XV. El rey de la selva

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-Tú... tú sabes-Tartamudeó con una indecisa sonrisa parándose frente a la única mujer.

-Ella sabe-Le afirmó Richard-Pero insistía que debía decírtelo a ti-Hizo una mueca en molestia; pero no lo manifestó.

Con las manos abiertas y mostrándose educado y con un tono de voz dulce, Lee se dirigió a ella.
-En un futuro ambos podemos colaborar, podemos triunfar y llegar a la sima, tener a todos a nuestros pies, revolcándose en el polvo como mugres lacras, pero todo dependerá de ti.

Varios soltaron risas sin si quiera disimular, Ara también lo hizo, le causaba gracia lo sínico que podía ser aquel hombre.

-No será así de fácil-Le dijo apática.

-Pon tu precio-Respondió desinteresado. Al ver a la mujer reír y virar los ojos, a completó-Todos tenemos uno-Antes de que Ara respondiera, Jimin se apresuró a interrumpir.

-¡Tú...tú no puedes, no, no puedes saber, sólo se lo conté a Hyungsik!-Gritó con un nudo en la garganta. El miedo le corrió de pies a cabeza, nunca llegó a tener tanta confianza con ella como la tenía con su hermano mediano, su sangre.

Ara se acercó a su hermano, aún atado, sus ojos recorrieron su cara masculina, en los ojos de ella se apreciaba un intenso deseo de poseer aquél rostro que veía con tanto rencor.

-Él me lo dijo, hermanito-Tomó entre sus dedos la barbilla de Jimin mientras la zarandeaba.
-Al muy baboso se le escapó, nunca ha podido guardar bien los secretos ajenos, bueno...-Sonrió
-Al menos pudo guardar mi secreto-Lo soltó dejándole una marca roja de sus dedos.

-¿De qué hablas?-Le preguntó Jimin. Ara lo ignoró por completo y se giró a su negociador.

-Quiero una suma con muchos ceros y...-Finjió pensar
-Tambien quiero que maten a Jimin, no, sabes qué, no, sólo matenlo a él-Señaló a Jungkook.
-Torturenlo frente a mi querido hermanito, que sienta el dolor que pasé al verlo junto a mi novio.

-Espero que sea todo, no te creas tan importante-Dijo Lee.

-Ve preparando los botes, se me puede empezar a olvidar el camino-Amenazó pasado de largo a todos e irse a su camarote.

-¡Ya la escucharon, muevanse!-Gritó Richard.

A mitad de océano preparaban su malévolo plan para secuestrar gorilas, un gran equipo con armas y deseosos de cazar. El señor Lee sonreía al pensar que cumpliría su misión para su señora, y Ara apenas se iba adentrando a su mundo.
Era apenas medio día y la neblina daba mal aspecto.


...

En las orillas de la selva, el oleaje acabó de arrastrar un cuerpo humano.

Su cuerpo totalmente mojado con sus prendas sucias de sangre, mugre y, acabadas, su arrugada piel se ablandó en el agua y aún con pulso, a los pocos segundos levantó su espalda de la tierra tosiendo y escupiendo agua.

Talló sus ojos y observó su alrededor, le dio un escalofrío cuando recordó su misión.
Jamás había pisado la selva y era mucho más aterrador de lo que parecía.

-Ni si quiera era éste el plan-Dijo a la nada sacándose su zapato y azotarlo contra un árbol para que el agua saliera.
-Realmente las vi, idiotas-Refunfuñó-Vi sirenas.

Apretando sus prendas para exprimir el agua, comenzó a caminar lentamente por la selva.
-Úúo auau o era Úa uuu~, no, no, era Wakawaka u-u-ú

-Bien, dónde estarán los gorilas-Se quedó por más de cinco minuto observando la selva con las manos en su cintura.
-¡Pero qué diablos! Soy un viejo con suerte!, sólo debo caminar, y caminar y asunto...-De repente, su pie se enterró entre unas ramas corriosas, con ayuda de sus manos empezó a jalar, pero aún así su pie no salía.

JUNGKOOK: EL REY DE LA SELVA | KOOKMIN| 1982Donde viven las historias. Descúbrelo ahora