마녀: brujaSus pisadas retumbaban contra la tierra húmeda del frío bosque. El cielo aún tenía tonalidades oscuras, probablemente era la madrugada. Sus pies descalzos manchados con tierra sangre, corrían con rapidez, huyendo de las voces que lo perseguían. No se percató de cuánto tiempo estuvo corriendo y cuan cansado estaba, hasta que tropezó con la raíz de un árbol.
Desafortunadamente, aquello atrasó su paso y en menos de un minuto los hombres que lo perseguían ya se encontraban pisándole los talones. No le tomo mucha importancia y siguió corriendo, sintiendo como a cada bocanada de aire que tomaba, le pesaba aún más la respiración.
Corrió y corrió, hasta que llegó al final del bosque. Al parecer los hombres ya no lo seguían. Sin embargo, lo último que vio fue una pequeña casa borde del bosque y cayó entre los altos pastizales que lo rodeaban, derrotado por el cansancio.
• • •
Una atractiva mujer de tez pálida y cabello negro se encontraba caminando dentro de una habitación que daba por entender que en el pasado había sido una enfermería. Un cigarrillo reposaba entre sus dedos y el humo de este salía a través de sus labios rojos. Caminaba entre las camas, mientras varios sujetos armados con armas de fuego, entraban y salían. Las paredes, el piso y todos los muebles de aquella habitación se encontraban manchados de sangre, y varias huellas de manos y pies se podían observar entre todas aquellas espeluznantes manchas. No obstante, aquello no era lo más aterrador de aquella habitación, sino la pila de cuerpos que se encontraba en el centro de aquel lugar, de los cuales todos eran de niños y niñas. Sangre escurría por debajo de la montaña de cuerpos y el olor que desprendía empezaba a ser increíblemente desagradable. La mujer sonrió de manera soberbia y siguió caminando entre todo aquel desastre. Salió de aquella habitación y se introducía a un pasillo con puertas similares de la que había salido. Aquel pasillo también era una horripilante vista, con las paredes, piso y hasta el techo, manchados por igual con aquella sustancia roja.
Siguió caminado por aquel edificio, que por donde observará, se encontraba igual de horrible que el pasillo y la enfermería. Tras unos cinco minutos salió por lo que parecía ser la puerta principal y la que llevaba al exterior. Al salir, un automóvil negro se encontraba esperando por ella.
Mientras caminaba hacia este, la imponente y tétrica construcción de concreto de la que salió, se erguía sobre el automóvil. Un sujeto le abrió la puerta trasera de éste y ella se introdujo con toda la gracia del mundo. Del sobrio edificio seguían entrando y saliendo sujetos cargando con ellos varias camillas cubiertas con sábanas. Justo cuando dos sujetos salían cargando una camilla, debajo de la sábana blanca que la cubría, se deslizó una pequeña mano pálida. La sangre escurría por sus blanquecinos dedos, hasta que la sangre goteó sobre la tierra húmeda.
La mujer suspiró con pesadez y volvió su mirada al exterior del automóvil, mirando todo a través de la ventana, con algo de aburrimiento.
Repentinamente, varias pisadas apresuradas retumbaron por el suelo.
— Camina.
La mujer dirigió la mirada hacia aquellas pisadas y voces y sonrió con crueldad al ver de que se trataba. Varios hombres vestidos de negro caminaban hacia donde ella se encontraba. Justo al final de todos aquellos sujetos, un solo hombre se encontraba jalando del hombro a un niño de unos 12 años.
Sus ojos miraban al suelo y su vista se notaba perdida. Sangre, mugre y tierra manchaban su rostro y sus pies descalzos. Su negra cabellera se encontraba enmarañada y pegada al pálido y fino rostro con sudor. Sin embargo ninguna emoción se veía reflejada en su semblante, solo uno pequeño dejó de indiferencia y pérdida.
— Solo encontramos a este. El pequeño...— terminó de decir el hombre negando con la cabeza hacia la mujer.
— Mmm... Ya veo. Pero si este niño pudo llegar tan lejos, creo que de algo nos servirá.
Antes las crueles palabras de la mujer, el niño de tez pálida levantó la mirada por primera vez desde que estuvo frente la mujer. Sin embargo, lo único que pudo ver, fue la malvada sonrisa que enmarcaba el rostro de la mujer.
Tras aquello la mujer le dio la señal al conductor del automóvil y se marchó, no sin antes dedicarle una mirada arrogante al niño.
— Vamos. —El hombre que aún lo sostenía por el hombro, lo empujó para que caminara. En cambio, los hombres no pudieron ver los puños apretados y la mirada cargada de odio que aquel niño le dirigía al suelo.
• • •
Fue abriendo los ojos lentamente y trató de ajustarse a la luz. Sentía que estaba sobre una superficie demasiado esponjosa y acogedora. Cuando sus ojos se acostumbraron a su entorno, lo primero que vio fue que había dos hombres al lado izquierdo de la cama. Miro hacia el otro lado y una mujer con sus facciones llenas de preocupación lo miraba.
— Hola, veo que ya te encuentras mejor. Estuviste inconsciente por tres días. —dijo el mayor de los hombres. Su rostro se encontraba ya algo arrugado y algunos cabellos blancos de empezaban a asomar en su cabeza.
— Te dejaremos un momento a solas ¿si? —dijo la mujer con un tono dulce. Los tres adultos se levantaron, cruzaron la amplia habitación en donde se encontraba y cerraron la puerta. Tras ella se pararon los tres.
— Presenta signos de amnesia disociativa. Seguramente tuvo un shock muy grande o paso por una situación increíblemente terrorífica para sufrir de eso y más a una edad tan joven.
— ¿Que podemos hacer? —pregunto la mujer consternada al doctor.
— Lo único que pueden hacer es tratarlo con cariño, si es que desean quedarse con el.
El matrimonio miraron al doctor con preocupación y asintieron, era lo mejor que podían hacer por aquel pequeño y lastimado niño.
Después de unos diez minutos, la pareja volvió a entrar a la habitación en donde se encontraba el niño. Este se encontraba jugando las sabanas de la cama y observando todo a su alrededor. Al percatarse de la presencia del matrimonio, sus grandes y expresivos ojos los miró. El cabello negro y lacio hacían que su rostro se viera aún más inocente. Una pequeña marca de una cicatriz se alcanzaba a observar en una de sus mejillas.
— ¿Como te llamas, pequeño? —pregunto el hombre con una amable sonrisa, al sentarse cuidadosamente sobre la cama. La mujer lo siguió y se puso atrás de él, tomando a su esposos por los hombros con seguridad.
El niño medito por un rato y al final con un suave tono de voz, contesto:
— Jungkook.
okay, es la primera vez que escribo tanto en wattpad bYEee y si ya se que witch es sustantivo femenino pero aquí rompemos barreras okay?
p.d: perdonen los errores
e incoherencias ;)
ESTÁS LEYENDO
the witch + yoonkook
Fanfictionpretender no recordar resulta más fácil que guardar el rencor y los recuerdos + yoonkook + inspirado en La Bruja: Parte 1. La subversión