2.- Welcome to the real world, kid.

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Que estupidez. Deja de verte en el espejo.

No podía dejar de hacerlo. Fuertemente estaba deseando haberme maquillado al menos un poco.

A Tom Hiddleston no le va a importar si llevas maquillaje o no. No le importar sobre ti. Dejate de ilusiones.

Pero mi lado emocional estaba gritando, intentando callar mi lado lógico.

Apenas salí de la oficina de Henry, corrí al baño mas cercano y me mire al espejo. Estaba a punto de entrevistar a uno de los actores mas brillantes de Inglaterra y ¿es así como me le voy a presentar?

Debajo de mi abrigo largo tenia un vestido color esmeralda, sin mucho escote, porque no tengo nada que presumir, se ajustaba en mi cintura y caía como un tutú hasta llegar a mis rodillas. Recordé cuando vi el vestido el día en que lo compre, estaba emocionada porque era la primera cosa que compraba con mi primer salario. Días después ya ni me gustaba el vestido. Remordimiento de compradora, lo llamaría una de mis pocas amigas.

No era mi mejor atuendo y definitivamente no la mejor manera de conocer a una celebridad.

Hice sonar mis tacones mientras caminaba de un lado del baño ojeando los papeles que me había dado Henry. Habian preguntas escritas allí, que yo debía hacer en la entrevista. Cosas sobre su mas reciente obra de teatro, futuros planes, etc.. Pero solo serían un monton de preguntas si no ponía algo de entusiasmo de mi parte.

Pon tu mejor sonrisa, anda. No te morirás por ser amable..

— ¡Hola, Tom! —Dije al detenerme frente al espejo a practicar mi mejor sonrisa. Hice varias muecas que podrían hacerse pasar por un gesto amable pero las desheche casi todas— ¡Hola, Thomas! —Volví a decir con un tono más agudo.

Ugh, ¿quién eres, tu madre?

Si, lo que más deseo en este mundo es parecerme a mi madre saludando hipocritamente a lo que ella llamaba amigas.

Mi respiración empezó a agitarse y me recosté de la pared más cercana y así calmarme. Cerré mis ojos y deslicé mi mano en uno de los bolsillos de mi abrigo solo para sentir entre mis dedos mi inhalador. Quería sostenerlo, solo por si acaso.

Calmate, puedes hacerlo. Si logras esto, lograrás cualquier cosa. Es solo una persona. Una persona.. maravillosa.

Desde pequeña mi padre me llevaba al teatro, pues teníamos la oportunidad económica de hacerlo varias veces al mes. Solía ponerme mis mejores vestidos y subir de primera al auto para irnos mas rápido. Mi ojos se iluminaban al empezar y casi saltaba de asiento al final de cada obra para aplaudir con toda la fuerza de mis manitos.

He continuado con esa tradición incluso ahora que vivo sola, solo que no con tanta frecuencia. Por lo que el nombre de Hiddleston me había dejado en semejante estado de nerviosismo, sus obras eran impresionantes y su actuación brillaban entre las demás. En muchas ocasiones he querido ir tras bastidores pero sabía que solo lograría avergonzarme.

Pocas cosas me emocionaban pero definitivamente una buena obra de Shakespeare podía llamar mi atención.

— Bienvenida al mundo real, niña. —Una voz estricta y familiar me hizo abrir los ojos ahogada del susto.

Divisé el reflejo de Julie-Ann en el espejo y luego le miré con los ojos muy abiertos. Ella, con el ceño fruncido, me jaló del brazo para colocarme frente al espejo y remover mi cabello para arreglarlo, en la encimera de los lavamanos estaba lo que pude identificar como un bolso lleno de maquillaje.

— Julie-Ann.. —la morena no me dejo terminar porque me mando a callar.

— Debo arreglarte. Como estas no puedes ni acercarte a él. Se vera mal frente a la cámara.

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⏰ Última actualización: Aug 29, 2015 ⏰

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Anxious Dependecy [A Tom Hiddleston's fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora