontrar una mochila con un paquete de cigarrillos, una libreta y cartera. dicha cartera contenía documentos al nombre de Jack Conway. su cuerpo estaba a unos pocos metros de dicha mochila y usted se encontraba con un encendedor — moví mi cabeza de lado a lado buscando calmarme, me estaba angustiando de tantos datos y acusaciones.
— ¿usted esta diciendo que mi hijo provocó ese incendio? — exclamó a los gritos mi madre.
— señora, su hijo era el único en el lugar y con un mechero entre las manos, no hay más indicios. las únicas huellas de ese lugar coinciden con sus zapatillas y el cuerpo encontrado sin vida presenta marcas de adn coincidentes a la de su hijo, no hay mucha vuelta que darle al caso.
mi corazón se detuvo al escuchar que un cuerpo fue hallado en dicho lugar.
— ¿un cuerpo? — dije titubiando.
— si, este cuerpo no tenía documentación y esta calcinado, lo que queda de él se encuentra bajo investigación en morgue.
me dejaron ir, todo era muy reciente y no querían encerrarme sin pruebas concretas.
mis padres fueron a dormir y en cuanto pude fui hacia la habitación de mis padres a tomar un metal que escondi en mi mochila y corrí ese bosque.ya no habían policías, sólo una zona acordonada con cinta plástica de peligro al rededor del lugar, las ignore y vi como nuestro árbol estaba reducido en cenizas. un hueco creció en mi pecho al ver que todo fue real y miles de es recuerdos llegaron.
— no hagas nada, Jack, calma — gritaste cuando me viste con un mechero entre manos — deja eso en el suelo.
— estoy cansado de ti, de mí y de mi cabeza y hago esto por los dos, tú no existes gustabo. eres una creación de mi cabeza déjame libre por favor.
encendí el mechero y lo lance hacia el suelo, las secas hojas ardieron en cuestión de segundos y quedaste atrapado. las maderas de la pequeña casa en la que tantos abrazos, besos, risas y caricias habíamos tenido estaba desplomandose y con ella tu existencia.
mi cuerpo se abrazo en un grito de "¡no eres real, déjame libre!"si eras real, siempre lo supe y te mate sólo por mi cabeza, era momento de liberarme a mi de ella. el verdadero enemigo era mi cabeza. abri la mochila y saque un arma, solo tenía una bala y tendría tu nombre.
serás libre, ya no contaré con una muerte encima de mi espalda. la voces de mi cabeza me dejarían en paz de un vez.
si un árbol cae en medio de un bosque ¿hará ruido?uno.
dos.
tres.
vacío. libertad.
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