Capítulo 14: El llamado del salvador

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Schiltach, Alemania
25 de Agosto del 2021
09: 45 am

Miykal Lawler

Cataclismo una palabra poderosa y peligrosa, un desastre inminente que no tiene retroceso pero si fin, que derrumba todo a su paso sin aviso ni tampoco otorga tiempo para poder huír. Cada roca que edifique, cada muro que construí han comenzado a desmoronarse y lamentablemente les estoy dando lo que quieren, ansiaban romperme pues felicidades lo lograron. Es imposible no sentirme humillada después de todo soy humana, de carne y hueso, cuyos sentimientos a pesar de estar ocultos no dejan de existir. Hay dos cosas que siempre he intentado mantener discretas. La primera se asocia a la muerte de mi madre, a ese pasado trágico y caótico, siempre evado ese tema a toda costa pues mi objetivo es impedir que alguien escarbe a profundidad en la telaraña frágil y delicada del asunto que solo nos concierne a los que de verdad sufrimos, los que realmente salimos afectados por su pérdida. El último secreto que ahora han golpeado como un saco de boxeo, aquel que me atormenta desde que tengo uso de memoria y no deja de perseguirme año tras año a pesar de los tratamientos que he soportado, el cual expone sin pudor la enfermedad que nunca tendrá cura, una mente que está dañada, podrida, aturdida y poco amada. Tal vez creáis que estoy exagerando pero si tan solo estuvierais en mi posición, entenderíais mejor mi reacción.

Soy como la maldita luz de un faro, atrayendo la atención de miles de barcos, varios ojos se incrustan preguntándose si la chica nueva está en el lugar correcto ¿Cómo lo sé? Los murmullos que técnicamente no dejan de repetir una y otra vez el diagnóstico de locura que he demostrado en tan solo cuestión de minutos. Escuchó perfectamente cada palabra, cada entonación y los gestos que sus rostros expresan como forma de desprecio, de inseguridad, de confusión ante el grito inexplicable que ha salido de mis cuerdas vocales. Estoy petrificada, respiro por inercia más no porque quiera, mi mirada no deja de observar a los victimarios quienes sonríen sin pudor, sin ninguna pizca de dolor o arrepentimiento por el acto cometido. Ellos lo provocaron estoy casi segura pero ¿Puedo probarlo? Se sintió tan real, tan letal que inclusive cuesta contemplar que todo haya sido producto de mi imaginación. Necesito que alguien me diga que no estoy delirando, que la alucinación ha sido verdad y sobre todo sentir apoyo antes de caer en la desesperación.

Hace años prometí que no me dejaría afectar por la opinión de los demás, debía renacer de las cenizas, surgir entre las tinieblas y crear fuerza la cual claramente carecía en ese entonces, tenía que adquirir una personalidad que no se dejará intimidar ni agobiar por ningún ser con grandeza de superioridad. Doce años de paz y tranquilidad, cuatro mil trescientos ochenta días donde mi coraza me había protegido de aquellos opresores desquiciados. Fingía tan bien que inclusive por momentos quedaba asombrada por la capacidad de mentir que poseía a la perfección, soporte comentarios denigrantes que a cualquiera le bajarían el autoestima automáticamente, ignoraba aquellas burlas fuera de lugar que la envidia no dejaba de alimentar, la ausencia de un padre que nunca llegaba a tiempo a los recitales, los días de la madre que celebraba en aquel cementerio abandonado y poco cuidado.

Solo tengo dos puntos vulnerables, de los cuales uno ya ha sido atacado. A pesar de que quiera salir de este lugar y esconderme bajo las cobijas he decidido hacer todo lo contrario. Perdí una batalla más no la guerra, debo volver a colocarme la máscara de la indiferencia, recuperarme a pesar de la inestabilidad que ha bloqueado todo pensamiento positivo, sonreír cuando no hay gota de felicidad en mi sistema, al fin y al cabo no es la primera vez que me fragmentan en pedazos.

Solo fue un momento de debilidad, no demuestres más vulnerabilidad

El maestro Robertson hace su mejor esfuerzo por tratar de calmar aquellas hienas que no disimulan la necesidad de devorarme, animales carnívoros que desean aniquilarme. Rowan Rhode al igual que Edmon Eichmann se han quedado callados sin embargo aún conservan las sonrisas que tanto aborrezco, algún día se las arrancaré, lo disfrutaré sin dudar. Decido sentarme, ya he dado un buen espectáculo, querían presentación pues la tuvieron y en primera fila que no es lo mismo. La clase de biología continúa como si nada hubiese sucedido, el silencio vuelve a reinar y poco a poco siento como la calma se integra lentamente. A pesar de que todo parece haber mejorado sé que el peligro anda rondando. Intentó enfocar mi mente en otra cosa, algo que me haga perder la noción del tiempo e impida que siga sufriendo y justo cuando pensé que nada me salvaría aparecen unos ojos heterocromáticos trayéndome la paz que tanto imploraba. Un azul tan suave como el cielo y un verde bastante impactante me observan con curiosidad, me hace sentir que soy algo digno de admirar. Los minutos pasan, él me sigue observando como si el mundo estuviese a punto de colapsar y solo quedáramos nosotros dos antes de colisionar. Debería sentirme incómoda por tal atrevimiento pero aquel acto irrespetuoso lo considero maravilloso porque él inspira confianza y ciertamente conlleva a que tenga esperanza de encontrar un alma cuerda en todo este pueblo infernal.

MI SANGRE EN SUS MANOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora