CAPITULO 1

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Era un camino oscuro, era como estar en un túnel. Tenía miedo, no podía ver por dónde iba, quería a mi familia ¿Dónde estaban todos? ¿Por qué estaba sola? 

De repente una luz apareció en la mitad del camino por el que estaba yendo.

- No temas- Dijo una voz a la distancia- Yo estoy contigo.

- ¿Dónde estás?- grité sin conseguir repuesta- ¿Dónde estás?- repetí.

- A tu lado- respondió una voz melodiosa antes de que unos ojos negros aparecieran frente a mí. Eran hipnotizantes, pero por más que trataba solo podía fijarme en ellos, no podía ver el rostro de la persona frente a mí.

- ¿Quién eres?-susurré 

- Vine por ti- respondió

Sentí un pesó enorme sobre mi cuerpo y no podía respirar bien.

- ¡Despierta cumpleañera!- escuché el grito de mi hermano en mi oído- ¡Sol!- me removí y abrí mis ojos. Solo había sido un sueño.

- ¡Muévete William!- grité removiéndome bajo mi hermano- ¡Pesas!- me incorporé en mi cama y vi a toda mi familia frente a mí, con un enorme pastel de cumpleaños en manos de mi madre. Mi hermano se quitó de encima y se paró junto a los mellizos Drake y Anthony, que a su vez se encontraban junto a Sebastián el mayor de mis hermanos.

- Feliz cumpleaños pequeña- dijo mi padre acercándose a darme un sonoro beso en la mejilla.

- Felices 18 enana- dijeron los mellizos al unísono- Me debes una golosina- volvieron a repetir al unísono y empezaron a reír como dementes. Sebastián solo me miró con calma y una sonrisa se dibujó en su rostro la cual respondí. Mi hermano no era de hablar mucho, pero yo entendía sus miradas como nadie.

- Felicidades mi vida- dijo ahora mi madre, sacándome de mi charla de miradas con mi hermano. Se acercó con el pastel- Pide un deseo- Le sonreí y pensé en mi deseo, soplé las velas y todos aplaudieron.

- Gracias familia- dije con los ojos vidriosos por la emoción.

- Todo para la princesa de la casa- dijo mi padre.

- ¡Eh! ¿Qué acaso nosotros no contamos?- dijo William uno de mis adorados hermanos y con quien hacia siempre mis travesuras- ¿Por qué todo es para ella?

- Porque soy la más linda de los hermanos- repliqué- Acostúmbrate.

Seguimos riendo un rato más y luego todos nos dirigimos a arreglarnos pues hoy era el primer día de mi último año de preparatoria. Peiné mi cabello con cuidado, era largo y oscuro, lo até con una de mis cintas favoritas color turquesa y me vestí con unos jeans y una blusa de un color similar a la cinta que contrastaba bien con mi piel pálida. A veces me preguntaba porque yo era tan blanca, es decir mis hermanos tenían la piel bronceada y debo decirlo eran bastante guapos, en cambio yo era...Decente, ni tan guapa, ni tan fea, ni tan delgada, ni tan gorda.

Cuando bajé las escaleras mis hermanos ya estaban listos. Sebastián estaba en último año de universidad, él iba a ser el arquitecto de la familia. Drake y Anthony estudiaban veterinaria e informática respectivamente, estaban en su segundo año. William decidió estudiar gastronomía y hoy era también su primer día en la universidad.

- ¿Nervioso?- le pregunte a William.

- ¡Puff! No, yo soy William Bolat. Estar nervioso no va conmigo- sonreí aunque noté que si lo estaba.

Nos despedimos de nuestros padres y cada uno tomó su camino. Bueno yo como siempre me colé en el auto con Sebastián puesto que detestaba tomar el autobús. Al llegar a la entrada de la preparatoria mi hermano cortó el silencio en el que siempre viajábamos.

CUANDO UN DEMONIO TE BUSCADonde viven las historias. Descúbrelo ahora