Cuando llega el amanecer

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Acariciaba con cuidado la vieja y arrugada pasta de aquel libro, el cuero de monstruo que lo envolvía se encontraba desgastado, ligeras quemaduras, ralladuras y sangre lo cubrían dando a entender la aventura y vida que envolvía en sus palabras aqu...

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Acariciaba con cuidado la vieja y arrugada pasta de aquel libro, el cuero de monstruo que lo envolvía se encontraba desgastado, ligeras quemaduras, ralladuras y sangre lo cubrían dando a entender la aventura y vida que envolvía en sus palabras aquel simple diario.

El más fiel compañero de su dueño.

Los dibujos y pequeñas muestras de plantas se mantenían pegadas dentro de esas amarillentas hojas, la hermosa letra rodaba con dedicación esos pequeños fragmentos, hasta volverlos obras maestras, pero por si fuera poco, las dulces palabras de posdata en sus hojas, rompían la poca cordura reunida en la oscura noche.

Tome una hoja al azar dentro del libro y la leí con cuidado tratando de no romperla.

29 de febrero del año 4112

"A mi pequeña damita Emily, el invierno de los lobos llegara en algunas semanas deseo ir pronto a casa, te traeré algunos dulces el reino Noksu que tanto habías pedido, ya que ha estado tranquilo desde la aparición de la reina, no debes preocuparte por mi y dile a tu madre que tu hermano no se enfermara aun si las manadas de los lobos nos atacan, con su famoso rugido de hielo tal y como en tu historia favorita" Con amor Koro Sannoumaru

Toque las letras con nostalgia  —Te extraño papá —Hoy era el aniversario de la muerte de mi padre, no recordaba la mayoría de mis momentos  junto a el, pero hoy se cumplían nueve años desde que desapareció...

Llore amargamente sosteniendo su  diario.

Tome bocanas de aire frio regulando mi respiración.—Ya es tarde —Susurre con mi voz llorosa y algo ronca, si mi madre sabia que los volví a leer me mataría.

Me levante con cuidado temiendo despertar a mi madre, mis pasos fueron algo torpes guiados por la adrenalina del momento, no era la primera vez que tomaba uno de los diarios sin permiso, pero ya era pasada la medianoche había roto el toque de queda en casa.

No deseaba hacer enojar de nuevo a mi madre.

Me moví de la biblioteca, a mi cuarto con cuidado, evitando los muebles con agilidad, logrando mi meta, volví a toda prisa y silenciosamente me acurruque deslizándome por la colchón evitando el rechinar de las tablas de la cama. Sin mucha más fuerza decidí caer en brazos de Morfeo.

....

¿Donde estoy? ¿Por qué estoy aquí?

¿Era un campo de batalla?

Camine sin rumbo fijo, me sentí perdida y algo desorientada. Pero mi cuerpo se movía en contra lo que pensaba mi mente, como si ese lugar de sangre y sabor oxido no fuera algo nuevo.

Las guerras a lo largo de los años eran lo que más caracterizaba al reino Touzen y este escenario no era nada extraño para mi o para cualquier ciudadano, pero eso me hacia sentir extrañamente refrescante y ansiosa.

Era algo contradictorio.

—Parece tu primera vez —Escuche una voz firme pero elegante dentro de mi cabeza, mis pies aceleraron el paso, pisando sobre los cuerpos en descomposición sin la más mínima vacilación.—Debes ser un pequeño ratón todavía —Repentinamente la luz se desvaneció como si se tratara de una mera ilusión. 

Sentí la urgencia de correr pero mis piernas estaban clavadas como cuñas en la tierra, dos ojos rasgados de forma vertical brillaron de un fascinante color violeta como una amatista, me observaron con frialdad, no pude evitar soltar un gemido y temblar de puro terror.

Una mujer apareció rodeada de la oscuridad como si ella fuera la oscuridad.

Sus iris era una linea recta como una serpiente, fieros y certeros tratando de devorarme, sentía que iba a despellejarme viva con la mirada, llevaba algo parecido a un vestido largo estilo sirena lleno de escamas, su cabello se enrollaba en pequeños chinos, era largo pero no parecía estorbarle, en la mano derecha llevaba una espada larga y en la otra una cabeza humana a la que le faltaban los ojos y dientes.

Apenas la observe la tiro sin inmutarse y la piso con sus hermosos tacones trozándola, después de algunas pisadas fue deshaciéndola finalmente con un liquido viscoso desconocido.

Su vestido tenia una abertura que dejo ver su pierna junto a unos tacones altos nada adecuados para sus acciones, sin embargo parecía una diosa de la calamidad lista para decretar sus mandatos, con las piernas temblorosas, hechas gelatina me mantuve entumida y fija en mi lugar.

Su cuerpo deprendía olor a muerte, sesos, junto a sangre y viseras ensuciaban su hermoso vestido y sus tacones pisaban sin piedad alguna las "sobras de su victima".— Por que me temes niña —Comento en un tono neutro, afilando su espada con sus propias uñas que estaban adornadas con uñas finas de metal un chillido surgió del brutal choque— Después de todo.. yo soy tu destino—Unos hermosos labios gruesos de tono rojizo se enroscaron con maldad al verme.

—¡NO!—Grite exaltada, me recompuse de un salto en la cama, mi espalda llena de sudor frio, con la respiración agitada, trate de ubicarme en mi entorno.–

La luz del amanecer entro por la ventana de mi habitación, el leve tintineo de mi reloj recompuso mi sentido de la realidad parpadee perdida en mis pensamientos sobre lo que había pasado. Suspire tratando de disipar el aire apretado de mi pecho y decidí comenzar a prepararme para las clases.

Sin saber lo mucho que mi vida cambiaría después de ese día.

Capitulo 1

Medusa: La Caída Del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora