Natsu no taizai "Hermosa Razón"

Capitulo 2: Tranquilidad.

- Despedida - Salí de la oficina de mi nuevo ex-jefe con una cara que ni yo podía con ella.

- ¿Pero qué le pasa por la cabeza a ese anciano estúpido? Ha de ser venganza porque le rechazaste la invitación a cenar ayer. - Dijo mi ex-compañera Matrona con aires de enojo.

- Pues no lo sé, pero por lo menos me pagó la quincena. Ya es el quinto trabajo del que me corren ¿Qué le diré a Arthur? - El solo recordar todos los gastos de la casa, la escuela y otros gastos me aterré.

- No creo que tú hijo te reclamé algo, así como me lo cuentas parece ser de corazón débil. - Dijo Matrona demasiado fría - Mi hermana menor trabaja de cocinera en una casa rica, le pagan muy bien, le preguntaré si hay trabajo para ti. - Algo bueno de Matrona es que siempre ayuda a quienes quiere, a pesar de ser tan cortante.

- ¡Gracias! De mientras voy a buscar trabajo en un local o algo así, cuando tengas noticias avísame por favor.

Me despedí de Matrona y salí del que antes había sido mi trabajo en "Refacciones La Sierra" odiaba trabajar ahí, era estar cargando materiales pesados, además de soportar a los clientes machistas que llegaban, pero sabía que todo ese esfuerzo sería recompensado al ver la cara feliz de mi hijo cada que llegó a casa.
Caminé varías cuadras y no encontré letreros en ningún lado de "Se solicita empleada" ni nada por el estilo. Ya me estaba empezando a doler la cabeza cuando sentí una vibración en mi bolso, era mi celular que sonaba con mi canción favorita  "Good day" no reconocí el número así que contesté lo más seria posible.

- Bueno ¿Quién habla?- por un momento no escuché a nadie así que iba a colgar cuando...

- ¿Hola? ¿Hablo con Elizabeth Linares? - Me espanté ante esa pregunta.

- Sí, ¿Quién la busca? - no sabía si colgar o seguir la llamada.

- ¿Ellie no me recuerdas? ¡¿Cómo puede ser que mi prima se olvide de mi tan fácil?!

- Eh... ¿Nadja? ¿Eres tú? - Ahora lo entendía, la que estaba al otro lado de la línea era mi prima Nadja, que vive en Inglaterra. - ¿Cómo estás? ¿Y mi sobrina? ¿Cómo está todo por allá?

- Pensé que en este lugar todo sería menos ruidoso pero me equivoqué, en fin paso a tu casa a verte en una hora, llevaré galletas.

«¿Qué dijo?»

- ¿Nadja, estás aquí, aquí? Me refiero a que si estás aquí en el país.

- Claro, no te lo había dicho porque era sorpresa pero a Gowther le dieron un intercambio laboral así que nos mudamos. Pasó en un rato, ten listo el té ¡Bye!

Colgué la llamada y me quedé unos minutos en pause para recapitular todo desde el inicio como cualquier persona madura.

- No... Puede... Ser... ¡VOY A TENER VISITAS Y LA CASA ESTÁ HECHA UN DESASTRE! - con "madura" me refería a mí propia definición, incluidos los miedos de que vean la ropa que saqué de la lavadora o los trastes sin lavar.

Si fuera una caricatura, ahorita mismo me parecería a un personaje de videojuego corriendo a toda velocidad para que no me maten los monstruos. Literalmente lo primero que hice llegando a casa fue estrellar la puerta contra la pared, esconder la ropa otra vez en la lavadora y lavar los trastes a la velocidad de la luz.